El escritor cruceño radicado en Brasil vuelve con una nueva novela, Los faroleros, donde el suspenso cargado de una línea de terror rodean los vaivenes de su protagonista, Donatien.
¿Qué fue lo difícil al momento de hacer una novela con el suspenso como principal ingrediente?
El lector actual es un lector de internet y un lector de televisión. En televisión, usted para atrapar a alguien necesita más o menos 10 segundos; los escritores tenemos un poco más de tiempo, quizás dos, tres o cinco minutos.
Estamos en una época más difícil que años antes, ahí está el suspenso: uno tiene que crear las situaciones que lleven a otras, una unión de clímax y anticlímax, para tener su atención.
El protagonista de la novela es descrito como “un joven hedonista de nuestro siglo”, usted cree que eso caracteriza a las personas en estos tiempos?
Sí, exactamente. Es una época de hedonismo y también de narcisismo. ¿Qué es lo que hacen en las redes sociales? Uno de repente ahí es el centro del mundo, se ha perdido el contacto con el prójimo, entonces, mi personaje se equivoca mucho en su percepción de los seres humanos porque por narcisista no consigue conocer al otro, ya que para lidiar mejor con el mundo uno tiene que olvidarse de sí mismo; es lo que aconsejan en las artes marciales: “si uno se olvida de sí mismo y deja de protegerse, se vuelve poderoso”. El narcisismo nos vuelve débiles
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