martes, 23 de enero de 2018

Alex Ayala Ugarte: “Siempre hay que evitar escribir sobre lo obvio y el lugar común”


Luego de casi dos décadas de vivir en el país, el periodista español, Alex Ayala ha decidido emprender nuevos rumbos pero antes de partir ha reeditado sus tres exitosos libros de crónicas y prepara un cuarto. De eso y de su visión del periodismo en el país conversó con EL DEBER.
La editorial El Cuervo presentó días atrás las nuevas ediciones de los tres libros que has publicado con ese sello. De una manera retrospectiva y dentro de tu trayectoria periodística ¿Qué significaron cada uno de ellos?

Los mercaderes del Che fue una manera de reivindicar que se puede hacer periodismo en torno a ilustres desconocidos. La vida de las cosas fue un intento de recuperar la esencia de objetos que aparentemente, a simple vista, no eran capaces de decirnos nada. Y Rigor mortis fue una apuesta personal alrededor de un tema del cual ya se había escrito mucho, pero quizás no lo suficiente. Los tres libros me empujaron a reflexionar acerca de la sociedad en que vivimos. Esa es la ganancia que me llevo.

Los mercaderes del Che fue un libro publicado bajo el sistema de crowdfunding que, según tus propias palabras, fue el primer libro de crónicas de América Latina en impulsarse a través de una plataforma de este tipo. ¿Cómo fue esa experiencia y qué aprendiste de ella?
La experiencia fue exitosa y me demostró que una buena red de contactos y amigos siempre suma y casi nunca resta. Las herramientas y oportunidades están ahí y deberíamos recurrir a ellas más a menudo.

Tu segundo libro fue La vida de las cosas y en la época en que lo presentaste dijiste que “los objetos nos pueden ayudar a comprender mejor a sus propietarios. Todos conservamos cosas que nos retratan, que explican mucho de nosotros” ¿Qué objetos tuyos crees que mejor te retratan?

Yo, como todos, también tengo mis pequeños fetiches. Entre ellos, un duende de color azul, un ejemplar original de la revista donde se publicó Frank Sinatra está resfriado, el perfil de Gay Talese sobre el cantante, o un gorro de lana que utilizaba mi madre antes de morir. Cada uno de ellos muestra alguna faceta mía: el primero un mundo fantástico, el segundo mi lado más periodístico y el tercero el sentimentalismo.

Se dice que Rigor Mortis fue un libro que vendiste en tiempo récord. Muchos de ellos en cafés y entablando un diálogo directo con los compradores. Seguramente tendrás muchas anécdotas de esos encuentros ¿Hay alguna que valga la pena contar?

De esos encuentros, la verdad, en estos momentos no recuerdo ninguna anécdota memorable. Pero a mí me han servido para estar en contacto directo con los lectores. Un libro en una librería es un objeto frío. En un café, y de mano en mano, se convierte en un objeto vivo, que echa humo, que invita a la conversación, al apretón de manos y al intercambio.

Con frecuencia has dicho que cuando escribes tus crónicas tratas de no aburrir, entretener y desengañar. ¿Nos podrías explicar cada uno de esos ingredientes?

Los grandes maestros del cine y del periodismo siempre dicen que el peor estilo es el aburrido. Una crónica debe informar y contar una historia, pero también hacerle pasar un buen rato al lector. En ese sentido, yo creo que son importantes tanto el fondo como la forma. De nada sirve que seas un reportero excelente a la hora de investigar si a la hora de escribir no sabes darle un ritmo a todo lo que has descubierto.

Y lo de desengañar tiene que ver con las cosas que uno llega a descubrir. Siempre hay que evitar escribir sobre lo obvio y el lugar común. Una crónica es también una aventura que tiene que ver con el conocimiento.

Si bien has dicho que no crees en las recetas ¿Cuál ha sido el mejor consejo que te han dado para escribir tus relatos?
Jon Lee Anderson es uno de los maestros que reivindica el instinto como una de las mejores armas -no la única, obviamente- del periodismo. Y yo creo que lleva razón. A veces, lo mejor que uno puede hacer mientras investiga un tema es dejarse llevar por la intuición. La intuición es nuestro sexto sentido.

Sabemos que estás preparando un nuevo libro de crónicas ¿De qué trata?
Será sobre payasos de cumpleaños. Porque ser payaso es cosa seria y creo que eso es algo que hasta ahora no hemos contado.

Con más de una década en Bolivia ¿La situación del periodista ha mejorado o ha empeorado?

La situación del periodismo en estos momentos es la que es -no muy buena- porque los modelos de negocio tradicionales ya no están funcionando.

Toca adaptarnos. Y deberíamos ir más allá de transcribir las declaraciones de nuestras grabadoras para darles luego contexto y forma. Si queremos seguir contando historias, debemos ponernos las botas y salir a la calle todos los días.


Ayala deja Suramérica para narrar crónica de Europa escondida

El periodista español Álex Ayala dejó el fin de semana Suramérica después de 16 años de vivir y escribir en Bolivia para ir a España, una realidad “más cercana” donde él creció, y así indagar sobre la Europa “menos conocida”.

“En el oficio y en lo personal hace falta un cambio de aire, quiero viajar a sitios distintos, quiero acercarme a una realidad más cercana donde yo crecí”, dijo a Efe Ayala.

Después de recorrer países como Colombia, Perú, Argentina o Brasil, pero sobre todo Bolivia, sus crónicas de un periodismo narrativo cada vez más escaso dejan el testimonio de personajes cotidianos pero con grandes historias humanas, reflejado en tres libros.

“Los mercaderes del Che” (2012), “La vida de las cosas” (2015) y “Rigor Mortis” (2016), el último gracias a la beca Michael Jacobs de periodismo de viajes, suman este legado antes de emprender una nueva aventura en su “pasión por contar historias”.

Sus páginas plasman desde las vivencias del sastre que ha visto en paños menores a políticos como Evo Morales a los recuerdos de quienes conocieron al Che Guevara y ahora venden camisetas con su rostro, pasando por el duelo de un perro hacia su dueño y el hombre que plantó un árbol para luego fabricar con él su ataúd.

El periodista se va a Vitoria, su ciudad natal en el norte de España, con la intención de explorar y descubrir nuevas historias de su tierra como también de países que considera que son poco conocidos, pero que son interesantes en Europa.

“Tengo interés en países como Ucrania y Rumanía, me llaman mucho la atención por su historia y si tengo la oportunidad, poco a poco me gustaría conocer más porque hoy únicamente los conozco por los libros”, expresó Ayala.

El autor vasco enfocó su trabajo en el periodismo narrativo en su etapa en Latinoamérica, donde muy pocos medios de comunicación apuestan por una crónica que cuesta tiempo y dinero.

Volcarse en este género se convierte más una cuestión de “amor propio”, confesó horas antes de emprender rumbo a España.

“El soporte del periodismo narrativo, más que los medios tradicionales, es el libro y ahí es donde puede tener más impulso”, señaló al respecto.

Ayala dio una serie de talleres estos últimos años en Bolivia sobre periodismo narrativo, que impulsó a muchos periodistas y escritores a explorar este género.

“He intentado transmitir, más allá de las herramientas y trucos, una pasión y obsesión por leer buenas cosas, por descubrir buenos autores, por involucrarse más con sus historias y si he podido dejar algo de mí en ellos, yo me considero satisfecho”, sentenció.

Expresó que se va con muchos recuerdos de Bolivia por su “efervescencia” como país, porque siempre pasan cosas interesantes.

“Es un país del que es difícil aburrirse”, recalcó.

Ayala llegó a Bolivia a sus 22 años con una beca y se consolidó como un referente en el periodismo narrativo en el país y la región, de la que se va a los 38 años.

En 2008, Ayala fue Premio Nacional de Periodismo en Bolivia y fue fundador de la primera revista de periodismo narrativo del país, Pie Izquierdo, aunque ya no está en circulación.

Ayala colabora con revistas como Etiqueta Negra en Perú, El Malpensante en Colombia, Esquire en Estados Unidos y ha sido alumno de reconocidos cronista como el peruano Julio Villanueva y el colombiano Alberto Salcedo.

Esa pasión por la crónica seguirá ahora en Europa, donde a mitad de año espera publicar “Ser payaso es cosa seria”, sobre el oficio de quien se gana la vida alegrando la de los demás. (EFE)

Jorge Muñoz y su viaje por el mundo de letras en colegios

El escritor y profesor boliviano Jorge Muñoz viajó por más de 50 años por toda Bolivia para ofrecer personalmente, en las unidades educativas, sus libros con temática de conocimiento general. En entrevista con EL DIARIO relató sobre sus experiencias e incentivó a la juventud a crecer culturalmente con la lectura.

Su madre fue quien lo incentivó a temprana edad a la lectura. Ella le leía libros de cuentos y otro tipo de textos que captaron su atención, posteriormente, Muñoz comenzó a escribir temas básicos y cuando fue adulto empezó a seleccionar diferentes temáticas de conocimiento general para ofrecerlos en los puestos de periódicos, pero principalmente en las unidades educativas.

“Opté para vender a los colegios pidiendo los respectivos permisos (...) luego fue a otros departamentos y luego a otros países", declaró.

Relató que es complicado para un escritor vivir de sus obras, pero en su caso logró salir adelante con sus producciones, resúmenes, textos para aprender inglés y otros idiomas, Muñoz también ofreció libros referidos a los ovnis.

En la aventura que decidió emprender se encontró con todo tipo circunstancias, a veces no fue sencillo vender un libro, pero también hubo ocasiones donde sus textos se agotaban con facilidad.

En los viajes que realizó, hubo momentos que le generaron alegrías y satisfacciones, una anécdota que comentó fue cuando los niños de las unidades educativas se aprendían las poesías de sus libros y las recitaban en frente de él.

Pero a medida que fueron pasando los años, Muñoz advirtió que la juventud va perdiendo el hábito por la lectura, lo cual preocupó al escritor porque considera que ello se debe a la falta de incentivo de los niños de las unidades educativas.

“Es triste decir que en Bolivia se lee muy poco (…) Sucede que no se ha implantado políticas de cultura en los colegios, no se ha incentivado. Debe haber un programa (…) El libro es el mejor amigo porque está siempre al lado de uno para acompañarlo, además es un capital y no desaparece", finalizó.

Jorge Muñoz es de profesión escritor, además dictó en varias unidades educativas las materias de lenguaje, literatura e inglés. Actualmente se especializa en astrofísica y tiene programada la producción de un texto.

domingo, 21 de enero de 2018

Ayala deja Suramérica para narrar crónica de Europa escondida

El periodista español Álex Ayala dejó ayer Suramérica después de 16 años de vivir y escribir en Bolivia para ir a España, una realidad “más cercana” donde él creció, y así indagar sobre la Europa “menos conocida”.

“En el oficio y en lo personal hace falta un cambio de aire, quiero viajar a sitios distintos, quiero acercarme a una realidad más cercana donde yo crecí”, dijo Ayala a Efe.

Después de recorrer países como Colombia, Perú, Argentina o Brasil, pero sobre todo Bolivia, sus crónicas de un periodismo narrativo cada vez más escasos dejan el testimonio de personajes cotidianos pero con grandes historias humanas, reflejado en tres libros.

“Los mercaderes del Che” (2012), “La vida de las cosas” (2015) y “Rigor Mortis” (2016), el último gracias a la beca Michael Jacobs de periodismo de viajes suman este legado antes de emprender una nueva aventura en su “pasión por contar historias”.

Sus páginas plasman desde las vivencias del sastre que ha visto en paños menores a políticos como Evo Morales a los recuerdos de quienes conocieron al ‘Che’ Guevara y ahora venden camisetas con su rostro, pasando por el duelo de un perro hacia su dueño y el hombre que plantó un árbol para luego fabricar con él su ataúd.

El periodista se va a Vitoria, su ciudad natal en el norte de España, con la intención de explorar y descubrir nuevas historias de su tierra como también de países que considera que son poco conocidos, pero que son interesantes en Europa.

“Tengo interés en países como Ucrania y Rumanía, me llaman mucho la atención por su historia y si tengo la oportunidad, poco a poco me gustaría conocer más porque hoy únicamente los conozco por los libros”, expresó Ayala.

El autor vasco enfocó su trabajo en el periodismo narrativo en su etapa en Latinoamérica, donde muy pocos medios de comunicación apuestan por una crónica que cuesta tiempo y dinero.

Volcarse en este género se convierte más una cuestión de “amor propio”, confesó horas antes de emprender rumbo a España.

“El soporte del periodismo narrativo, más que los medios tradicionales es el libro y ahí es donde puede tener más impulso”, señaló al respecto.

Ayala dio una serie de talleres estos últimos años en Bolivia sobre periodismo narrativo, que impulsó a muchos periodistas y escritores a explorar este género. (EFE)

El Gráfico, el cierre de una revista emblemática

l Gráfico marcó un tiempo del periodismo y del deporte. Nació en 1919 como una revista de interés general y pronto se volcó al deporte. Se convirtió en un hito. Salir en su tapa era tocar el cielo deportivo con las manos, con los pies o con todo el cuerpo junto. Pasar los lunes a la noche por el puesto de diarios para comprarlo fue rutina de muchísimos durante décadas. Por sus páginas pasaron varias de las mejores plumas que el deporte y la vida contaron. Con Dante Panzeri y Osvaldo Ardizzone como paradigmas insoslayables. El Gráfico anunció que discontinuará su edición de papel. La empresa Torneos, que la administraba, publicó un comunicado explicando los motivos por los que se determinó el cierre. La situación no le escapa al difícil momento que atraviesan los medios de comunicación. “Torneos lamenta informar que ha decidido discontinuar la versión impresa de la revista El Gráfico. Esta triste decisión se tomó en un contexto global de decreciente consumo de medios impresos que ha afectado a nuestra revista. Adicionalmente, en los últimos años la empresa ha llevado adelante diversas estrategias de producto y comerciales para intentar revertir la situación económica deficitaria de la revista”, dice el comunicado. De todos modos, la empresa aclara que “está analizando otras alternativas para que El Gráfico pueda seguir generando contenidos e información fuera del formato tradicional. Más allá de la interrupción de la impresión de la revista, el archivo de El Gráfico que incluye fotos y ediciones anteriores, está disponible para ser visitado en www.elgrafico.com.ar”. UN POCO DE HISTORIA Hasta hace 15 años El Gráfico salía todas las semanas. En 2002 se transformó en un mensuario. Un síntoma de las dificultades que la industria gráfica comenzaba a padecer. Su primera edición, publicada el viernes 30 de mayo de 1919, ofrece una curiosidad vista con los ojos de este tiempo: un desfile de alumnos. No tiene título en la portada. Apenas un epígrafe: “Los alumnos de las escuelas públicas de la Capital desfilan ante el Presidente de la República”. Eran doce páginas. Fotos y epígrafes, como el nombre mandaba: El Gráfico. Salía inicialmente con formato sábana de 58 x 40. Había una nutrida cantidad de notas sociales, con una sección específica. Allí posaban elegantes mujeres de ese tiempo como Marta Aldao de Hilerte o Mercedes Peña Unzué de Paunero. El deporte ocupaba un espacio menor. En la versión inaugural sólo hubo dos notas sobre la temática: un campeonato de fútbol en Río de Janeiro y un certamen de tenis en las canchas del Lawn Tennis Club. Contaba el eslogan: “Revista de sports, teatro, arte y variedades”. Constancio Vigil fue el impulsor. Uruguayo, nacido en el Departamento Rocha, fundó la revista Atlántida un año antes. El Gráfico fue su segunda creación. En noviembre de ese 1919 llegaría Billiken y ya en 1922 seguiría Para Ti. Gente lo haría en los años 60. El escritor peruano Mario Vargas Llosa -Premio Nobel de Literatura en 2010- contó alguna vez que su infancia estuvo acompañada por las lecturas de El Gráfico y de Billiken. En tiempos sin Internet, las revistas llegaban en papel y mucho más tarde. Y se seguían leyendo. Sus tapas fueron una celebración de momentos diversos y significativos. La segunda tapa fue de aviación; la tercera, de tenis; la cuarta, un desfile militar; en la quinta, recién aparece el fútbol, con un clásico insuperable de esos días entre la Argentina y Uruguay. Recién en el número 158 aparece un jugador producido, Américo Tesoriere (arquero icónico de Boca). Ese modo de ofrecer producciones fotográficas sería uno de los rasgos distintivos de la revista. Los títulos mundiales de la Argentina abrazaron récords. La mayor venta de ejemplares corresponde al título mundial ganado en México, en 1986 con 690.998. Lo sigue el título en 1978 con 595.924.

sábado, 20 de enero de 2018

Multiplicación del Sol se publica en Chile



El reciente poemario del poeta boliviano Gabriel Chávez Casazola, Multiplicación del Sol, fue elegido por la colección Umbrales de la Universidad de Concepción en Chile. La obra se presentó hace dos días.

La edición chilena del poemario se realizó en el marco del XIII Seminario de Literatura organizado por el Doctorado en Literatura de la Universidad de Concepción. Chávez brindó además una conferencia sobre poesía boliviana titulada “Tradición y vitalidad de la poesía boliviana: de la insularidad al diálogo”.

Multiplicación del Sol reúne poemas escritos entre 2014 y 2017, fue publicado también en Colombia, en la colección Los Torreones, y el presente año se prevé que pueda presentarse en Bolivia. María Luisa Martínez, docente investigadora del Doctorado en Literatura y autora del prólogo del libro, afirmó: “Chávez Casazola nos invita a la vida retirada que impone su lectura para, desde esos desiertos, como señala Quevedo, vivir en conversación con los difuntos y escuchar con los ojos a los muertos. No sólo los que se esconden en los libros, sino... los que descubrimos como figuras tutelares disfrazadas en los árboles, los astros, las ausencias, el alfa y el omega del autor, y que constituyen la dicha que cierra el libro...”.

viernes, 12 de enero de 2018

“La tierra en uno” de Marcelo Arduz Ruiz

Hace unas pocas semanas tuve la oportunidad de visitar Tarija, y en el viaje cometí el imperdonable error de olvidar llevar un libro para la lectura. Por suerte, a un acto previsto en esa ciudad acudió Marcelo Arduz Ruiz, quien me obsequió un ejemplar de la nueva edición de su poemario “La tierra en uno” (Madrid, 1985). Así, durante los tres días que allí pasé, durante el día pude visitar los espacios físicos de la ciudad y alrededores, y por la no-che leer los poemas tan profundos y fantásticos del escritor tarijeño.

Como ciudadano español y especialmente ciudadano de Sevilla y Andalucía, pude apreciar que no por nada en aquellos valles a esta ciudad se la conoce como “la perla andaluz de Bolivia”, sintiéndome identificado con los paisajes que contemplaba, la gente que conocía y, por supuesto, con el Guadalquivir, ese río que para tarijeños y andaluces más que un accidente geográfico, es una señal de nuestra identidad.

En Andalucía, este río representa nuestro ser, nuestra esencia, por la riqueza que nos ha dado, pues fenicios, griegos, romanos, cartagineses, árabes, visigodos llegaron a establecerse en las riberas de ese río, que también fue puerta de entrada y salida hacia América.

Sevilla durante más de tres siglos, centralizó el comercio y los viajes hacia América, por eso nuestra tierra guarda esos vínculos fundamentales con América Latina, y en especial con Bolivia y Tarija.

Como amante de la buena literatura, para mí siempre es grato leer, valorar y rendirme ante la belleza del mundo poético. Para aquellos que ven una eterna disputa entre la poesía de la experiencia y la poesía del sentimiento, yo pienso que estos versos consiguen una amalgama perfecta, con particular énfasis de inocencia y profundidad.

En los versos del uno y el “otro” Guadalquivir; el poeta cuenta el tránsito de seres humanos y culturas que van y vienen, pero el río permanece tanto en Tarija como en Andalucía, y todo el tiempo sigue pregonando la permanencia de la madre Tierra y al mismo tiempo la fugacidad de los pasos del ser humano.

Si como lector, uno cree ver y descubrir ciertas afinidades con poetas de otras latitudes , yo no puedo dejar de mencionar que en ám-bitos del Mediterráneo y los viajes, algunos de sus poemas me recuerdan al poeta griego Cavafis, por la conexión con la mitología, la leyenda y la historia, y ante todo, la búsqueda de lo que somos en esos viajes internos y externos, que al final nos conducen a nuestra Ítaca interior.

Por la conexión que logra establecer a través del río Guadalquivir, es que el poeta en su tránsito por los paisajes y parajes de Tarija alcanza cimas fantásticas de calidad, lo mismo en Bolivia que en España y Europa...

En definitiva, creo que a través de Tarija, la poesía y el río Guadalquivir, el poeta ha sabido desentrañar la esencia de la poesía, al ex-presar nuestras dudas, emociones y sentimientos; al preguntarse quienes somos y hacia dónde vamos; y al final como seres falibles, indagar para qué nos hallamos en este transitar por el mundo.

Considero que Marcelo Arduz Ruiz plantea una belleza estupenda, fantástica y personal, y ha logrado escribir poesía en letras mayúsculas, por esto mismo estoy seguro que estos poemas conservan hoy mismo la vitalidad que tenían hace más de treintena de años, cuando por primera vez se difundieron en España...