martes, 7 de junio de 2011

La casa donde nacieron las poesías de Octavio Campero Echazú

Los ambientes todavía poseen reliquias del poeta chapaco. Su hijo Marcel tiene la idea de convertir su hogar en un espacio cultural para Tarija

En la calle Ingavi, casi esquina Ballivián, del barrio El Molino, se encuentra ubicada la casa del poeta tarijeño Octavio Campero Echazú. Puede ser hallada fácilmente porque su fachada externa tiene más de cinco placas de reconocimiento. En sus ambientes internos todavía se respira un aire de historia, literatura y, sobre todo, poemas.

El hijo mayor de Octavio, Marcel Campero Zabalaga, es quien abrió las puertas a EL NACIONAL para juntos iniciar el recorrido por los acogedores ambientes. De principio comentó que su madre, Delia Zabalaga Canelas, resolvió dividir la casa para sus dos hijos, Marcel y Jaime. El mayor se quedó con lo que es la sala principal del poeta y con el patio original principal.

La sala mantuvo muchos rasgos de la época en que el poeta compuso sus principales obras de arte. A Campero Echazú le gustaba cenar en la tarde, daba sus vueltas alrededor del patio y en la noche llegaba a su sala a escuchar música clásica, y también noticias a través de la Voz de América y la BBC de Londres.

Lo que llama la atención es que en la sala todavía se mantienen ambos equipos de radio. El primero es de hace más de 70 años y el segundo data de la década del 50. Él lo trajo de Alemania. Este aparato tiene sus accesorios para tocadiscos y fue uno de los primeros que llegó a la ciudad de Tarija.

Luego hay cinco cuadros antiguos que revelan que Campero Echazú era aficionado al arte. En el primero figura San Juan, pertenecía a la casa paterna y fue recuperada de la capilla del inmueble que tenía en la comunidad de Escapana. Lo interesante es que la obra mantiene los detalles originales.

El segundo cuadro es europeo y pertenecía a los padres de del escritor y tiene un estilo renacentista. La tercera pintura tiene un estilo cuzqueño, pues está bordada con oro y es la imagen del ángel Gabriel. Los otros dos cuadros vienen de la casa materna, de la familia Zabalaga de Cochabamba.

En la sala hay una chimenea de la época adornada con lámparas y objetos que pertenecían al escritor. El poeta se quedaba al lado de la chimenea hasta altas horas de la noche y saboreaba el vino que él mismo fabricaba en su propiedad ubicada en la comunidad de Escapana, cerca del río San Juan.

En esta sala, Campero Echazú compuso sus grandes obras. La madre de Marcel le contaba que hasta las 10 de la noche escuchaba música y luego se concentraba en sus poesías. Cuando ya tenía los versos elaborados en su mente, le pedía a su esposa ayuda para escribirlos. Y entonces le empezaba a dictar.

De esas largas noches nacieron libros de poemas como “Amancaya” y “Voces”, que se preservan hasta hoy como parte de la literatura chapaca.

En la sala también se puede apreciar dos cuadros antiguos, uno de ellos es el retrato de Octavio cuando era joven y está dedicado a su esposa. El poeta conoció a su amada en Sucre y le dedicó una fotografía que dice: “A Delia, mi amada, mi infinita ternura”. Su mujer también fue fuente de inspiración para redactar poemas como “Mientras cae la lluvia”.

Luego hay un comedor de la época con los muebles que existían hace 50 años. El escritor siempre recibía a sus amigos en ese lugar para festejar su cumpleaños y compartir experiencias literarias con colegas como Octavio O’Connor Darlach, Eliberto Trigo Paz, Federico Ávila, Alberto Rodo Pantoja y otros.

Luego viene el patio con plantaciones de naranjos. Por allí uno se dirige a otros dos ambientes y dormitorios que fueron heredados por su hermano Jaime.

Lo que pudo mantener su hijo Marcel fue la biblioteca de su padre, donde está su escritorio original, las lámparas antiguas y más de 500 libros de literatura, de historia y de derecho. Don Octavio era abogado.

Entre los libros más destacados y antiguos uno puede encontrar: “Recopilación de las leyes de los Reinos de las Indias”, que está cubierto de cuero de oveja y fue escrito en 1681, en Madrid, España; también “Relación Histórica del Viaje a la América Meridional”, de 1748; y “La Cronología Hospitalaria San Juan de Dios”, de 1740. Asimismo hay diccionarios, obras de Lorenzo Graciano como “El Criticón”, de 1732, entre otros.

Don Octavio tenía otra biblioteca en Sucre, que luego fue trasladada a Tarija en 1937.

En este ambiente también hay diplomas y premios significativos que recibió el poeta. Por ejemplo, hay uno que le fue entregado por los poetas laureados internacionales, junto a una medalla de oro y una corona de laureles. Y es que su obra fue reconocida a nivel internacional. Además le dieron la medalla del Cóndor de los Andes por su obra literaria, y diplomas de colegios e institutos, toda vez que fue director del colegio Nacional San Luis y docente de la carrera de Derechos Constitucionales en la Universidad Juan Misael Saracho.

Marcel comentó que la casa fue reconocida por varias instituciones en Tarija, como el Club del Libro, el Club de Leones, la Prefectura, la Universidad Juan Misael Caracho y el Rotary Club, entre otros.

Muchas personas llegan de Argentina para conocer y visitar la casa. Por eso uno de los planes que tiene pensado es convertir la casa en un museo, que quede como un espacio cultural para el pueblo de Tarija como parte de su historia.

La propuesta fue entregada a la ex Prefectura para que compre la casa y la convierta en un espacio cultural. A Marcel le gustaría que los ambientes se queden para los tarijeños.



DESTACADO: “El poeta compuso sus grandes obras en su sala. Se quedaba hasta las 10 de la noche escuchando música clásica y luego se concentraba en sus poemas. Cuando ya tenía elaborado en su mente uno de sus versos, le pedía a su esposa ayuda para escribirlo. Entonces Octavio le empezaba a dictar.



CUADRO 1:



BIOGRAFIA DE OCTAVIO CAMPERO ECHAZÚ



Octavio Campero Echazú nació en Tarija, el 21 de noviembre de 1900. Fueron sus padres Don Manuel Campero de la Peña, nieto del último Marqués de Tojo, y Doña Mercedes Echazú Suárez, descendiente de una ilustre y tradicional familia tarijeña.

Realizó sus estudios de primaria y secundaria en Tarija. Durante su niñez y adolescencia, alternó sus periodos de estudios con dulces vacaciones en su finca Escapana, donde la hermosa campiña y la moza del valle tocaron profundamente su espíritu delicado y sensible.

A lo largo de sus años de adolescencia, fue incursionando en el campo de la poesía, hasta dar a luz “Arias Sentimentales”, publicada en La Paz en 1918, cuando el poeta contaba con apenas 17 años.

Al concluir sus estudios de secundaria, marchó para Sucre donde ingresó en la Universidad San Francisco Xavier y obtuvo su Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas y Sociales, en 1931. Su Tesis, intitulada “Génesis, Evolución y Porvenir del Matrimonio”, escandalizó a la vieja sociedad sucrense, que se mantenía en esa época rígidamente subordinada a sus ancestrales costumbres morales.

Durante el período de estudiante universitario fue presidente del Ateneo Carolino de Sucre en los años 1921, 1923 y 1924. Fue presidente de la Federación de estudiantes de Sucre en 1926, desde donde luchó férreamente contra las medidas dictatoriales del presidente Saavedra y a favor de la autonomía universitaria. Una vez más se proyectaba con un espíritu de lucha, pero al mismo tiempo sensible y poético.

En esta misma época, escribió casi un centenar de poesías que fueron sucesivamente publicadas por periódicos y revistas. En ellas se vislumbra su “sed de ternura” y el “fuego de su corazón”. “Celosa” fue un poema que marcó época. En toda reunión donde don Octavio estaba presente se le pedía con entusiasmo que lo recitara.

Viviendo aún en Sucre, fue profesor de literatura del colegio nacional “Junín” durante mas de 12 años; profesor de Filosofía Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad San Francisco Xavier, en 1931; profesor de Literatura y Castellano de la Escuela Normal de Sucre en 1934, 1935 y 1936; miembro de la Asociación Internacional de Escritores de Buenos Aires, y corresponsal de revistas y diarios de Santiago y Buenos Aires.

El 1937 contrajo matrimonio con Delia Zabalaga Canelas, con quién retornó a Tarija. Aquí le dedicó su amor y ternura hasta el último día de su vida. En Tarija fue Director del Colegio Nacional San Luis, de 1937 a 1948; fue uno de los fundadores de la Universidad Juan Misael Saracho, donde dictó la cátedra de Derecho Constitucional, de 1950 a 1969.

En 1942 publicó “Amancaya” y muchos fueron los comentarios de la prensa. En este libro se publicaron joyas literarias como: “Porque Van Diez años”, “Anillo Chapaco”, “Bajo el Churqui Grande”, “La Creciente”, “Canto al Hombre Árbol” y “De Camino”.

Durante la década del 40 fueron innumerables los comentarios sobre su obra “Amancayas”. En 1950 publica su libro “Voces”. En “La Época” de Buenos Aires se leía: “El autor de este libro es, sin duda, alta expresión lírica de la Bolivia actual. Cantor de lo auténtico, de lo nacional, su poesía se nutre en el pueblo y de él capta lo perenne, lo eterno”

En 1961 ganó el Primer Premio Nacional de Poesía. En 1962, la Universidad Juan Misael Saracho le tributó un homenaje en el que se le otorgó una Medalla de Oro y fue proclamado “Maestro de la Juventud Tarijeña”. En el mismo año, la Honorable Alcaldía Municipal le rindió un homenaje en representación del pueblo de Tarija y lo declaró “Hijo Ilustre de Tarija”.

En 1963 publicó su libro “al Borde de la Sombra”. El 15 de abril de 1966, por su destacada labor cultural y docente, se le confirió la condecoración del “Cóndor de los Andes”, en el grado de Oficial. En 1967, el IX Congreso Médico, realizado en Tarija, le rindió un homenaje por su labor cultural y lo condecoró con el “Cóndor de Plata”. En ese mismo año, la Unión Internacional de Poetas Laureados, con sede en Filipinas, le otorgó el título de “Poeta Laureado de la Naturaleza” y le confirió un Diploma de Honor, una guirnalda de laureles de oro y una Medalla de Oro.

A sugerencia de los organizadores del Primer Congreso Nacional de Poetas, realizado en Sucre, en junio de 1967, el Gobierno le confirió la Insignia de la “Gran Orden Boliviana de la Educación” en el grado de Oficial. El Ministerio de Cultura, Informaciones y Turismo, le otorgó la Medalla al Mérito, que le fue impuesta por el presidente de la República, general René Barrientos Ortuño. Fue el 15 de diciembre de 1968, en acto solemne que se realizó en Tarija.

En agosto de 1970, el Ministerio de Educación y Cultura le confirió el “Gran Premio Nacional de Literatura”, correspondiente a 1970, como reconocimiento a su obra literaria y como homenaje póstumo. En noviembre de 2000, el centenario de su nacimiento, la Prefectura de Tarija le confiere la máxima condecoración del Departamento: La Medalla de Oro Moto Méndez.

Octavio Campero Echazú muere el 5 de julio de 1970, cuando contaba con 69 años de una vida predestinada a cantar la belleza. La muerte lo sorprendió cuando escribía un libro. Algunos poemas ya estaban concluidos y a otros les faltaba el título. Su esposa resolvió compilarlos e hizo una edición póstuma a la que intituló: “Aroma de Otro Tiempo”, como la estrofa de uno de sus versos. Se publicó en 1971.



CUADRO 2:



AMANCAYA



Amancaya, amancayita

lámpara de la alborada

en tu cáliz una estrella

se ha quedado rezagada.



Ya en lo ojos de los bueyes

pozos de paz de la casa

amancaya, amancayita

despierta la madrugada

y la vida en los corrales

ordeña leche de vaca.



Amancaya, amancayita

primera copla del alba

no hay mocita que no lleve

tu perfume en la garganta,

cuando te cuelga en su oreja

por confidente del alma.



Amancaya, amancayita

frescura de la mañana

cántaro al hombro, las mozas

se van al río por agua,

y en el aire flota un limpio

olor de ropa lavada.



Amancaya, amancayita

Urna de esencias chapacas,

¡bendita sea la tierra

que te nutre con su savia!

1 comentario: