domingo, 19 de junio de 2011

Al encuentro de las raíces de los Cusicanqui

De Caciques nobles a ciudadanos paceños. Historia, genealogía y tradición de los Cusicanqui, s. XVI-XXI, última publicación de Laura Escobari de Querejazu, relata la trayectoria familiar de los Cusicanqui entre los últimos años del Imperio Incaico y nuestros días. Este largo recorrido, que abarca nada menos que cinco siglos, es al mismo tiempo un viaje por la historia de Bolivia que propone claves para entender al país.

Se trata de un estudio de la genealogía de esa familia, es decir, de un trabajo que busca el origen de los Cusicanqui y el devenir de sus descendientes. Es un material que le sirve a su autora para bucear en las rutas seguidas por 19 generaciones de ese grupo familiar.

En el libro se encuentran los nombres de quienes componen ese grupo, pero también nos habla de sus ambiciones, estrategias y luchas; de los esfuerzos realizados por esos bolivianos para acomodarse, sobrevivir y, si posible, aprovechar los cambios que les va imponiendo la sociedad. Esta historia, que es la de la familia de la autora, puede hacerse extensiva al curso seguido por otros bolivianos que comparten orígenes y destinos similares. La posibilidad de usar el libro como base para ilustrar y comprender las experiencias de otros grupos familiares es, pues, uno de los valores de este trabajo.

Como resultado de investigaciones realizadas en archivos del país y España, la autora establece que el origen de los Cusicanqui se remonta a la etapa incaica y, siempre apoyada en documentos, va identificando los hilos con los cuales puede establecer una continuidad ininterrumpida de descendientes.

De este amplio estudio quiero destacar brevemente tres aspectos: la relación entre algunos hechos históricos y los cambios ocurridos en la vida de los Cusicanqui, las sucesivas identidades sociales que resultan de esos procesos y los símbolos usados por los Cusicanqui en la construcción de sus identidades. Este propósito es posible porque la investigación no es sólo un recorrido cronológico, en el sentido de que no se limita a establecer el orden y las fechas de los hechos que acontecen al grupo familiar que estudia, sino que presenta información sobre las relaciones que los Cusicanqui van estableciendo a través de los trabajos que desempeñan, las situaciones económicas por las que atraviesan y los valores que van orientando sus comportamientos sociales.

Los primeros
Descendientes del Túpac Inca Yupanqui, de ahí su origen noble, los Cusicanqui eran caciques de la localidad de Calacoto ubicada en la provincia Pacajes del ahora departamento de La Paz; es decir, se trataba de autoridades locales.

La llegada de los españoles supuso el primer remezón en sus vidas. La Colonia convierte a los caciques en recaudadores de los tributos que los indios debían pagar a los encomenderos españoles, así como en responsables de otras tareas. Adecuarse a esta situación supuso a los caciques ciertas ventajas: conservaron una posición de autoridad y quedaron libres del pago de tributos. Esta condición relativamente privilegiada determinó que los caciques adquirieran una nueva identidad social al convertirse de alguna manera en lo que podría llamarse una primitiva burocracia indígena.

El acomodarse a esta situación les facilitó, por otra parte, luchar por el reconocimiento de sus orígenes nobles sobre los que se sustentan sus privilegios. A través de registros coloniales Laura Escobari identifica las estrategias que, en 1545, desarrolla el cacique Juan Francisco Cusicanqui para probar su condición de descendiente de Felipe Tupa Inca Yupanqui, personaje que fuera enviado desde Cuzco a Pacajes y que a su vez era descendiente del Inca Túpac Yupanqui. Una evidencia de su linaje es el escudo de armas que se encuentra en el archivo de Indias de Sevilla. Este escudo combina símbolos indígenas con símbolos españoles. Por un lado, figura el retrato del Inca Túpac Yupanqui que es presentado vistiendo un unku “de color azul liso, con la parte superior adornada con rombos dispuestos verticalmente en colores rojo, blanco y verde”, una capa roja o llakota cuya “sucesión de cuadrados y colores identifica linajes y parentesco incaico” y, finalmente, un tocado o mascaypacha, indica la autora. Por otra parte, el escudo propiamente dicho es por sí solo un símbolo hispánico utilizado por la sociedad feudal para identificar linajes y jerarquías sociales. En él destacan elementos hispánicos: el casco de hidalgo con plumas en el primer cuartel, tres torres en el tercero, un águila con dos tigres en otro, junto a una mascaypacha con los colores de la vestimenta del Inca en otro cuartel. La presencia de la mascaypacha en el escudo constituiría el elemento de entrecruzamiento de símbolos que inicia “un mestizaje cultural” entre los Cusicanqui, según la autora.

Los siglos XVII y XVIII son escenarios temporales de las luchas entre diversos aspirantes al cargo de cacique en el pueblo de Calacoto. En otro orden de cosas, una serie de datos presentados en el libro dan muestra del proceso de movilidad social, entendido como la posibilidad de cambiar de situación en la jerarquía de las clases sociales, del que son parte los Cusicanqui. Estos caciques empiezan a acumular riqueza que resulta principalmente de la combinación de actividades agropecuarias con el desarrollo de tareas comerciales. Este hecho contribuye a afianzar sus privilegios sociales que consisten, entre otros en “montar a caballo, vestir a la usanza española y portar armas”.

Laura Escobari plantea que el mestizaje entre caciques y descendientes de españoles se hace más frecuente a partir del siglo XVIII. El matrimonio en 1774 entre Manuel Ascencio Cusicanqui Flores y Rosa Nicolasa Calderón de la Barca y León de la Barra, “de ascendencia española sin mezcla”, figura en el libro como un punto de quiebre en los patrones matrimoniales de los Cusicanqui, que determina por otro lado la emigración de una rama familiar de estos caciques a la vida urbana.

Los Cusicanqui en la ciudad de La Paz

En el periodo posterior a la Independencia, Laura Escobari centra su análisis en el proceso de inclusión de los “mestizos de raigambre indígena de nobleza inca” en la estructura de clases sociales de la ciudad de La Paz. Relata la autora que las vías adoptadas por los descendientes del Inca Túpac Yupanqui para adaptarse a la vida republicana pasan por el comercio de los productos de sus haciendas en la ciudad de La Paz y por la educación. La vía educativa les permite desempeñarse como notarios o escribanos, actividades que paulatinamente los incorpora en la vida de la ciudad.

La rama de los Cusicanqui que se profundiza en el libro es la de los nietos de la pareja Cusicanqui-Calderón de la Barca, e hijos de Manuel Jacobo Cusicanqui Calderón de la Barca casado con Rosa Mostajo Escalante. Estos son: Rosa casada con Juan Pérou, Justo Pastor con Bruna Reyes Ortiz, José Gabriel con María Camacho, Fermín con Matilde Marquiegui, e Isabel Cusicanqui con Froilán Zuazo y Miguel Cusicanqui Mostajo, sin descendencia.

Son muchas las transacciones comerciales registradas en el libro que indican la creciente prosperidad económica de los Cusicanqui instalados en La Paz. La fundación de la sociedad comercial “Cusicanqui Hermanos”, dedicada sobre todo a la importación de productos peruanos, es especialmente destacada. Laura Escobari señala que estos nuevos urbanistas también desplegaron acciones tendientes a acumular prestigio social a través de su incorporación en clubes, asociaciones humanitarias, culturales y de beneficencia.

¿Cómo eran estos paceños que vivieron en La Paz a fines del siglo XIX? ¿Cuán integrados se encontraban en la sociedad paceña? ¿Qué símbolos los distinguían? Las imágenes que acompañan el texto muestran de forma elocuente que ya en el siglo XIX y comienzos del XX los Cusicanqui de La Paz se integraron a la sociedad, adoptando costumbres y estilos de vida paceños; un hecho que seguramente se vio facilitado por los lazos matrimoniales que establecieron con familias urbanas paceñas y fortalecidos por sus logros profesionales, comerciales y políticos.

Los Cusicanqui de este siglo

Según el libro, dos rasgos diferencian en el siglo XXI a los descendientes de los caciques de Calacoto de sus antepasados: son cosmopolitas en el sentido de que se encuentran dispersos en un importante número de países y en diversos continentes y que, por esa razón, se han relacionado con familias de origen extranjero. Me atrevo a indicar otro rasgo: las jóvenes de esta red familiar son por lo general profesionales. Se trata de una generación contemporánea compuesta “por los descendientes de quienes fueron líderes autóctonos antes de la llegada de los españoles”.

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