domingo, 26 de junio de 2011

El Archivo de La Paz cumple años

Pilar Mendieta y Eugenia Bridikina - Historiadoras
El Archivo de La Paz constituye actualmente uno de los más importantes repositorios documentales del país. Alberga documentación colonial y republicana desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Sin embargo, este Archivo tuvo un comienzo muy peculiar y, como dijo su fundador, Alberto Crespo Rodas, se creó “por un azar afortunado”.

En 1970, el director de la Carrera de Historia de la UMSA, Alberto Crespo, se enteró de que la Corte Superior de Justicia del Distrito de La Paz se disponía a vender sus archivos a una fábrica de cartones: ni más ni menos 25 toneladas de documentos. Crespo preocupado por el destino de esos documentos y por la falta de un Archivo Departamental en La Paz, se contactó con el rector de la UMSA y le comentó sobre la importancia de conservar esa documentación en un Archivo de La Paz a cargo de la universidad.

En junio de 1971, la Corte Superior de Distrito y la UMSA convinieron en salvaguardar los archivos de la Corte Superior de Justicia, Libros de Acuerdos de la Corte Superior, los Protocolos Notariales, Registros y otros documentos, tanto de la capital como de las provincias. La UMSA, por su parte, se comprometió a proporcionar personal preparado para clasificar y describir los fondos recogidos. Como dijo en una entrevista una de las fundadoras del archivo, la historiadora Florencia Ballivián: “Por suerte hubo personas con mucho criterio, tanto en la universidad como en la Corte, y decidieron darnos un Archivo. En ese momento se crea el Archivo de La Paz que, primero, se llamó Archivo Histórico de La Paz”.

Por gestiones del rector de la UMSA, Luis Felipe Hartman, el 15 de junio de 1971, el presidente de la República, general Juan José Torres, emitió el Decreto Supremo que legalizó la existencia y funcionamiento del Archivo de La Paz, así como la entrega de los documentos de la Corte Superior de La Paz. En la organización interna de la UMSA, el Archivo fue puesto bajo la dependencia de la carrera de Historia de la Facultad de Humanidades. La creación del Archivo, por otra parte, le permitió a Alberto Crespo reactivar el Instituto de Investigaciones Históricas, haciendo que el Archivo dependa de él.

Por una situación imprevista, las autoridades de la universidad destinaron como local del Archivo un galpón de grandes dimensiones situado en los predios universitarios de la zona de Cota Cota. El galpón fue construido para un laboratorio de hidráulica, pero nunca fue utilizado y se encontraba en una situación de total abandono. Según recuerda Florencia Ballivián: “los papeles llegaban en volquetas y éstas los vaciaban como si fueran arena. Llegaban volquetas y más volquetas y vaciaban los documentos. Eran unas montañas de papel de tres metros”.

El catedrático Alberto Crespo y cuatro estudiantes de la carrera de Historia, Mary Money, Roberto Choque, René Arze y Florencia Ballivián, empezaron la ardua labor de limpieza y ordenamiento de los papeles. El más antiguo, según recuerdan, era del año 1592. Los primeros documentos recuperados pertenecían a la Corte Superior de Distrito de La Paz, del siglo XVI a fines del siglo XIX, y el Registro de Escrituras de la ciudad de La Paz. Poco tiempo después, el personal del archivo recogió un importante fondo de la Prefectura del departamento.

Así fue como comenzó el Archivo de La Paz. Esto fue el 9 de julio de 1971. Luego, el 21 de agosto, vino el golpe de Estado del coronel Banzer. La universidad se cerró. Cuando meses después volvió a abrirse, los alumnos volvieron nuevamente al trabajo de ordenamiento de los papeles. A este grupo se incorporaron posteriormente los estudiantes Blanca Gómez, Carola Muñoz, Valentín Vega, Gladys Guzmán, Irma Villavicencio y la catedrática María Eugenia de Siles.

El Archivo permaneció cinco años en Cota Cota, luego fue trasladado a la planta baja del edifico de la UMSA conocido como “Casa Montes”, por haber sido la residencia a principios del siglo XX del presidente Ismael Montes. Según recuerda René Arze, había poco espacio en la sala principal; con mamparas se dividió el espacio para las estanterías y para la oficina, y se empezó el servicio de préstamo de documentos para los investigadores nacionales y extranjeros.

Investigadores. En el Archivo de La Paz han trabajado Herbert Klein, Jean Piel, Marie Danielle Demélas, Marta Irurozqui, Brooke Larson, Sinclair Thompson, Thierry Saignes, John Murra, Franklin Pease y otros investigadores extranjeros, cuyas investigaciones se encuentran en diversas publicaciones.

Por otro lado, muchos investigadores nacionales han investigado sobre las haciendas, las comunidades, los caciques coloniales, las rebeliones indígenas, el comercio, la tenencia de tierras, la expansión de la goma y la minería, entre otros temas. Entre estos investigadores se encuentran docentes de la carrera de Historia como Rossana Barragán, Magdalena Cajías, Ximena Medinaceli, Pilar Mendieta, Juan Jáuregui, Laura Escobari, Mary Money, María Luisa Soux, Raúl Calderón y Esther Ayllón.

El Archivo también prestó servicios a otros usuarios, como campesinos que acudían a la institución en busca de certificados de contribuyentes para defender sus títulos de propiedad de la tierra. Por otro lado, el Archivo se convirtió en el laboratorio de investigación para los propios estudiantes de la carrera de Historia. Como decía su ex directora, Rossana Barragán: “el frecuentar el Archivo de La Paz implica que los documentos están en la cotidianidad del estudiante de tal manera que rápidamente van acercándose a las fuentes primarias donde buscan y encuentran los insumos para sus tesis de licenciatura”.

El Archivo, además, es el taller y centro de formación de los archiveros del país. Muchos estudiantes que han trabajado en él como pasantes, auxiliares o ayudantes son actualmente directores de los archivos más importantes del país, como Marcela Inch, directora del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia; Luis Oporto, director de la Biblioteca y el Archivo del Honorable Congreso Nacional; Rolando Ramírez, director del Archivo de Aduana; Marco Antonio Peñaloza, director del Archivo del Banco Central de Bolivia, entre otros.

1 comentario:

  1. Primero, realmente "UNA GRAN SUERTE" de no haber ido a reciclarse estos documentos.
    Segundo, la biblioteca La Paz mostrará una parte de nuestra identidad como bolivianos.

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