viernes, 30 de mayo de 2014

Las rupturas en la poesía latinoamericana

En tiempos de Feria Internacional del Libro, la poesía se ha convertido en una de las principales protagonistas, razón por la cual Brújula convocó a los invitados extranjeros del primer Encuentro Internacional de Poesía en la Ciudad de los Anillos, que concluye hoy con una lectura en El Fuerte de Samaipata.

El mexicano Roberto Reséndiz, el brasileño Lucas Viriato, el salvadoreño René Figueroa, el argentino Carlos Aldazábal y la colombiana Camilla Charry compartieron una charla con uno de los anfitriones, Gabriel Chávez Casazola.

Libros, autores, actividades, lectores, tendencias. Una fórmula que parece perfecta al momento de hablar de la vitalidad de un género literario. Santa Cruz de la Sierra lo está experimentando con la poesía, que en la actualidad está reafirmando que se trata de un arte que en Bolivia siempre ha tenido protagonistas. Pero ¿cómo se ve la poesía boliviana desde fuera? ¿Cuál es la realidad del género en los países de los poetas invitados? ¿Cómo se ve el panorama general de la poesía latinoamericana? Los literatos respondieron a estas interrogantes.

Con la idea de poner al tanto de la situación a sus colegas con los que compartió la charla, Chávez brindó un resumen del caso boliviano, haciendo énfasis en la tradición y en las posibles rupturas que se han propiciado.

“Hemos sido varios autores los que intentamos visibilizar más la poesía boliviana a escala internacional. Nuestra experiencia habla de que la poesía en Bolivia es desconocida en el exterior, es como una perla escondida. Tiene mucha tradición y mucha vitalidad, pero ha sido muy difícil que se la conozca en otros países. Con ese objetivo hemos apostado por este encuentro, para tender puentes y abrir flujos de comunicación”, expresó Chávez.

Roberto Reséndiz, director del Festival de Poesía de Zamora (México), puso como ejemplo su experiencia al frente de ese evento para demostrar que con la poesía se pueden hacer grandes cosas, aunque nazca en pequeñas poblaciones, que generalmente se ven absorbidas por las grandes capitales.

“El género vive un gran momento en América Latina. La fuerza de la poesía en español está presente, incluso, en EEUU por la gran cantidad de poetas latinoamericanos que han migrado a ese país”, dijo Reséndiz, que también valoró a los colombianos, cuyos poetas en la actualidad “se los encuentra hasta en la sopa”.

René Figueroa dice que gracias a la participación en varios eventos a los que ha sido invitado ha podido conocer nuevas voces y comprobar que hay bastante coincidencia acerca del momento que vive la poesía en las naciones del continente. De la misma forma opina Lucas Viriato, brasileño que destacó que a pesar de no hablar la misma lengua, valora los puntos en común que la poesía permite encontrar entre autores. “La traducción de mis poemas al español me han dado la oportunidad de que mis escritos adquieran una nueva sonoridad”, mencionó Viriato.
Carlos Aldazábal destaca el protagonismo que ha tenido la poesía en su país, Argentina, el cual coincide con la diversidad que propone este momento, en que el género literario está resignificando los nombres de los grandes autores mientras los nuevos poetas son incorporados por méritos propios.

Tal como lo afirma Reséndiz, Camila Charry coincide en que la poesía colombiana está en todas partes, luego de haber atravesado varias etapas en las que solo tenían protagonismo los escritores de los años 40, 50 y 60. En ese sentido, celebra que los jóvenes hoy tengan la posibilidad de hacer escuchar sus voces.

“Toda esa carga pesada de la tradición ha dado paso a una apertura y con mucho orgullo puedo decir que los poetas colombianos tienen esa voluntad de romper las fronteras y hermanarse con países que cuentan la misma historia desde muchos puntos de vista”, indicó Charry.

A propósito de la palabra ruptura, Gabriel Chávez se refiere a países como Chile, donde por diversas circunstancias y debido a la configuración que ha rodeado el trabajo de los nuevos autores se ha propagado la idea de que es necesario romper con los referentes anteriores y propiciar una especie de parricidio.

A la vez compara la situación con Bolivia, donde se ha dado una figura distinta. “Bolivia no tiene ese gesto de ruptura, no hemos sido parricidas y nos hemos sabido reconocer en la tradición de nuestros mayores, como Jaimes Freire, Gregorio Reynolds, Franz Tamayo o la generación de los 60, de Edmundo Camargo a Jaimez Sáenz. Tenemos mucho respeto por ellos. Son como seis generaciones en las que ha primado una actitud de mucho diálogo y respeto. Pero, eso sí, cada época ha tenido su propia voz. La poesía boliviana es polifónica”, aseveró el chuquisaqueño.

Aldazábal, que vive en el norte argentino, llama la atención sobre esa fuerza de algunas tradiciones que vienen de las ciudades más grandes, las cuales hacen que cierto tipo de poesía parezca ser la única representativa de un país, caso similar al boliviano, según Chávez, en el que durante años tuvo preponderancia la poesía que se hacía en el occidente, mientras permanecía silenciosa la obra de poetas amazónicos que actualmente cobran vigencia.

Las tecnologías
“Estar cada vez más conectados es muy positivo. Bienvenida la tecnología”, dice Aldazábal mientras se conecta a Internet desde su teléfono celular para descargar el poema Es infinita esta riqueza abandonada, de Édgar Bayley, un poeta de Buenos Aires perteneciente a la generación de los 40.

Charry, por su parte, valora que Internet permita tener más libertad para publicar, a diferencia de otras épocas en las que se esperaba que todos escribieran igual. “En Colombia, un país que ha sido tan violento, le costó a varias generaciones hablar de lo que pasaba. Hoy eso ha cambiado”, explicó.
Reséndiz procura tomar con cuidado ese aspecto, porque “así como Internet permite a cualquiera subir un texto, también es cierto que se desechan fácilmente los trabajos”.

No obstante, el mexicano mira con buenos ojos el panorama de la poesía y, asegura, ésta permanecerá por siempre. A su vez, Charry celebra que los niños tomen talleres de poesía y ya no la vean como algo aburrido. “Es una herramienta para sacarlos de las burbujas generadas por los medios en los que viven”, sentenció.

Lucar Viriato augura que la poesía “siga siendo esa pequeña mancha roja en el vestido de novia de la sociedad, que se extienda cada vez que alguien la toque”. Mientras que Aldazábal finaliza: “La poesía es algo inevitable. Es un camino que no está ligado solo a lo literario”

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