“No he dejado de escribir; otra cosa es publicar”. Con esas palabras, Gustavo Soto despeja cualquier afiebrada teoría en torno al tiempo transcurrido -24 años- entre la publicación de su primer libro de poesía, “De la memoria y el retorno” (1988) y el segundo, “De los adioses” (2012), este último presentado ayer en el Centro Simón I. Patiño por el autor y la también poeta Vilma Tapia.
Queda claro, entonces, que Soto -narrador, poeta y ensayista cochabambino- no ha dejado de escribir. De hecho, antes y después de su primer poemario, escribió y publicó cuentos y ensayos y, no está demás recordarlo, fue fundador y coeditor, junto a Luis Cachín Antezana, de la revista literaria Hipótesis.
Vistas así las cosas, la pregunta que conviene formular y que Soto se adelanta en responder apunta a saber cómo fue que se animó a volver a publicar.
“Este poemario (“De los adioses”) estaba listo hace mucho tiempo, pero no lo publiqué. Cuando le mostré Jesús (Urzagasti) los manuscritos, él me animó a hacer la publicación”, recuerda.
La figura del escritor chaqueño, desaparecido el pasado año, es fundamental para entender no solo las circunstancias que animaron la publicación de “De los adioses”, sino también la aparente demora en su presentación. “Teníamos que presentarlo en 2013, pero un viaje de Jesús a Europa, su enfermedad y su muerte impidieron que lo hiciéramos”, explica.
Pasado el duelo, Soto comprendió que el libro debía ser presentado, “porque era también una manera mía de estar con el Jesús”, afirma de Urzagasti, su amigo por más de tres décadas y, no por nada, autor del texto de contratapa de “De los adioses”.
De ahí que Soto reconozca que la de su libro ha sido “una presentación póstuma”, en alusión a la desaparición de Urzagasti. “Esa ha sido la idea de esta presentación, que no es extemporánea, porque se sabe que, como las cartas, la poesía siempre llega a su destino, aunque no sepamos cuándo”, remata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario