Desther Ágreda es periodista, trabaja en Ascensión de Guarayos como maestro y radialista, y es corresponsal del diario EL DEBER. Hace cinco años sorprendió a sus colegas profesores y amistades con la presentación de un poemario, luego vinieron otros pequeños libros de relatos hasta completar ahora el quinto, con Tras las huellas de un itonama, en el que describe a Huacaraje como la tierra del descanso y a Tivahera como el fantasma de lo que una vez fue un pueblo, allí en territorio beniano, cerca de Guarayos, donde él nació.
El itonama al que le sigue la huella es a su padre, don Bruno Ágreda, hijo de Gregorio, que en la década de los años 20 del siglo pasado se instaló en una planicie a orillas del río Blanco, aguas arriba de El Carmen, al que bautizó con el nombre de Originario.
Ahí cuenta el valor de su abuelo Gregorio, que en 1932 junto con su hermano Juan Bautista, fusil en hombro, se fueron a la Guerra del Chaco.
Désther le rinde un homenaje a su papá, y describe paisajes de territorios “custodiados por repetidos macollos de tacuaras, que con sus filas espinas, semejando puntudos dientes de serpientes venenosas...” Ágreda anunció que ya está escribiendo otro libro, La historia del bastón de los caciques
me gusta; sigue adelante; querido escritor.
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