lunes, 16 de septiembre de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO “HUELLAS DEL CHACO” DE ROBERTO ÁVILA CASTELLANOS

Eduardo Trigo O'Connor d'Arlach
La obra “Huellas del Chaco” se incorpora a la bibliografía boliviana con caracteres propios que nos permiten valorar a Roberto Ávila Castellanos como un intelectual culto con vastos conocimientos que confieren autoridad a su palabra.
Ávila centra la atención de su estudio en una amplia geografía conocida como el Gran Chaco boliviano, pródiga en hidrocarburos que hoy constituyen el principal sustento de la economía nacional.

El Chaco, desde hace varios siglos, fue escenario de singulares acontecimientos. Primero fue el trabajo de los abnegados misioneros de la Iglesia Católica, particularmente de los religiosos franciscanos, que llevaron el cristianismo a grupos humanos que vivían en absoluto aislamiento, lejos de la vida occidental. Luego las expediciones realizadas por científicos europeos y nacionales, entre los primeros, los franceses, Creveaux, Thouar y D'Orbigny buscaban una conexión con el Paraguay y con las vías navegables. Por otra parte, la presencia de colonizadores que echaron las bases de una ganadería intensiva; las luchas para someter a pueblos originarios y, finalmente, el escenario de la guerra más cruenta que se dio en América y que tuvo como resultado final la mutilación del territorio patrio.
Diversos acontecimientos son evaluados en este libro en el que el autor destaca con matices claros las características del medio ambiente como el tesonero y sacrificado laboreo cumplido por el ser humano.
“La región del Chaco boliviano -dice Ávila Castellanos- siempre ha dado y dará mucho por hablar de su belleza, de su gente, de su historia, de sus hidrocarburos, por ello nos atrevemos a adentrarnos y rescatar personajes, hechos y pueblos que tienen que ver con esta cálida tierra, no se puede obviar a los misioneros que participan en su historia. Cuando se tiene conocimiento de lo que significa el Chaco, entonces empiezan las acciones de apropiación: a través de la diplomacia y de la confrontación, debemos escudriñar algunas razones por las cuales ese territorio es ahora distribuido en tres naciones... el objetivo es rescatar valores y hechos para que la identidad se fortalezca día a día”.
Los propósitos que se ha trazado el autor son plenamente alcanzados y permitirá al lector un mejor conocimiento de la heredad nacional, de acontecimientos que marcaron a la historia con éxitos y fracasos, con dolores y alegrías.
Roberto Ávila Castellanos ha hecho una profunda investigación la cual es llevada a los estudiosos y lectores en general, con un lenguaje claro y ameno, exento de poses que conducirían a interpretaciones superficiales.
Los aspectos que aborda sobre los variados antecedentes del Chaco, su presencia y valor en el patrimonio nacional, la decisión de actores, el final de acontecimientos fijados por el destino, son temas que, seguramente, serán aprovechados por estudiosos del pasado y presente de la vida nacional.
Roberto merece nuestro aplauso y reconocimiento por el trabajo cumplido que dará lugar, a no dudarlo, a incrementar el amor por nuestra tierra.
LAS HUELLAS DEL CHACO
Dr. Williams E. Medrano(*)

Han pasado tantos años y aun los rastros y huellas quedan en la añoranza y recuerdo de los hombres que todavía pueden contar esa historia real que es parte de sus vidas y transmitirlas a sus seres queridos, y sus generaciones y porque no al pueblo.
La historia ha sido dura con nuestros valerosos excombatientes defensores de nuestra patria y sus recursos que con su coraje y valentía supieron pelear y defender con sus propias vidas Ahora sólo quedan recuerdos, enseñanzas y testimonios para aprender y asimilar que nuestra amada patria esta primero sobre todas las cosas.
Es por ello que debemos resaltar y valorar a Autores que se dedican a la investigación de nuestra Historia y retrotraer esos momentos que quedaron en la retina aun de los sobrevivientes y la lectura de estos testimonios será importante para todos los Bolivianos que tendremos la obligación de transmitir y esta es una muestra clara la del Ing. Roberto Ávila Castellanos que se ha dedicado con tesón y seriedad a escribir este libro que estamos seguros abrirá muchas mentes deseosas de conocer la verdadera historia, para lo cual nuestro autor prevalece en esta obra su gente, belleza e historia de sus hidrocarburos de esta cálida tierra, sin obviar a los misioneros que participan en esta guerra porque aquel que conoce y sabe lo que significa el chaco entonces empiezan las acciones de apropiación a través de la Diplomacia y la confrontación.
Por ello La Dirección de Gestión Cultural reconoce y adimenta en seguir apostando por nuestros propios escritores y no descansaremos en seguir abriendo nuevos surcos de cultura, historia y tradición para conservar la ESENCIA PURA DE UN PUEBLO… PORQUE AQUEL QUE NO SABE DE DONDE VIENE NO SABE A DONDE VA.
Muchas felicidades estimado Roberto por seguir la huella de nuestra historia y Muchas gracias a quienes aportaron de una u otra manera en esta obra literaria.
GRACIAS.

(*)Director de Gestión Cultural
del Gobierno Autónomo Dptal. de Tarija
LIBRO: HUELLAS DEL CHACO
Nils Puerta Carranza

Un libro escrito por Roberto Ávila, que tiene la virtud de marcar hitos fundamentales de aporte a la historia boliviana, tejidos minuciosamente con los hilos bibliográficos que dan cuerpo al producto teórico intelectual.

Uno de los hitos es la de contrastar diferentes miradas sobre un acontecimiento que por supuesto marca el heroísmo patrio. Héroe desde Guayabillas es una muestra fiel de la seriedad de abordar la historia contrastando dos miradas del hecho, una la versión boliviana y otra la versión paraguaya. Sin embargo queda calcado en nuestra memoria que el soldado Froilán Tejerina, diezmo al teniente paraguayo Adolfo Rojas Silva, en una encrucijada heroica digna de resaltar.

Otro hito que por demás resulta valioso, es la magistral acción de escudriñar los hechos y seguir las huellas que nos llevan a descubrir nuevos héroes que luchan por la patria y quedan en el anonimato, o simplemente en el olvido. Por ejemplo, Elías Tárraga el gran inmolado del Chaco, es como indica el autor un Moto Méndez de otra época.

Las huellas encontradas por el autor, nos dicen: “Los pueblos sin raíces, no merecen llamarse pueblos.
Si dieran a elegir entre la guerra y la paz, hay que trabajar por la paz, para hacerle guerra a la pobreza y a la discriminación, sin arriesgar el mayor y mejor capital de la patria, que es la vida”.

El autor en otro fragmento: (….) “los héroes deben salir de otras batallas, con disparos de ciencia, de artes, del deporte o de cualquier ámbito de la actividad humana con gladiadores propios contra el mundo”.

Ese es el hito encontrado, el hito de la esperanza, el hito de la paz, el hito del amor.

Que viva el chaco, que viva Tarija, que viva nuestra patria.
Preámbulo
La Historia va fermentando con el paso del tiempo, hasta donde le es posible; si es reciente es débil porque la vivencia cercana evita visualizar la grandeza en su verdadera dimensión. Si es muy lejana los acontecimientos se diluyen por falta de fuentes autorizadas y resulta muy costoso retrotraer las huellas del pasado. Es más, existe la predisposición a la especulación y muchos prueban su imaginación para interpretarla. Es en ese momento cuando se introducen las fantasías personales de los autores y la historia, como tal, se distorsiona en su esencia, nutriéndose de suposiciones que nunca han ocurrido.
Se dice prehistoria a las épocas anteriores a la vida humana, los gigantes que vivieron, desde el jurásico hasta el cuaternario, en nuestro planeta, no dejaron escritos sobre su presencia en la tierra; aunque quedaron fósiles y huellas que nos han permitido recrear esos periodos y admirar esas criaturas que nos precedieron. Causa cierto cosquilleo su abrupta desaparición en el choque de un meteorito gigante contra el planeta que habitamos, lo que nos alerta sobre la mortalidad a la que estamos destinados.
Son millones los años que han pasado para que haya humanidad en este planeta. En América del Sur existen varias teorías sobre su poblamiento entre los 12.000 y 6.000 años antes de Cristo, se plantean rutas polinesias, australianas, asiáticas, también europeas, a través del estrecho de Behring; los habitantes ancestrales han sido todos migrantes. Lo real es que tenemos particularidades propias, que se obtienen de una alquimia de razones, históricas, culturales y sociales.
Grupos familiares, clanes, poblados y poblaciones han sido la constante de la raza humana en cualquier lugar del planeta. De ahí se formaron grupos más dominantes y el poder empezó a corroer a los humanos. Ya nadie se acuerda de imperios ancestrales como el del Tiahuantinsuyo en parte de América del Sur, gobernado por los incas; que han esclavizado poblaciones menores, las desarraigó de sus lugares de asentamiento y las pusieron a trabajar para su propio beneficio. En fin, esta parte de la historia no se cuenta y sin embargo ha dejado sin pobladores autóctonos ancestrales a quienes habitan en el valle de Tarija, exactamente en el cono central de Sudamérica.
Para algunas corrientes indigenistas de nuestros pueblos, que tienen sus cíclicos periodos, la historia empieza con el descubrimiento de América en 1492, lo anterior es solamente precolombino y está rodeado de una aureola de romanticismo, una especie de paraíso donde no existía el mal y los conquistadores, que llegaron de España y colonizaron estas tierras, dizque, se encargaron de fabricarlo.
En ese periodo colonial, se fundaron poblaciones como la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa en 1574, y antes de ello otros personajes españoles se hacían dueños de territorios al tener encomiendas sobre grandes extensiones de nuestro continente. Se vivía en virreinatos, audiencias, corregimientos, en partidos o comarcas, y el poder local se administraba desde los cabildos coloniales.
Desde la primera década del siglo 19, 1809, hasta 1825, los descendientes, ya mestizos, de los mismos conquistadores -originarios al nacer en este territorio- y apoyados por los aborígenes, que sobrevivieron al imperio ancestral, participaron de la guerra de la independencia y lograron la emancipación de este suelo.
Cada territorio tenía sus caudillos que se convirtieron en héroes por las hazañas guerreras realizadas; hablar de Eustaquio “Moto” Méndez o de Francisco Pérez de Uriondo, provoca una sensación de profundo respeto y admiración ante semejante demostración de amor por su tierra, en este caso por Tarija.
Antes de los famosos caudillos guerrilleros, solamente alcanza notoriedad en este territorio el fundador de la Villa de San Bernardo de la frontera de Tarija, Don Luis de Fuentes y Vargas, por quien se profesa un agradecimiento eterno.
La región del Chaco Boliviano siempre ha dado y dará mucho por hablar, de su belleza, de su gente, de su historia y de sus hidrocarburos, por ello nos atrevemos a adentrarnos y rescatar personajes, hechos y pueblos que tienen que ver con esta cálida tierra, no se puede obviar a los misioneros que participaron en su historia. Cuando se tiene conocimiento de lo que significa el Chaco, entonces empiezan las acciones de apropiación; a través de la diplomacia y de la confrontación, debemos escudriñar algunas razones por las cuales ese territorio ahora es distribuido en tres naciones.
Se rescatan, para la historia, a personajes que vivieron en la época de la república: Presidentes, estadistas y artistas no faltaron, ni guerras tampoco. De igual manera se plantean cuestionamientos a la calidad de pioneros o héroes, y corresponde reconocer la valentía y temeridad de algunos tarijeños, en batallas y acciones distintas a las de la independencia. El objetivo es rescatar valores y hechos para que la identidad se fortalezca día a día.
Han pasado otras guerras y sucedieron importantes acontecimientos luego de la independencia; en ese ínterin no se vislumbraron, ni encontraron, herederos de la gloria de los guerrilleros, He aquí algunas historias singulares para redescubrir personajes que están en el olvido.

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