jueves, 26 de septiembre de 2013

El colega Elías Blanco Mamani presentó ahí, con la ayuda de Luis Oporto, Yolanda Bedregal, en vida y obra



Yolanda Bedregal vive en su obra. En el mes de su centenario, Yolanda de Bolivia, como la nombrara la segunda Gesta Bárbara, sigue presente con sus libros. Se han celebrado muchos actos durante estos días en su honor pero quizá el más emotivo tuvo lugar el sábado pasado en Villa San Antonio Bajo, un barrio que lucha por su parque y sus árboles. El colega Elías Blanco Mamani presentó ahí, con la ayuda de Luis Oporto, Yolanda Bedregal, en vida y obra, un hermoso libro de la editorial El Aparapita; una invitación a pasear por el siglo pasado de la mano de la poeta; por sus contextos, su gran familia y sus amigos.

El libro de Elías —fruto de una ardua investigación— rescata el idilio que nunca fue con el pintor lituano Juan Rimsa por culpa de aquella alfombra (pisa-pies, decía Bedregal) que saboteó tantas y tantas cartas de amor. Y la luz sobre escritores injustamente olvidados como el orureño Luis Mendizábal Santa Cruz, que pidió perdón a la vida y se suicidó en 1946 a sus 39 años.

Yolanda fue una adelantada a su tiempo: abrió brecha como mujer en muchos ámbitos (junto a otra gigante, Adela Zamudio), estudió aymara, cultivó la cerámica quechua y vestía orgullosa su ropa de bayeta y tullmas. Yolanda, “ya no eres la que fuiste, todos tenemos algo tuyo”.

Ricardo Bajo H. es periodista.

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