lunes, 3 de junio de 2013

Rayuela cumple 50 años

Para celebrar tal acontecimiento, la editorial Alfaguara lanzó esta semana una edición conmemorativa de una obra que ha marcado a distintas generaciones de jóvenes y que ha sido traducida a una docena de idiomas, entre ellos el hebreo. Rayuela, la novela del escritor argentino Julio Cortázar, cumplirá 50 años convertida en una de las grandes obras de la literatura latinoamericana y emblema del “boom” que los autores de la región alcanzaron hace cinco décadas.

El 28 de junio de 1963, la Editorial Sudamericana presentó a su público en Buenos Aires un libro que tenía en su portada el dibujo del juego con el que los niños se divierten saltando de un cubo a otro hasta llegar al cielo. Era Rayuela, escrita por un tal Julio Cortázar que hasta entonces sólo era conocido, pero no aplaudido del todo, por sus libros de cuentos como Bestiario, Final del juego y Las armas secretas.

Como parte de los festejos que se realizarán en Buenos Aires, la cálida Plaza del Lector, que rodea a la Biblioteca Nacional, será rebautizada con el nombre de la novela que rompió con los moldes de la literatura de su época. Cortázar, nacido de manera accidental en Bruselas el 26 de agosto de 1914, había pasado su infancia y juventud en Argentina, pero desde principios de los 50 vivía en París, donde radicó hasta su muerte, ocurrida el 12 de febrero de 1984.

Aunque Cortázar ya había logrado un cierto reconocimiento como cuentista, Rayuela fue la obra que lo consagró y lo incluyó en el “boom” en el que participaron el mexicano Carlos Fuentes, el colombiano Gabriel García Márquez y el peruano Mario Vargas Llosa. Su éxito podría considerarse tardío, porque el escritor argentino ya tenía casi 50 años cuando se publicó Rayuela, una novela en la que le propuso al público, que pensó sería mayoritariamente adulto, el juego de elegir el orden de lectura de los capítulos. A Cortázar le sorprendió que la propuesta conquistara sobre todo a jóvenes que viajaron “del lado de allá”, París, al “lado de acá”, Buenos Aires, o a “otros lados”, que son los capítulos llamados “prescindibles”.

Desde entonces, miles de jóvenes han querido ser o encontrar a La Maga, formar parte del Club de la Serpiente, recorrer París y comprobar que un encuentro casual es lo menos casual de nuestras vidas.

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