La historieta boliviana requiere encontrar mejores condiciones de creación y ampliar su mercado de lectores a fin de seguir desarrollándose como movimiento artístico.
Es el criterio que comparten historietistas, editores y gestores culturales involucrados en la producción y difusión del cómic en Bolivia.
Una alternativa para conseguir condiciones óptimas de producción y multiplicar el número de lectores es la internacionaliza- ción de las historietas bolivianas, reflexiona Francisco Leñero, responsable del C+C Espacio, programa del Espacio Simón I. Patiño de La Paz que co-organiza el festival de cómics “Viñetas con altura”.
En esta línea se inscriben los proyectos que han permitido a destacados historietistas bolivianos, como Álvaro Ruilova y Frank Arbelo, publicar sus trabajos en editoriales de España y Argentina, apunta Leñero.
Una postura similar tiene Pablo Cildoz, de la editorial local especializada en cómic Pseudogente, para quien el interés internacional por la obra de Ruilova y Arbelo habla del reconocimiento de su gran calidad artística.
Cildoz, que crea también sus propias historietas, no descarta probar suerte a futuro en otros países donde existen industrias editoriales y públicos más grandes para el cómic que los que hay en Bolivia.
Sin embargo, ambos coinciden en que tampoco debe descuidarse el mercado local, en el que ya hay un movimiento de historietistas bastante consolidado y un nivel de consumo creciente.
En este sentido, corresponde sacar el mayor provecho posible a los concursos, festivales y exposiciones dedicados al cómic, que crecen paulatinamente en tamaño y frecuencia en el país, finalizan.
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