miércoles, 18 de abril de 2012

Un libro analiza la importancia de la danza en Bolivia

Durante dos años, Sigl entrevistó a bailarines, músicos y artesanos para obtener información de 236 danzas de Bolivia. A esto se sumó la experiencia e información obtenida por David Mendoza a lo largo de 30 años.

Cada uno de los datos recopilados en la obra de 846 páginas, acompañada de un DVD, busca explicar al lector el porqué se baila en el altiplano boliviano y cuáles son las funciones que cumple la danza para los involucrados, sean bailarines de ballet folklórico, músicos y danzarines autóctonos o miembros de una fraternidad.

El primer tomo de la obra costará Bs 65. El libro está dividido en seis partes. La primera se enfoca en la influencia de la identidad —sea de etnias, poder y género— en estas manifestaciones culturales. “En esta parte estudiamos la ‘feminización’ de los bailes y la evolución que experimentó el papel de la mujer”, explica Sigl, quien en 2003 fundó su propio grupo de danzas bolivianas en Viena.

Los investigadores exploran el proceso que llevó a las bailarinas a interpretar papeles tradicionalmente reservados a los varones, como es el caso del caporal, morenos y otros. Este fenómeno se detecta con frecuencia en ballets folklóricos, cuyos elencos están conformados por mujeres. El análisis ilustra cómo la danza influye en el sentido de pertenencia de las poblaciones y su percepción con la representación que muchos bailes de ellos.

Como ejemplo, la investigadora citó a la comunidad afroboliviana, la cual se manifiesta como pueblo principalmente a través de la saya, aunque ellos están representados en otro tipo de ritmos como los negritos. Este último es rechazado por el pueblo afrodescendiente porque considera que es “denigrante y racista por su representación de personas encadenadas”, agrega la antropóloga.

Los autores no esquivan temas “delicados”, como la importante presencia de la población gay, lesbiana, bisexual y transexual (GLBT) en los diversos eventos folklóricos y su influencia en la creación de algunos personajes como la moderna China Supay en la emblemática diablada.

Para sostener los conceptos presentes en el texto, Sigl y Mendoza realizaron entrevistas a 1.450 personas del ámbito folklórico nacional. “Nuestras fuentes tienen nombre, o apodo en algunos casos. Nada es inventado”, asegura Sigl.

En este sentido, el primer tomo de No se baila así nomás, que se presentará mañana a las 19.00 en el Museo Nacional de Arte (MNA), es un texto centrado en el análisis de los diferentes factores —sean éstos sociales, culturales, religiosos, económicos o identitarios— del folklore y la música autóctona. El trabajo será comentado por el historiador Fernando Cajías de la Vega.

El segundo tomo de esta obra, que será entregado a mediados de este año, describirá las 236 danzas identificadas por los investigadores en la zona andina de Bolivia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario