domingo, 22 de abril de 2012

Literatura infantil: lenguaje y fantasía

"Literatura infantil: lenguaje y fantasía" es el título de la obra más importante de teoría de la literatura infantil en Bolivia, escrita por Víctor Montoya y reeditada por editorial Kipus.

Este libro está reconocido por especialistas internacionales y nacionales, debido al aporte en muchos y variados aspectos de la literatura para niños, basados en la psicología infantil, en autores altamente recomendados por sus estudios en el pensamiento de los niños, en sus características esenciales por edades y por los contextos que los forman de una manera para entender el mundo.

De la importancia del contenido, Víctor Montoya afirma: "Como cualquier ciudadano, con derechos y responsabilidades, pienso que la literatura infantil no necesita de una conmemoración específica para ser considerada un elemento indispensable en la formación de la personalidad de los niños y la identidad cultural de un pueblo, puesto que la literatura en general, y la literatura infantil en particular, es uno de los pilares sobre los cuales se asientan los valores morales y éticos de una cultura y época determinadas. Sin una literatura es más difícil comprender el proceso histórico de un país, cuyas peculiaridades la diferencian del resto de las naciones del mundo".

Esta obra, de veintiún capítulos, contiene temas como "El poder de la fantasía", como un elemento imprescindible en la obra dirigida al público infantil. Así define Montoya: "La actividad lúdica de los niños, como la fantasía y la invención, es una de las fuentes esenciales que le permite reafirmar su identidad tanto de manera colectiva como individual. La otra fuente esencial es el descubrimiento de la literatura infantil cuyos cuentos populares, relatos de aventuras, rondas y poesías, le ayudan a recrear y potenciar su fantasía".

"De lo concreto a lo abstracto" nos brinda un panorama del pensamiento de los niños en diferentes etapas de su evolución y desarrollo. Serán las características de cada momento las que predominen en el entendimiento de la literatura y su forma de asimilación.

Tres capítulos dedicados al desarrollo idiomático permiten conocer cómo el lenguaje es el elemento esencial en nuestras vidas, incluso ya desde el vientre de la madre. El ser humano capta los sonidos para luego reconocerlos cuando ya está en el mundo exterior. De ahí para adelante el lenguaje tiene su propia evolución y se va modificando de acuerdo al contexto, a la edad y a los estímulos. También hay un análisis de la interesante propuesta de algunos autores, que en sus obras logran jugar con el lenguaje y que han tenido una gran aceptación en el público.

En "Lenguaje y pensamiento" encontramos el origen del lenguaje y cómo éste nos diferencia de los otros seres vivos, pero además su evolución y las grandes variedades de idiomas que se han desarrollado en el mundo que constituyen hoy un mosaico tan diverso que también está siendo investigado y aún no se tienen conclusiones. Y está en proceso la definición de las teorías que indagan de si está primero el lenguaje o el pensamiento.

"Las condiciones de la literatura infantil" aborda el interés por la lectura en diferentes edades de los niños y cómo ésta cumple con ciertos requisitos como el manejo del lenguaje, las comparaciones que tienen que ser claras, el diminutivo como un recurso psicológico que enfatiza una condición o característica de algo o alguien, la construcción del personaje que debe estar muy definido porque es el portavoz del autor. Haciendo énfasis en la exposición del tema, la estructura que se desarrolla y la trama, se concluye con los desenlaces en una obra.

Un tema en el cual ahora hay un amplio trabajo y renovadas propuestas es el de la Ilustración. Víctor Montoya, desde hace años, hace un seguimiento a ilustradores y tendencias, y ha sentido la urgencia de esta parte vital de la literatura, considerando que: "En las últimas décadas se ha incrementado la publicación de libros profusamente ilustrados, en los cuales el texto y la imagen se complementan entre sí para formar un todo y facilitarle al niño la mejor compresión de la lectura, puesto que la ilustración estimula la fantasía en ciernes y es un recurso indispensable para el goce estético de la literatura infantil… porque vivimos en una sociedad dominada por la imagen gráfica, y también porque la ilustración es un poderoso medio de comunicación y un excelente recurso didáctico en el sistema educativo".

"El realismo social en la literatura infantil" ha tenido su desarrollo recientemente y su principal objetivo ha sido el desnudar, a los ojos de los niños, un mundo que no es equitativo y justo, y es así que: "La literatura del ‘realismo social’ para niños se inició a fines de los años 60 y comienzos de los 70. Eran libros que tenían una clara definición ideológica, cuyos temas estaban articulados a los conflictos políticos internacionales, como la guerra de Vietnam, los movimientos de liberación en América Latina y la injerencia del imperialismo en los países del llamado Tercer Mundo. Este tipo de literatura denunciaba sin disimulos la situación auténtica de las clases oprimidas, así como la insolidaridad y el enriquecimiento indebido de las clases dominantes, sin idealizarlas ni imponer las interpretaciones que no correspondieran a la realidad".

"La violencia en los cuentos populares" ha sido inevitable, ya que los niños se ven enfrentados a un mundo cotidiano donde los hechos y palabras, muchas veces, están contra ellos. Como sostiene Montoya, los niños están sometidos a actos de violencia en su casa, en la calle, en la escuela y cómo no estar presente en la literatura, para que ésta juegue un rol importante en su análisis y propuesta de solución. "Las escenas de violencia en los cuentos populares confirman la regla de que nadie está libre de esta conducta negativa que forma parte de la personalidad humana, y que, por mucho que los censores tiendan a eliminar la violencia en los cuentos infantiles, los niños seguirán exigiendo que se los lean, una y otra vez, las escenas ‘crueles’ en Cenicienta, Blancanieves y Caperucita; esos cuentos que tienen la magia de despertarles su fantasía y ayudarles a resolver sus conflictos emocionales".

El tema de la muerte en la literatura infantil ha sido tratado desde diferentes ángulos. Unos con fuerte influencia de la religión para lograr una explicación coherente, mientras que otros buscan el origen de este fenómeno que trastoca todos los niveles. Pero lo que si se hace evidente en la vida de los niños, es que es una experiencia que tiene que ser explicada de la mejor manera, con coherencia y alto grado de veracidad para poder superar este temor natural ante lo desconocido.

A la par del tema de la muerte se ha desarrollado también la resurrección como parte de una nueva vida, y esto como superación de algo inevitable. O el retorno a la vida transformado en otro ser, que da miedo. Pero ¿qué es el miedo? "es una reacción emocional innata y también puede ser adquirida por algún estímulo específico".

La identificación sexual de los niños y las niñas se da en los primeros años de vida y con ello definen su pensamiento, personalidad y aprenden socialmente qué es ser niño o niña. Nos encontramos con los juguetes diferenciados con los cuales desarrollan sus actividades ratificando su rol en el grupo de juego y cuál es el modelo adulto a seguir. Aquí nacen los héroes y es una gran preocupación lo que representan y como se conducen, porque serán imitados y admirados. De estos puntos se desarrollan los innumerables productos que llevan incorporados ideologías, muchas veces basadas en la extrema violencia y toma del poder, el uso de armas y el desarrollo de un lenguaje agresivo y discriminador.

A partir del capítulo ocho entramos en el análisis de las obras literarias y es el origen de los cuentos lo que lleva a la tradición oral, a esta necesidad de comunicarnos, contarnos, expresarnos entre nosotros para recordar y aprender de una experiencia. Pero es cada individuo el que añade o elimina un episodio para darle su propio valor. Montoya, con sus investigaciones, llega a los primeros vestigios de los cuentos y los encuentra en las culturas orientales, donde "Las mil y una noches" es una creación colectiva, pero además con intervención de varias culturas.

En cuanto a la tradición oral latinoamericana, tan vasta y rica en nuestro continente, también encuentra varios orígenes, tanto el indígena como el colonial, e incluso la incorporación de nuevos elementos que tienen que ver con los viajes forzados de los africanos a tierras americanas, y que han dejado una huella importante en los cuentos. Montoya analiza los cuentos de espanto y aparecidos que tienen como protagonistas a seres que han llegado hasta nuestros días como los duendes, fantasmas, k’arisiris o sacamantecas, cholas con tres cabezas y otros.

Los mitos de la tradición oral son innumerables y prácticamente cada cultura ha desarrollado una serie de los mismos para explicar su mundo, valores y conceptos que les permiten cohesionarse bajo creencias y fantásticas explicaciones del mundo. Tienen un carácter sagrado que los mantiene a través del tiempo. Cada país tiene sus propios compiladores de la tradición oral que dejaron y dejan un verdadero tesoro literario a las nuevas generaciones. Y Montoya, siguiendo estos hechos, dice: "Desde mucho antes de que se inventaran la tinta y el papel, los niños se apoderaron de los cuentos sencillos de la tradición oral, no sólo porque les fascinaba su forma y contenido, que eran como el haz y el envés de una hoja, sino también como una forma de defenderse de los adultos que los ignoraban como a personas, con derecho a contar con una literatura accesible a su nivel lingüístico e intelectual".

Víctor Montoya, en esta obra, defiende intransigentemente la libertad de una lectura creativa, lúdica y placentera para los niños y niñas, concluyendo que "la buena literatura infantil, satisface los gustos y preferencias de todos los lectores, supera las edades, condiciones sociales y diferencias culturales".

(*) Escritora, videasta, guionista y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Preside la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.

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