domingo, 29 de abril de 2012

Los libros para niños pueden ser bastante crueles

Los libros y los cuentos infantiles no tienen únicamente a princesas y conejitos de cachetes rosados como protagonistas, ni las historias son siempre sobre buenos valores y costumbres. Hay una literatura infantil que rompe esquemas, que muestra sombras, como lo afirmaba el crítico e investigador literario venezolano Fanuel Hanán Díaz en la conferencia magistral que brindó en el marco del I Congreso IBBY Amazónico Letras sin Fronteras, con el nombre de Libros perturbadores: una categoría a la sombra. Hanán Díaz hizo un repaso por la literatura infantil que aborda historias de violencia, guerra, abandono de los padres, sexo y hasta homosexualismo, y el rol que cumplen estos libros.
“Defino lo perturbador como efecto”, dice Hanán, “y el efecto es que estos libros desestructuran, explotan convicciones, esquemas estables. Conceptos como ‘toda madre debe amar a su hijo’ son inamovibles, y cuando leemos la historia de una madre que los abandona porque se enamora de un hombre nos perturba, porque nos derrumba un esquema, y deja pensando en ello mucho tiempo”.
Fanuel se basa en la teoría del ánimus y el ánima, del sicólogo Carl Jung, discípulo de Sigmund Freud. “Todos tenemos una zona oscura de nuestra personalidad que tratamos de ocultar siendo personas educadas, correctas. Cuando se tocan esas zonas oscuras se entra en un terreno inestable que los adultos consideramos inapropiados para los niños, pero se debe aprender a integrar el lado luminoso como el oscuro, haciendo más chico este último para que no nos domine”. El autor considera que la literatura ayuda a aceptarlo y “a construir respuestas, porque los libros permiten intimidad, a saber cosas que no te atreves a preguntar”, recalca. Se muestra crítico con la formación literaria impartida en los colegios, porque esta hace de la lectura una obligación, y por ser censora e imponer el tema de los valores, “pero no saben manejarse cuando un libro trata de un antivalor que también es abordar un valor. La escuela no es abierta, es muy cerrada”, concluye.
Hanán Díaz hizo referencia en su conferencia a las connotaciones sexuales de cuentos clásicos como Caperucita roja o La Bella durmiente, y puso como ejemplo de literatura infantil perturbadora a libros como Rey y rey, que aborda un tema homosexual, y Juul, sobre un niño que es maltratado por otros niños por su aspecto físico, entre otros ejemplos.

Opiniones

Carlos Rubio
Escritor costarricense
La función de la literatura debe ser presentar al niño el mundo tal cual es, con todas sus situaciones, que no considero antivalores. La muerte o el sexo son situaciones reales y los niños lo miran con mucha frescura. La tecnología y los medios actuales hacen que se vuelva incontrolable al padre y al maestro saber qué es lo que los niños están conociendo.

Gaby Vallejos
Escritora boliviana
No hay un tema que no pueda ser abordado por adultos y destinado a los niños, porque ellos son testigos de suicidios, de guerras. Los autores de libros para niños no tenemos derecho de mantenerlos en una campanita de cristal cerrada, sino enfrentar esto y trabajar en libros hermosos donde se golpee al niño, pero se le dé salidas.

Manuel Peña
Escritor y profesor chileno
Profesores y padres tienen una idea preconcebida de la literatura infantil. Creen que tiene que tener un contenido pedagógico, didáctico. Pero no ven el libro infantil desde el punto de vista artístico y estético. Los elementos perturbadores contribuyen a que el niño se plantee ciertos temas y se vea reflejado.

Sarah Mansilla
Escritora boliviana
Los padres tienen derecho a elegir los libros para sus hijos. La lectura debe ser un placer y la belleza está en los ojos de quien la mira, esto es muy individual. Siempre y cuando, en el caso de los niños, la lectura esté supervisada por los padres y que el niño disfrute de esta. Hay que dejar que los chicos experimenten.

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