El autor participó del VIII Encuentro de Escritores Iberoamericanos, que se realizó la semana anterior
Juan Pablo Piñeiro, destacado escritor paceño, dijo que “hay que tratar de abordar cada libro como si fuese el primero”, esto en relación a su nueva novela en la cual se encuentra trabajando.
En el marco del VIII Encuentro de Escritores Iberoamericanos, evento que culminó la semana anterior, OPINIÓN conversó con el autor acerca de la estrecha relación de La Paz con su obra y su incursión en la escritura de guiones cinematográficos
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P: ¿Qué proyectos te encuentras desarrollando en la actualidad?
R: En cine recién terminé un guión para Paolo Agazzi, que creo que lo va a filmar este año. La película es acerca de la escuela de Warisata y toda su historia, que me parece es muy importante que la sepamos. En novela estoy a medio camino de mi tercera producción sobre la selva y que se llama “Manubiduyepe”.
P: Entonces estás saliendo del contexto en que habitualmente habías desarrollado tus obras anteriores...
R: La literatura es un camino que siempre te va exigiendo. Eso es importante, no repetirse, a pesar de que uno siga hablando del mismo tema. Hay que tratar de abordar cada libro como si fuera el primero. Lo que me está moviendo como autor es mucho más importante en este momento, poder trabajar desde un punto de vista más amazónico que andino, pero sin dejar de lado esa mirada.
P: La Paz se marca como un referente en tu obra ¿Cómo o de qué forma trasciende esto a la hora de escribir e inspirarte?
R: La Paz tiene un espíritu literario y de alguna manera era muy difícil para mí abstraerme de eso a la hora de escribir mis libros. Tiene elementos que son muy valiosos para rescatarlos y trabajarlos. Eso, y a veces el paisaje mismo te obliga a trabajar ciertos sentidos, personajes y eso es lo que me maravilla de ese hecho.
P: “Cuando Sara Chura despierte”, “Hospital Obrero” e “Illimani Púrpura” abordan ciertos aspectos y tramas de la “paceñidad” ¿Se puede hablar de un imaginario social de la sede de Gobierno?
R: Creo que sí, aunque a la vez no. Porque en “Cuando Sara Chura despierte” están los personajes paceños. Hay un pajpaku, están los bailarines, pero también ingresan esos seres que están dentro del imaginario, como el sol andino, la llama y la vicuña. Creo que en realidad se trata de un imaginario andino que se urbaniza en La Paz. Eso es lo que más me interesa, como lo andino tiene un poder de transformación, que al volverse urbano adquiere otro sentido en la modernidad y este momento.
P: Elementos de la literatura fantástica están inmersos en tus obras. Se complementan muy bien con La Paz ¿Qué es lo que posibilita esta unión entre estos dos ? ¿La misma fórmula puede aplicarse a cualquier contexto?
R: Me parece que no. Muchas veces escribo literatura fantástica cuando pensé que estaba escribiendo literatura realista. Debe ser que aquí suceden cosas que no ocurren en otros lados. Muchas veces yo no me confío en hacer literatura fantástica, sino una forma de poner en la ficción elementos, que si no se cuentan de esa manera tampoco se podrían entender.
P: La Paz es una maqueta interminable, que se sigue construyendo a través de distintos autores ¿Cuál consideras que es tu aporte a la construcción de la mitología de esta ciudad?
R: Escribir sobre La Paz después de Jaime Saenz y Arturo Borda es difícil. Con su literatura han puesto una capa sobre todo. Quiere decir que ya es parte de la ciudad, es su literatura. A partir de eso uno está muy limitado porque ya han escrito lo esencial. Es muy peligroso o arriesgado seguir escribiendo sobre La Paz porque uno puede llegar a caer en la misma literatura o dejarse influenciar mucho por estos autores que han trabajado tanto esta ciudad.
P: ¿Cuáles consideras que son los autores que han influenciado tu obra?
R: Los autores nacionales que me han influenciado mucho son Jaime Saenz, Jesús Urzagasti, René
Vascopé y Arturo Borda. Entre los internacionales me gustan muchísimo João Guimarães Rosa, Franz Kafka, James Joyce, además, me agrada leer poesía, como la de Fernando Pessoa.
P: ¿Has pensado incursionar en la poesía?
R: Claro. Ese es mi proyecto privado secreto. Quiero ir de la narrativa a la poesía, pero a veces me da vergüenza lo que escribo (risas). Creo que lo más alto en la literatura es la poesía. Ojalá algún día pueda tener esa capacidad de escribirla.
Datos.
Sobre el autor.
Nació el 27 de septiembre de 1979, en la ciudad de La Paz. Egresó de la carrera de literatura de la Universidad Católica de Bolivia. Tiene tres obras publicadas. Las novelas “Cuando Sara Chura despierte”, “Illimani púrpura” y el libro de cuentos “Serenata cósmica”. Ha escrito también guiones para cine: “Sena Quina” (2005, Paolo Agazzi) y “Hospital Obrero” (2009, Germán Monje).
Traducción
“Cuando Sara Chura Despierte”, actualmente, está en quinta edición en Bolivia y este año fue publicada en Argentina por el sello Portaculturas de Córdoba. También fue traducida y publicada en Suiza y Francia por el centro Simón I. Patiño.
Debut.
En 2013 publicó “Serenata Cósmica”, su primer libro de cuentos, con lo que Piñeiro debutó en el género.
El autor se dedica también a otro tipo de actividades como la elaboración de libretos de ópera y la preparación de comidas de todo tipo.
“El guión no tiene nada de literario”
El escritor Juan Pablo Piñeiro también escribe cuentos.
P: El año pasado publicaste tu tercera obra, un libro de cuentos. ¿Cómo se dio este cambio de género literario?
R: Me pidieron un cuento para una antología en Argentina, otro en Estados Unidos. De ese modo me fui animando y ya tenía bastantes cuentos, entonces decidí compilarlos y publicarlos. Fue difícil pasar de la novela al cuento y todavía no me siento cómodo en ese género. Me gusta sostener en el tiempo una narración y una escritura. Eso va transformándose junto a mí. En cambio un cuento no te da la posibilidad de tener ese trabajo interior.
P: Su escritura ha traspasado al cine ¿Cuáles son las diferencias que encuentras al momento de escribir un guión y un libro?
R: El guión no tiene nada de literario. Es una escritura que carece de ese universo. Lo que escribes es una guía para que se pueda filmar la película. Esa guía se reparte entre los distintos departamentos de arte, producción, sonido, entre otros. Si un guión se pone a hacer algo literario dejaría de ser lo que es. El guión tiene escritura, narrativa, personajes y construcciones, pero no tiene lo más importante de la literatura, que es la posibilidad de hacer una metáfora.
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