El escritor Jaime Nisthauz todavía recuerda con cariño a una joven que, hace más de 30 años, se aproximó a él en El Prado y lo sorprendió al recitar un poema de su autoría. Quedó sorprendido y más aún cuando la muchacha le pidió dos copias de su libro titulado Escrito en los muros.
En la década del setenta aproximarse a los escritores bolivianos como Nisthauz, Manuel Vargas, Alfonso Gumucio y al fallecido René Bascopé, no era una tarea complicada, sino común, las ferias del libro de autor que emergieron en esos años de dictadura permitían este acercamiento entre autores y lectores. Sin embargo, según los literatos, actualmente ese nexo es casi "inexistente”.
Y sí, eran otros tiempos. En ese entonces la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad Mayor de San Andrés había cerrado temporalmente; el General Hugo Bánzer Suárez ascendió al poder para iniciar un régimen dictatorial (1971-1978), en el que era habitual observar tanques en las calles y escuchar disparos de armas.
Ante esa situación, varios jóvenes escritores optaron por buscar refugio en la literatura e imprimían con sus propios recursos sus libros de cuentos, novelas y poesías. Uno de ellos fue el escritor Manuel Vargas, quien recuerda que en los últimos años de la dictadura de Bánzer, él y varios compañeros solicitaron permiso a la Alcaldía para instalar una breve feria que les permitiese promocionar y difundir sus primeras obras. Por su parte, su colega, Nisthauz rememora que fue a través del Partido Comunista que obtuvieron la licencia.
Ambos autores coinciden que gracias a esa iniciativa, impulsada por ellos y otros escritores, nacieron las primeras ferias del libro de la ciudad, aquellas en las que el propio autor era el que editaba, imprimía y vendía sus obras.
Para Nisthauz estos espacios no sólo permitían adquirir obras de literatura a bajos precios, sino que permitían al lector darse cuenta de que el escritor es un ser humano igual que ellos, sólo que con el don de la escritura.
"Así como hay personas que nacieron con pies grandes, hay personas que nacieron para escribir, bien o mal, pero para escribir”, bromeó el literato.
Por otra parte Vargas rememora que se inició este movimiento con la intención de hacer públicas las obras y difundir el arte que los jóvenes autores producían en esos años. "No existía una feria tan grande como la que existe ahora (la Feria Internacional del Libro de La Paz), entonces resolvimos hacer unas pequeñas ferias de autores”, contó el narrador.
En esas pequeñas ferias participaban autores como Humberto Quino, Jorge Campero, Matilde Casazola y otros. También, alguna vez, uno de los encuentros recibió la visita del líder político Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien era amigo de varios autores, entre ellos René Bascopé.
En general los escritores eran los que pagaban por la impresión de sus textos, aunque Vargas recuerda que la imprenta de la UMSA, en algunas ocasiones, era utilizada para sacar las publicaciones. Años más tarde, cuando la década de los años 70 terminaba, Vargas se unió a otros cinco autores y publicaron la obra Seis nuevos narradores bolivianos, con ayuda de la imprenta universitaria.
Ya sea imprimiendo con sus propios recursos o ayudados por algunas imprentas, Nisthauz y Vargas coinciden en algo: los autores nacionales buscaban la reivindicación de la lectura.
Las primeras ferias del libro "tenían un cierto aire patriótico”, relata con su humor característico Nisthauz. El encuentro literario se "celebraba” dos veces al año, el primero se realizaba el 16 de julio y el segundo a fin de año, "más o menos por octubre”, explica el escritor.
Las ferias se montaban utilizando las bancas de El Prado y cada uno de los escritores llevaba una pequeña mesa para exponer sus textos.
Nisthauz también recuerda que este espacio reunía a autores muy solidarios. "Yo era funcionario y cuando no podía asistir, mi amigo, el poeta Marcelo de Urioste, vendía mis libros”, cuenta.
Vargas confirma esta versión, pues más allá de "llegar a alguien y vender obras”, la feria del autor reunía a un grupo de amigos y artistas, no sólo escritores, sino también pintores.
Así fue como las primeras ferias del libro iniciaron con un grupo de amigos, ansiosos por dar a conocer sus creaciones. Para Nisthauz, los proyectos personales de cada uno, la llegada de vendedores de libros de todo tipo y el hecho de que muchos de los autores comenzaron a editar con grandes editoriales, fueron los factores que llevaron a que esta iniciativa "muera”.
Hoy el periodista Elías Blanco retomó la idea y organizó el pasado 16 de julio la segunda versión de la Feria del Libro de Autores en Villa San Antonio. Para él la dinámica que se genera entre lectores y escritores es uno de los valores de este tipo de ferias. Un testigo de esa iniciativa es Nisthauz, quien recuerda con cariño a la joven que le recitó un poema entero, en El Prado, lugar en el que, en plena dictadura y cierre de universidades, surgieron las primeras ferias del libro.
Algunos detalles sobre las ferias
Iniciativa El 16 de julio pasado, en la segunda Feria del Libro de Autores, participaron escritores como Gonzalo Llanos, María Elena Chambi, Elizabeth Peredo, Rosario Aquim, Jorge Campero, Humberto Quino y otros. Al encuentro también acudieron cuatro autores de la editorial La Hoguera, como Liliana de la Quintana, Carlos Azurduy, Mariana Ruiz y Carlos Rocabado.
Apoyo La presidenta de la Cámara Departamental del Libro de La Paz, Carla María Berdegué, participó en la inauguración de la segunda Feria del Libro de Autores. La también escritora aplaudió la iniciativa y aseguró que desde el 2015 la institución apoyará la feria de los autores. "Apoyaremos la feria desde el próximo año con la participación de los autores de las editoriales”.
Recuperan las ferias del libro de autores
Hace cinco días más de 30 escritores participaron en la segunda Feria del Libro de Autor, en Villa San Antonio Bajo. El encuentro fue impulsado por el periodista, Elías Blanco Mamani, y busca recuperar esa idea que nació en los años 70: crear un espacio de intercambio entre escritores y lectores.
Esto, para Blanco, es importante porque "con una feria de autores, se da la oportunidad a que escritores rescaten las impresiones inmediatas del lector frente a sus obras, algo importante para los futuros trabajos del escritor”.
Asimismo el periodista asegura que estas iniciativas reducen significativamente el costo de los libros y permite al autor recuperar una fracción significativa de su inversión. "Las librerías suben hasta un 50% el costo en que un escritor deja sus libros”, explica.
En la Feria del Libro del Autor, los autores ofertaban sus obras desde 10 hasta más de 60 bolivianos.
Blanco asegura que él se enteró después de la primera feria que organizó que esta iniciativa era antigua y que no cree que los eventos pasados hayan influido para la creación de la Feria Internacional del Libro actual.
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