domingo, 29 de diciembre de 2024

Liliana Colanzi, inmortalizar con palabras desde la imaginación

 Liliana Colanzi es una de las escritoras bolivianas contemporáneas con mayor proyección en la literatura latinoamericana actual. Desde su irrupción en la narrativa, se convirtió en un referente de la literatura de fantasía, siendo reconocida con destacadas distinciones, donde uno de las últimas, el premio de relatos Ribera del Duero, fue por su libro de cuentos ‘Ustedes brillan en lo oscuro’ (2022), que extendió su relevancia hasta este año siendo seleccionado dentro de los 100 libros más recomendados de 2024 de la revista TIME y resultando ganador del premio Narrativas a Escena del Festival Amèrica de Barcelona. 

En charla con OPINIÓN, la escritora adentra sobre su proceso de ir de la idea al relato, sobre ‘Ustedes brillan en lo oscuro’ y los nuevos proyectos en camino. 

P.- 'Ustedes brillan en lo oscuro' (2022) cierra el 2024 con más reconocimientos, ¿qué te dice esa relevancia en el tiempo sobre tu trabajo?

R.- ‘Ustedes brillan en lo oscuro’ me tomó seis años escribir, con una pandemia de por medio y en circunstancias personales difíciles. Que ese libro resuene en otras personas y que llegue a otros países y a otras lenguas es un motivo para estar agradecida y para seguir escribiendo. 

P.-Hay varios temas que explora esta obra, ¿cómo surgió esta diversidad de abordajes?

R.- No escribo sobre temas, sino que me dejo llevar por intuiciones y por imágenes que regresan una y otra vez a mí: hace años que me rondaban dos hermanas de una colonia menonita, y terminé escribiendo sobre una colonia religiosa con prácticas brutales de la que dos adolescentes están intentando escapar. Un viaje al Beni con mi madre inspiró el cuento ‘La deuda’, que ocurre en un pueblo abandonado y medio devorado por la selva que en otra época fue esplendoroso, y que remite a Cachuela Esperanza. Una propaganda estatal que usa un personaje infantil un poco siniestro para publicitar los beneficios de una central nuclear fue el disparador de ‘Atomito’. Mi imaginación es muy visual y, más que pensar en tocar algún tema, exploro lo que está cifrado en imágenes que me persiguen durante mucho tiempo. Los vínculos temáticos entre los diferentes cuentos los voy encontrando después, y es curioso cómo se van ordenando de manera casi inconsciente. 

P.- Haciendo un repaso por tu carrera como escritora, ¿cómo ves la evolución de tu trabajo con el tiempo?

R.- Hay cuestiones que aparecen en todos mis libros, así como también hay búsquedas distintas en cada uno de ellos. Yo salté al fantástico y la ciencia ficción con ‘Nuestro mundo muerto’ porque necesitaba un registro no realista para abordar el trauma: se trata de un libro de fantasmas, de heridas que deja una sociedad colonial y violenta, y como ya sabemos, el fantasma es el síntoma de un hecho traumático que regresa a molestar a los vivos hasta que se lo reconozca y se le dé el lugar que corresponde. Mi último libro, ‘Ustedes brillan en lo oscuro’, profundiza mi interés por hacer de los animales, e incluso de los microorganismos, y de los territorios protagonistas del relato. Es también un libro de viajes en el tiempo: al pasado prehistórico, pero también a futuros posibles. Preguntarnos por el futuro es cuestionar el camino que estamos eligiendo en el presente: por eso los territorios del futuro que narro están contaminados por la acción de los humanos, y cuyo germen se puede encontrar en el presente. En cuanto a las obsesiones que se repiten, están los espacios radiactivos, los adolescentes disfuncionales, las relaciones violentas entre padres e hijos, los lugares aislados u olvidados. El horror me permite preguntarme por la forma en que el pasado continúa incidiendo en el presente de forma ominosa, mientras que la ciencia ficción me abre a la pregunta por el futuro, que es siempre una pregunta política. 

P.- ¿Tienes otros proyectos en mente para el siguiente año?, ¿tal vez un nuevo libro?

R.- Estoy escribiendo una historia ambientada en Santa Cruz a lo largo de varias décadas y estuve investigando sobre los tambos, que son las viviendas donde se concentraba la mayor parte de la población cruceña en condiciones terribles de hacinamiento hasta mediados de los años 50. Hoy en día solo sobrevive uno de ellos, Tambo Hondo, que descubrí por casualidad, caminando por el centro, y que disparó mi curiosidad y mi imaginación.  

P.- Hace poco estuviste en Santa Cruz dando charlas literarias, ¿que te llevas de tu visita al país este año?

R.- Usualmente vuelvo a Bolivia una o dos veces por año. Este año en agosto, después de participar en la feria del libro de La Paz, viajé a la Chiquitania con la escritora peruana Claudia Ulloa para familiarizarme más con el tema de los incendios que ya hacían estragos cuando llegamos. El cielo estaba cubierto de humo y fue terrible presenciar el comienzo de semejante devastación. Que se hayan quemado 12 millones de hectáreas este año es espantoso y debería movilizarnos para impedir que vuelva a suceder un desastre así. Además de eso, es imposible sustraerse de la crisis económica, que se siente a todo nivel y que tiene a la gente tratando de buscarse la vida o pensando en emigrar. Este fue año muy duro en Bolivia. 

P.- ¿Qué obras de la literatura boliviana que hayas consumido este año puedes recomendar? 

R.- Este año me encantó leer el poemario ‘Política de Dukes’ de Fher Masi Pérez y la novela ‘Los belgas’ de Adhemar Manjón. Los libros de cuentos ‘Las desapariciones’ de Mónica Heinrich, y ‘Un montón de pájaros muertos’ de Gustavo Munckel muestran que el fantástico y el horror están muy vivos en Bolivia. Estas son solo algunas recomendaciones dentro de un panorama muy diverso, estimulante y vital. 

Liliana Colanzi, inmortalizar con palabras desde la imaginación

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