¡Viva la Patria, muera el rey! La expresión de Mariano Antezana le valió la ejecución.

Siempre habrá algo que contar, algo que investigar y aportar dos siglos después de la gesta de los patriotas que alzaron el grito de la Independencia.

Luis Antezana Ergueta, escritor, historiador, político y periodista, actual columnista en EL DIARIO y su hijo Alejandro Vladimir Antezana Salvatierra, abogado e historiador se lanzaron a esta empresa para recordar a uno de sus antepasados: don Mariano Antezana y junto a él a esa pléyade de hombres que renunciaron a la vida, pero no a los principios que llevaban.

¡Viva la Patria, muera el rey! La expresión de Mariano Antezana le valió la ejecución.

“El pelotón de fusilamiento había llegado ya a la esquina de la casa en que se encontraba la gobernación, cuando Goyeneche salió al balcón y gritó al oficial: “Que no le tiren en la cabeza… la necesito intacta, para clavarla en una pica en medio de la plaza. Cuando el caudillo partía con estoica resignación hacia la muerte, el patibulario brigadier dio otro grito: Oiga Antezana, allá está el patíbulo… diga ¡Viva el rey y muera la patria y se le perdonará.

Entonces, con extraordinario valor, el imperturbable héroe y mártir, Mariano Antezana, volviendo el rostro, lleno de dignidad y valor, dio unos pasos hacia Goyeneche y exclamó en voz fuerte… Viva la Patria, muera el rey, como registra el historiador Urquidi”.

Hasta ahí uno de los párrafos centrales del libro editado por Plural y presentado anoche en Cochabamba ante un público selecto de escritores y gente ávida de la buena lectura.

El trabajo, un homenaje a Mariano Antezana Casafranca en el bicentenario de su fusilamiento, es una compilación de artículos de prensa sobre las revoluciones libertarias de Cochabamba de 14 de septiembre de 1810 y 29 de octubre de 1811.

A lo largo del libro se recorren diversos capítulos que los historiadores han registrado bajo los títulos: memorias de la Batalla de Aroma; Las batallas de la Virgen patriota; Mariano Antezana, protomártir de la Independencia; el Tambor Vargas y las Revoluciones de Cochabamba y otros.

En el prólogo se explica que este libro es un logro de dos historiadores: padre e hijo, Luis Antezana Ergueta y Alejandro Antezana Salvatierra. Así se unen dos tiempos, dos generaciones en una voluntad y en una inteligencia para ofrecernos esta obra de invalorable importancia. Conjunción de ideales y edades para construir la historia que es importante resaltar, porque es una benéfica concurrencia entre la savia añeja del padre, que ya es un erudito escritor de muchísimos años atrás, con la savia vital de uno de sus vástagos.

SEMBLANZA DEL PROTAGONISTA

* Don Joaquín Mariano Antezana era alto de estatura y recia complexión. De hermoso ojos celestes y lengua barba. Su rostro distinguido y distinguidos modales denotaban su alcurnia y exquisita cultura. Era inflexible en su determinación; y al oír su voz arrogante, aunque era un tanto lento en sus expresiones, sabían del valor de su energía moral y física. A su hermoso continente y afortunada condición unía las más altas cualidades de bondad a toda prueba y de privilegiada inteligencia e ilustración acendrada.