El carácter conservador de la nación boliviana , de H.C.F. Mansilla. Todo pueblo quiere explicarse, verse, intentar saber su carácter, de ahí la importancia de este libro que reedita el cuestionamiento de otro libro influyente en otro momento, como fue Pueblo enfermo de Arguedas. Con un campo más restringido, el de Mansilla plantea nuevamente nuestras debilidades como sociedad.
Ni con Lima ni con Buenos Aires de José Luis Roca. Es cierto que es una colección de ensayos sobre un tema unificador y no una obra monográfica, pero el respaldo bibliográfico y sus nuevos aportes a la historiografía de la creación de Bolivia, hacen de él un libro clave para ver con otros ojos la creación de Bolivia. Ese libro y otras lecturas que coincidieron me convirtieron en “olañetista”, un término que para muchos es o era peyorativa.
Mirabilia , de Eduardo Mitre. Para mí, el poemario más bello de literatura boliviana. Hay hermosos poemas de Tamayo y Freyre que tienen resonancia universal, pero este es un libro cabal, medido, en lo sonoro y conceptual.
Taller del cuento nuevo , compilado por Jorge Suárez. Tiene su importancia porque es la irrupción de nuevos escritores desde Santa Cruz, formados además gracias al aporte generoso de nombres como Luis H. Antezana, Mitre, Wietüchter, García, Rubén Vargas y Jorge Suárez. Es como si hubiesen tenido un curso especial e intensivo para formarse y desde ese momento la literatura boliviana consiguió de golpe nuevas voces y nuevas raíces en su diversidad.
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