María Luisa Tejera llegó en agosto de 2003 para tomar unas vacaciones en San Ignacio de Moxos, población ubicada a 77 km de Trinidad (Beni). Ni bien llegó se anotó en un curso del Ministerio de Educación para enseñar ciencias en cursos de secundaria.
Después de volver al año siguiente decidió que a partir de 2005 viviría en la comunidad ignaciana. “Lo primero que noté fue la falta de bibliotecas, salvo la de un internado y la de la Alcaldía, conformada por libros muy viejos o solo de temática religiosa”, explicó Tejera, que a raíz de esto gestionó primero una buena cantidad de libros en España, en diciembre de 2004 (18.000, enviados a Bolivia en 150 cajas vía marítima), y el siguiente paso fue conseguir el lugar para la biblioteca.
El elegido fue un viejo edificio de la parroquia que fue cedido por tres años de forma gratuita. La Alcaldía se comprometió a pagar los sueldos de los funcionarios (inició con un sereno y un bibliotecario) y una fundación, creada por Tejera, se hizo cargo de la remodelación del edificio. En abril de 2006 el espacio estuvo listo.
Trabajo dedicado
Durante ese tiempo, María Luisa realizó -y lo sigue haciendo- un sinnúmero de actividades: desde clases de computación, exhibición de cine y talleres de teatro hasta la creación de cinco bibliotecas distritales dirigidas por los propios vecinos, ya que esta es una de las principales muestras de aceptación al trabajo de esta bióloga y normalista: las juntas vecinales son las que escogen al bibliotecario y se encargan de pagar sus sueldos, dejándole a ella la capacitación.
El objetivo
Pero el proyecto de la biblioteca principal en un nuevo edificio y propio tenía que hacerse.
Después de varios intentos fallidos de financiamiento, María Luisa fue contactada en 2010 por la comunidad Cristo Rey de Luxemburgo, gracias a un viejo amigo, que junto con el ministerio de Asuntos Exteriores de ese país desembolsó € 27.000 dos años después. Paralelamente la iniciativa también contó con un terreno de 1.000 m2 cedido de forma gratuita por la Alcaldía.
La biblioteca pública Vikarawa’u Vimutu (Donde aprendemos todos) fue inaugurada el 25 de septiembre y es una gran ayuda hoy para los estudiantes de San Ignacio de Moxos, que tiene 12.000 habitantes y 14 colegios. “Es un edificio que costó ocho años de trabajo”, indicó Tejera.
La biblioteca cuenta con todas las condiciones: una sala de computación con 15 máquinas con conexión gratuita a internet, un laboratorio y una sala de lectura para niños. Tiene más de
24.000 libros y 12 funcionarios.
María Luisa espera iniciar la construcción de una segunda fase, que tendrá, entre otros elementos, un auditorio y una sala para talleres, quizá en febrero del 2014
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