Nicanor Parra —lo dijo Harold Bloom— es incuestionablemente uno de los mejores poetas del mundo. Pareciera que el creador de la antipoesía hubiese fallecido, pero el chileno sigue vivo a punto de cumplir en 2014 los 100 años. En el odiado cuarto piso, entre las salas Yolanda Bedregal y Joaquín Aguirre, el Consulado de Chile trajo una diminuta exposición sobre los años de docente de Parra en la universidad de ese país.
Los primeros días, la gente del consulado estuvo con una mesita animando a ver el video y las fotos de la muestra. Incluso se celebró una charla con escasa asistencia. Con el paso de los días, las fotos de Parra se han quedado solas y parecieran invisibles.
Los escritores que participan de las charlas dicen de lejos: “Míralo, es Parra”. Pero nadie se acerca a chequear a Patti Smith: la poeta y cantante estadounidense homenajeó al chileno dibujando en la pizarra con tiza un poema para el antiprofesor que recibió el “Amigo Zerbantes” en 2012.
La exposición, lúdica por excelencia, invita a los lectores a escribir en el pizarrón. Pocos han caído bajo el sortilegio de Parra: apenas un dibujito tierno de una chica linda huyendo de un malvado perro. Y nada más.
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