En el marco del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, que comenzó el pasado domingo y finalizó ayer en Panamá, el periódico español El País y su blog Papeles Perdidos promovieron el denominado “Atlas sonoro de las palabras más autóctonas del español”.
De esta iniciativa participaron 21 escritores de cada uno de los 20 países hispanohablantes, más Estados Unidos, a quienes se les encomendó elegir una palabra, la “más auténtica de su país, la que creen que los representa o lo identifica mejor a él y a su gente, o es una de las más populares”.
El turno de Bolivia fue el lunes junto a España y Honduras, y el escritor Edmundo Paz Soldán fue el encargado de elegir por el país. La palabra que propuso fue “jailón” y la definió como: “Es alguien de la high society, y la connotación suele ser negativa.
Los jailones viajan a Miami o Punta Cana de vacaciones y sólo van a los bares de moda. Los jailones no entienden Bolivia porque son... jailones. Se llevarían bien con los fresas mexicanos o los chetos argentinos”.
Sin embargo, muchas y muchos bolivianos que trabajan con el lenguaje, principalmente escritores y periodistas, consideraron la propuesta de Paz Soldán poco representativa.
Y en el afán de profundizar en encontrar el “bolivianismo”, entrevistamos a varios escritores del país y sus respuestas fueron las siguientes.
Para Darwin Pinto, “en Santa Cruz una palabra que se oye en cada esquina y que en el resto de Bolivia saben que es de acá es ‘pariente’. Es decir, su significado aquí, cambia, pues, no es el estricto relacionado a los lazos de sangre, sino que es una elección individual. A mi pariente yo lo elijo, es más fuerte que un amigo, más que un hermano”.
Para Rodrigo Urquiola Flores, escritor paceño y reciente ganador del Premio de Cuento Adela Zamudio, el bolivianismo sería “estido”. “Por lo menos en La Paz, eso del estido y sus variantes, sin duda, que quieren decir una y mil cosas”.
Cecilia Romero dijo: “La primera palabra en la que pienso es ‘misk’i’, una que tiene origen quechua y que fonéticamente es la mejor forma de expresar eso que tiene lo dulce, lo que embriaga por su sabor”. Por su lado, Adolfo Mier Rivas propuso varias.
“Pienso que una, no sé si la siguen usando, pero creo que es ‘una chaupinchada’ y otra pienso que es ‘hermanoinin’ o ‘elay puej’”.
Para Gonzalo Lema la palabra ideal sería “cholo”, “porque es la síntesis del mestizaje, segundo porque es la economía emergente y de los detentadores de poder político. Yo creo que es el vocablo con mayor potencia expresiva que manejamos los bolivianos, para bien o para mal”.
Para Ramón Rocha Monroy es “k’orotón. Si alguien la dice, seguramente es cochabambino. Conocí a un buen amigo del Bronx a quien se le hacían la burla por su español incipiente, pero el Gordo Ja Ja le enseñó que cada vez que sintiera que alguien se hacía la burla de él, le dijera ‘K’orotón’”.
“Makurka” es la palabra para Miguel Vargas, editor de cultura de La Razón. “Jamás entendería que alguien tiene ‘agujetas’. Estar makurkado es algo muy boliviano”.
Las populares
La palabra elegida por el escritor mexicano José Emilio Pacheco fue “Pinche”. El panameño Carlos Wynter Melo dijo “Sinvergüenza”. La uruguaya Claudia Amengual eligió “Celeste”.
La colombiana Laura Restrepo propuso “Vaina”. La escritora puertorriqueña Mayra Santos-Febres dijo “Bregar”. Rodrigo Rey Rosa, de Guatemala, dijo “Kaibil”. La ecuatoriana Gabriela Alemán consignó “Yapa”, el nicaragüense Sergio Ramírez puso “Chunche” y el estadounidense Sergio de la Pava habló de “Parqueadero”.
El argentino Juan Gelman dijo “Boludo”, el salvadoreño Horacio Castellanos “Cipote” y el venezolano Rafael Cadenas “Bochinche”.
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