lunes, 14 de diciembre de 2015

Poca demanda de literatura causa cierre de las editoriales



Una de las principales causas para que emprendimientos editoriales fracasen en Tarija es que el chapaco no consume su propia literatura, coincidieron tres responsables de empresas que se dedican a la producción de libros. Además, subrayaron que el departamento es el único en el país que no tiene concursos ni premios en el ámbito de las letras.

Mercado
El director de la Editorial Dos Tipos de Tarija, Pablo Pizarro, sostuvo que en 2015 apenas publicó dos títulos porque el principal problema con el que tropezó es la falta de mercado, por una parte no hay el consumo de literatura tarijeña por los tarijeños. Además que los propios autores son sus editores, ello mismos van a la imprenta a publicar sus libros, los ofertan e incluso los distribuyen.
“En conjunto hemos perdido esa capacidad de producir libros”, arguyó, a diferencia de La Paz y Santa Cruz, lugares donde realmente hay una producción seria de títulos en todos los ámbitos con editoriales grandes que trabajan a nivel nacional e internacional.
Subrayó que existe un vacío en esta área dela cultura de la región. Un ejemplo es que no se encuentran libros que han marcado huella como la “Antología” de Octavio Campero Echazú ó “Tejas de mi techo” de Bernardo Trigo Pacheco.
“Las instituciones publicas tienen que ser el motor, llevar la iniciativa y apoyar en la cadena de producción venta y promoción de nuestros libros, deben ser un motor para producir literatura en general, hemos perdido esa capacidad –criticó-.En su momento había la imprenta de la Universidad que sí había generado varios libros de distintos tipos históricos y literarios. Tanto la Gobernación y la Alcaldía han tenido iniciativas, pero que no han tenido el impacto necesario porque no hay un política definida al respecto”.
Por su parte el tarijeño René Rivera, director de la editorial Fe de Erratas en Cochabamba, observó que de manera preocupante existe un circuito central de editoriales en Bolivia que esta liderado por La Paz con editoriales como Plural, le sigue Santa Cruz con Vera y luego Cochabamba con Kipus que se ha convertido en una de las más importantes. Sin embargo, en Tarija simplemente no existen sellos editoriales.
Una manera de motivar a la producción literaria es la creación de concursos y premios, La Paz tiene el Franz Tamayo que es uno delos mas importantes a nivel nacional, en Santa Cruz existen de cuento, novela, ensayo y literatura infantil, en Cochabamba tienen dos importantes: el Marcelo Quiroga Santa Cruz de novela y el Adela Zamudio para cuento. En Tarija no hay ningún concurso ni nada parecido.
“Lo curioso de Tarija es que tiene una buena producción de poesía y cuentos, apuntó, pero los escritores publican en otros departamentos y si se los conoce a nivel nacional es porque publicaron en La Paz, Cochabamba o Santa Cruz; por ejemplo, en estas ciudades conocen a la escritora tarijeña Mariana Ruiz, pero no en Tarija, su propia tierra”.
A su vez, el director de la editorial El Cuervo en La Paz, Fernando Barrientos (otro tarijeño) recordó que esta región aportó a la literatura boliviana con poetas de increíble calidad en el siglo XX como Octavio Campero, Roberto Echazú, Oscar Alfaro, Jesús Urzagastegui y actualmente Julio Barriga.
Sin embargo, lamentó que actualmente no se le preste la atención debida a la producción escrita, tanto por parte de las autoridades como de la sociedad que no consume su propio arte. “Es algo que percibo en Tarija, una anomia, una indiferencia absoluta de parte de las autoridades y empresarios privados que pueden hacer un aporte fundamental, no hay editoriales y eso refleja un estado alarmante”, criticó.

El aporte franciscano en el campoliterario

Según el director de Investigaciones del Convento Franciscano de Tarija, Manuel Gómez Mendoza, esta entidad tiene un registro editorial como centro eclesial de documentación y como Fundación P. Lorenzo Calzavarini Raíces – Tarixa.
Las ediciones que realizan son en torno a la historia y actividad de esta orden. “Son ediciones de un alto carácter científico para que universidades e investigadores del mundo tengan fuentes seguras”, detalló Gómez.

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