martes, 15 de diciembre de 2015

Magela Baudoin: “No puedo con los dogmatismos”

TALENTO | ACABA DE GANAR EL PREMIO MÁS IMPORTANTE DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA Y HA PUESTO A LA LITERATURA BOLIVIANA EN UN LUGAR RELEVANTE EN EL MUNDO DE LAS LETRAS.

Magela Baudoin es una mujer sencilla. Hay que empezar por eso. Y es muy sensible, a veces demasiado. Eso también hay que acotarlo. Esa mezcla la convierte en un ser excepcional, con un corazón tan grande como su talento. Por eso, aunque ella se sorprendió cuando fue anunciada ganadora del premio de cuento Gabriel García Márquez, quienes la conocemos sabíamos que iba a ganar. El libro, “La composición de la sal” es exquisito. Cada cuento es una historia completa que al mismo tiempo te deja con ganas de seguir leyendo. Y cada uno tiene vida propia. Sin embargo, Magela es mucho más que escritora, es madre, esposa, amiga, profesora... De todos esos aspectos, y obviamente de su escritura, hablamos en esta entrevista.



OH! Empecemos por el principio, ¿Quién es Magela? ¿Por qué te describes como iconoclasta?

Pues esa es una pregunta difícil de contestar. Paso escribiendo, en parte, para contestarla. Mi padre es un espíritu místico y lúdico y mi madre es ciencia pura. De eso solo puede salir un alma iconoclasta (mis hermanos y yo, todos, de alguna forma somos árboles torcidos). No puedo con los dogmatismos. Tengo un amigo que dice que tengo mi bohemio metódico dentro. Es una grandiosa definición. Tierra y aire. Instinto y razón.



OH ¿Qué es lo más importante? ¿Con qué o quién no podrías vivir?

Mis gustos son muy simples: tengo tres perros y dos gatos. Me gusta el campo. Jugar con mis hijos. Cultivo un jardín un poco salvaje, con esmero japonés. En mi casa están los libros que leo tirados en cada esquina. Mientras escribo crecen torres de libros alrededor. Sergio, que tiene una paciencia de santo, hay días que me reta: Bueno ya es hora de que comiences recoger, ¿no? Y para esto, yo paso peleando con todo el mundo por el desorden. Soy muy descarada. Te diría que esas son las cosas importantes: la familia, los amigos, aquello en lo que crees y que con los años se hace más firme en tu corazón. Mi oficio es mentir, ficcionar para que otros me crean. Pero no podría vivir mintiéndome. Espero, en lo posible, no hacerlo.



OH! ¿Cuál ha sido el papel de tu familia, todos, para que este proceso creativo pueda florecer de esta manera?

Sin ellos no estaría acá. Sin el tremendo acto de fe que tuvieron y que tienen, no me animaría siquiera a llamarme “escritora”. Fueron ellos quienes me nombraron primero: “Mi mamá es escritora”. Yo trato de mostrarles, trabajando, que eso es verdad. Que escribir es mi trabajo, aunque solo sea tangible en el momento de la publicación. Lo hago, porque no es fácil vivir de un promesa que tú misma no sabes si se va a cumplir.



OH! ¿Cómo ha sido ese proceso creativo? ¿Escribías de noche, de día, cómo coordinabas con los chicos?

Este año ha sido muy bueno pero también muy duro en cuanto a la escritura. Pasó como una aplanadora velocísima y escribí en tiempos muy desordenados. De noche, a la mañana cuando los chicos no estaban, de a puchitos en los cafés, en fin. Mi disciplina militar fue rota muchas veces por las demandas de la realidad que uno se busca, por las trampas que una se tiende. Ahora, con el premio, me dispongo a un retiro clerical. A ver si lo logro. Yo necesito rutina y silencio para escribir. Y eso no siempre es posible, por causas externas o internas. La radio que llevas dentro a veces tiene mucho ruido. De ahí salen las historias, pero también el sufrimiento. Espero, en todo caso, sintonizar mejor conmigo misma.



OH! ¿Por qué dedicaste el premio a tus padres en especial y por qué esa alusión a tus "gloriosos seis años".

Porque son las mejores personas que conozco. Ambos. Muy causantes de lo que soy para bien y para mal, sin que ello me libre de mi propia responsabilidad en el asunto, por supuesto. Tuve una niñez austera pero feliz. Mis viejos son hermosos y valientes. Muy valientes. Y el valor es algo que admiro muchísimo.



OH! Magela urbana, en la calle, haciendo trámites, ¿Qué pasa con la escritora? ¿Sigue pensando historias mientras tanto?

Siempre. La antena está encendida todo el tiempo. Un personaje puede estar en la espera de una fila, en la esquina de un semáforo, en la mesa del lado, en las pesadillas, en la memoria. Esto me alivia. Porque es una forma de seguir trabajando. Y así la culpa de no estar sentada escribiendo, no es tan grande. Pensar es parte del proceso creativo. Por eso es que uno es medio distraído, medio ermitaño, medio autista.



OH! ¿Cómo has educado tu talento?

Con paciencia y tenacidad. Soy completamente autodidacta. Completamente insegura respecto de lo que sé. Ese es mi principal motor de búsqueda.



OH! ¿Qué es lo más difícil de escribir un cuento? ¿Cómo lobuscas, cómo le encuentras el final?

Un cuento puede surgir de una imagen. A veces esa imagen es el final o el talante de un personaje. Luego uno va tejiendo, jugando con la historia. Por ejemplo, en “La composición de la sal” tenía la imagen muy clara de un anciano que lloraba inconteniblemente y de un cartel que una vez vi en el centro colonial de Quito: “Se cura el espanto. Se dan baños de alegría”, decía. Sabía que ahí había un cuento.



OH! ¿Qué planes tienes ahora?

Escribir.



OH! ¿Qué pensabas ese día cuando estaban los finalistas sentados en el teatro?

Que ganaría Gabriela Alemán o Juan Villoro.



OH! ¿Has leído los otros cuentos? ¿Qué destacas de ellos?

Sí. Los otros finalistas son escritores muy talentosos, que admiro mucho. Destaco su potencia simbólica, su humor, su agudeza poética, su arrojo narrativo. Cada uno tiene un estilo muy particular. Carlos Arámbulo es todo un suceso. Escribe por veinte años en el anonimato, paga la impresión de su primer libro, lo manda al premio y queda finalista. Es una gran promesa. Gabriela Alemán es dueña de una prosa muy precisa y sugerente. Tiene ya una obra muy importante. Mauricio Electorat es de una inteligencia afilada y llena de humor. Notable. Y Villoro, bueno, Villoro es un maestro.



Perfil

Magela Baudoin

Periodista y consultora en comunicación. Posee una maestría en “Comunicación Periodística, Institucional y Empresarial” de la Universidad Complutense de Madrid; y una especialización en Comunicación Corporativa de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Desde el año 2000, es Directora General de la empresa Rodríguez & Baudoin Comunicación Estratégica.

Entre 1997 y el año 2000, fue gerente de Imagen Corporativa de Tironi & Asociados Bolivia. Ha sido docente de varias universidades bolivianas y ha ejercido el periodismo en medios de relevancia nacional como La Razón y La Prensa. Actualmente, enseña en la Universidad Privada de Santa Cruz, a nivel de pre y post grado, y escribe para las revistas Nueva Crónica y Poder y Placer. Ha publicado el libro de entrevistas “Mujeres de costado” (La Paz, Plural 2010) y cuentos suyos han sido incluidos en las antologías “Voces con vida” (México D.F., Palabras y Plumas, 2008) y “Recuentos urbanos” (México D.F., Palabras y Plumas, 2009). Fue finalista en el I Concurso Internacional de Cuento Breve del Salón del Libro Hispanoamericano de México D.F. en 2009 y es ganadora del Premio Nacional de Novela 2014. Su libro de cuentos, “La composición de la sal” acaba de ganar el Premio Gabriel García Márquez.

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