martes, 15 de diciembre de 2015

Gabriel Chávez Casazola confiesa que se dedicó a la poesía una vez que este género lo tomó en serio

El poeta Gabriel Chávez Casazola confiesa que se dedicó a la poesía una vez que este género lo tomó en serio. Años después fue incluido entre los más relevantes del español en una antología de la editorial española Visor Libros. Recientemente presentó su antología de poemas "Cámara de niebla". Sobrino de la apreciada Matilde Casazola, este escritor consumió literatura desde el seno de su madre y no dejó pasar su niñez para cultivar su prosa, que lo ha llevado a posesionarse como uno de los escritores más representativos de Bolivia.

¿Qué le sedujo de la poesía?
G.Ch.: Suelo decir que la poesía no es un género literario o, por lo menos, no es solo un género literario. Es una forma muy reservada de comunicarse con lo trascendente, un cuento y un canto, una forma del silencio y la palabra, arte mayor y a la vez bitácora de la pequeña vida diaria, diálogo con vivos y muertos, capaz de abolir el tiempo y el espacio. Todo eso, y más, es lo que me sedujo y me seduce de ella.

¿Qué puede cambiar este género?
G.CH.: La poesía no es inmutable, porque en tanta expresión de los niveles más profundos del alma humana, cambia como los seres cambiamos, pues estamos en continuo movimiento. Ella nos transforma al escribirla o al leerla y cada poeta la transforma a su vez, o debería hacerlo. Muchas cosas han cambiado en la poesía a lo largo de la historia, pero esencialmente sigue siendo la misma. Ella, eso sí, ha cambiado a muchas personas.

¿Qué libros nunca ha podido terminar de leer?
G.CH.: Pocos. Tienen que ser muy malos para que los abandone en las primeras páginas. Pero debo confesar que hay buenos libros que, en un primer abordaje, se me resistieron. Tal vez no estaba preparado o no era el momento de leerlos. Hay lecturas que son para determinados momentos de la vida. No hay que forzarse. Después de todo, la lectura debe ser un placer, un acto hedonista, aunque también, a la vez, un acto de introspección y conocimiento.

¿Cuándo y por qué empezó a tomar en serio la poesía?
G.CH.: Creo que ella me comenzó a tomar en serio cuando hice méritos suficientes (risas). Es decir, cuando dejé de jugar con el lenguaje y me di cuenta de que meterse con la poesía era algo serio. Que no era cuestión de ir añadiendo papel impreso al mundo, porque ya hay demasiado. Que la poesía pertenece al reino de las cosas esenciales. Ahí encontré mi voz poética o ella me encontró a mí. Tenía yo 34 años y, además, ya había aprendido de la vida. Todo lo anterior fueron escarceos.

¿Ha roto algún poema?
G.CH.: Creo que no, porque escribo en computadora o tablet (risas). Sí he borrado muchos y corregido casi todos los que he escrito. Aunque la poesía sea una "locura inspirada", como querían los griegos, escribir poesía es un oficio de artesano, hay que dejar madurar la obra y luego pulirla sin cesar. Cuando era muchacho, claro, escribía mucho y en desorden y he perdido casi todos esos poemas o estarán en algún cajón, en alguna libreta.

¿Se angustia cuando no escribe?
G.CH.: Antes me angustiaba más. Ahora me doy cuenta de que, como dice la escritura, hay tiempo de sembrar y tiempo de cosechar. Y tiempo de simplemente estar vivo.

Frecuentemente es reconocido internacionalmente. ¿Qué ha supuesto ello en su carrera?
G.CH.: Todos los seres humanos, desde que somos pequeños, aspiramos a que se nos reconozca cuando hacemos algo bien. Y en ese tema Bolivia es un país ingrato con sus artistas, con sus escritores. Suele ocurrir que el reconocimiento viene de afuera y entonces decimos recién: "ah, qué bueno es" o peor aún, "qué bueno era". Debemos confiar más en el talento nacional, que hay mucho. Y en poesía, Bolivia tiene tradición, calidad y vitalidad.

¿Qué proyectos poéticos tiene?
G.CH.: Estoy preparando un nuevo libro y tengo varias citas con la poesía de diversos países en 2016. Y en esos viajes siempre busco difundir la poesía boliviana, no solo la que yo escribo.

¿Cree que en su poesía hay elementos morales?
G.CH.: No lo creo, en absoluto. Dios nos libre de la poesía con moraleja. Pero sí hay una clara búsqueda de la trascendencia.

¿Cómo ve que está la poesía boliviana?
G.CH.: Goza de buena salud, pero todavía le falta perder timidez para así salir al mundo a mostrar su valor. Y le falta, por cierto, apoyo estatal para poder publicarse y difundirse más y mejor.

' A la poesía nacional le falta perder timidez para así salir al mundo a mostrarse'.


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