Palabras como chuño, encamotarse y guagua se encuentran entre los 762 bolivianismos incluidos en los últimos 10 años en el Diccionario de la lengua española. Todos estos términos ya se encuentran en la vigésimo tercera edición del compendio, publicado en octubre del año pasado.
Según el estudio del especialista boliviano en lingüística Raúl Rivadeneira, titulado Bolivianismos en el Diccionario de la lengua española, las adiciones se hicieron tanto a entradas ya existentes en el diccionario anterior como de palabras nuevas.
El estudio se hizo a partir de una comparación entre el Diccionario de la lengua española de 2014 y la versión anterior publicada como Diccionario de la Real Academia Española, en 2001.
A la lista se suman conceptos como atatay, betarraga, descuajeringado, flete, hurguetear, intomable, jaba, locro, maleza, narcoavioneta, ñandutí, opacar, paneo, queque, rastrillaje, salado, tusar, unidocente, vainita, yapa y zucaritas.
Entre los nuevos bolivianismos en el Diccionario de la lengua española destaca la palabra chancaca, definida como: "Tableta rectangular hecha con la miel que se obtiene de la caña de azúcar”.
"El significado del bolivianismo ‘chancaca’ está más próximo del sentido de la voz náhuatl, ‘azúcar moreno’, que del verbo quechua ‘triturar’. Asimismo, la voz ‘chancaca’ es casi idéntica, gráfica y fonéticamente, sólo hay una letra que las diferencia, al vocablo náhuatl chiancaca y con menor parecido al quechua ch’amqay”, agregó Rivadeneira.
Otro aspecto que resalta es que la palabra "cachar” tenía tres bolivianismos como significados, en la última edición se incrementaron a siete. Entre ellos, están: agarrar al vuelo una pelota, agarrar cualquier objeto, sorprender a alguien y entender.
Además, a la palabra "indio” se le incluyó la frase: "subírsele a alguien el indio”, con el significado de "montar en cólera”. "(Sin embargo) en el castellano boliviano es más usual la locución (frase) ‘salírsele a alguien el indio’”, aclaró Rivadeneira.
Por otro lado, para el especialista hay tres nuevos bolivianismos que podrían considerarse palabras inapropiadas para el español. Estas son carnetización, carnetizar y salvataje.
Crecimiento de las palabras bolivianas en el diccionario
Respecto a los hallazgos de su libro Bolivianismos en el Diccionario de la lengua española, Rivadeneira explicó que el nuevo Diccionario de la lengua española registra 1.553 lemas (palabras) y 1.256 acepciones (significados) con la marca Bol. o la mención Bolivia, boliviano o boliviana. Sumadas ambas cifras se hace un total de 2.809 bolivianismos.
El nuevo diccionario contiene dos clases de bolivianismos. El primero, denominado "bolivianismo pleno”, lleva exclusivamente la marca de Bolivia. Son 251 lemas (palabras) y 190 acepciones (significados) y locuciones.
La segunda clase es el "bolivianismo compartido”, que lleva la marca de Bolivia acompañada de otras generalmente americanas y, en algunos casos, de regiones españolas como Andalucía y Cantabria.
Asimismo, el estudio de Rivadeneira muestra que desde 1925 hasta 2014 los bolivianismos aumentaron de 36 a 2.809. El incremento más notorio fue entre el 2001 y 2014 que fue del 50,1%.
Palabras de lenguas autóctonas
Por otro lado, el nuevo repertorio de bolivianismos en el Diccionario de la lengua española incluye 178 vocablos de lenguas autóctonas. Se distribuyen entre 134 de origen quechua, 26 de aymara, 17 de guaraní y una de tupi (que es la palabra "ara”).
Según Rivadeneira, muchas de las 134 voces de origen quechua son también aymaras y este aspecto debería ser aclarado en el diccionario. "Lo que pasa es que en la Comisión Permanente de la Asociación de Academias de la Lengua no se ha discriminado, tal vez por algún error de información, sobre cuáles pertenecen a ambas lenguas y cuáles pertenecen sólo a alguna de ellas. Por lo tanto, este dato debe ser corregido en la próxima edición”, aclaró el especialista.
Entre las palabras de origen quechua están acullico, aillu, amancay, ananay, api, atatay, caima, guato, huaiño, locro, macurca, ojota, pacay, quinua, runa, soroche y tincar.
Asimismo, las palabras de origen aymara incluyen aguayo, amauta, apacheta, aparapita, callapo, gualaicho, imilla, llocalla, murucullo, pututu y sicu.
Las palabras guaraníes son capiguará, guaraná, jabirú, mangangá, ñandutí, surubí, tatú y yacaré.
También se hallan los llamados orientalismos, es decir, palabras más usuales en Santa Cruz, Beni y Pando. Algunas son achachairú, buri, camba, empanizao, guapurú, horneado, motacú, pacumutu, saó, toborochi, y varias decenas más que se usan actualmente.
Aspectos curiosos del lenguaje
Otro dato interesante sobre la presencia de los bolivianismos en el Diccionario de la lengua española es, por ejemplo, que la marca de Honduras, curiosamente, acompaña a la boliviana, con más frecuencia que las de Perú o Argentina.
"Otra curiosidad, Bolivia y Honduras comparten la locución adjetiva de ‘ñeque’, que quiere decir en nuestro léxico boliviano: fuerte y vigoroso. Pues bien, en Honduras también es una voz muy frecuente y con el mismo significado”, añadió Rivadeneira.
Agregó que en el diccionario ningún bolivianismo se acompaña de un filipinismo. Sin embargo, Bolivia y Filipinas comparten la voz "mancuerna”.
"Me ha llamado la atención que la palabra ‘aguayo’, de origen aymara, es también una voz náhuatl, es decir de una de las lenguas más importantes de México. Pero significa espinoso y áspero”, acotó.
Finalmente, Rivadeneira explicó que la evolución permanente del lenguaje hace que los diccionarios también sean provisionales.
"El lenguaje no se detiene. La lengua es dinámica, crece, evoluciona y decrece, también porque las voces que hoy son usuales pueden no serlo mañana y voces que consideramos impropias pueden ser muy apropiadas pasado mañana”, explicó, y sugirió que cuando se publique una nueva edición del diccionario, sea un grupo de investigadores jóvenes el que se encargue de identificar los bolivianismos.
Sin embargo, para el director de la Academia Boliviana de la Lengua, Mario Frías Infante, la importancia de la obra de Rivadeneira radica en que, siendo un tratamiento lexicográfico, constituye un material para investigaciones lexicológicas. "A partir de dicho material se podrá fijar algunas de las tendencias del léxico boliviano, determinar selectiva y proporcionalmente la procedencia de los préstamos adaptados que entran a formar parte del caudal del léxico del castellano hablado en Bolivia”, aseguró.
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