lunes, 7 de octubre de 2013

Obras de cabecera de los poderosos Libros para liderar el mundo

A veces los reyes leen historias de reyes. A veces, historias de locos. Hace dos semanas, con motivo de la muerte del filólogo catalán Martín de Riquer, algunas necrológicas recordaron que en 1960, durante un semestre, enseñó literatura al rey Juan Carlos de España, por entonces un príncipe de 22 años. Dicen que Riquer, sabio y maestro de sabios, estaba especialmente orgulloso de dos cosas: de haber animado al futuro rey a leer el Quijote y de haber conservado un examen —escrito en tinta verde, para más señas— en el que su ilustre alumno comparaba las obras de Alfonso X el Sabio y Jaime I el Conquistador. De ello se deduce que uno de los protagonistas de las crónicas del siglo XX se acercó, siquiera parcialmente, a la General Estoria del primero y El Llibre dels fets del segundo tanto como a las andanzas políticas de Sancho Panza.

Literatura y ciencia. Joseph Badaracco, profesor en la Harvard Business School, suele usar en sus clases textos literarios como Muerte de un viajante, de Arthur Miller, o Antígona, de Sófocles. Según explicó en una entrevista, se puede aprender tanto sobre liderazgo leyendo Julio César como leyendo cualquier libro de economía: “Las lecciones que contiene son igual de valiosas y no menos prácticas”.


En un encuentro del Foro Económico Mundial celebrado hace tres años, no en Davos, sino en la ciudad china de Tianjin, Adi Ignatius, redactor jefe de la revista de la propia escuela de negocios de Harvard, moderó un coloquio sobre los libros clásicos y contemporáneos que leen o deberían leer los líderes asiáticos, circunstancia que Ignatius aprovechó para recordar que entre los 20 libros favoritos de Bill Clinton está —junto a Historia viva, las memorias de Hillary, su esposa— la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez Lo cierto es que las recomendaciones presidenciales son una inestimable baza de la promoción editorial.


Las lecturas que ellos recomiendan

Barack Obama.
Citó alguna vez entre las obras literarias que más le han influido las tragedias de Shakespeare y Equipo de rivales, el libro de Doris Kearns Goodwin en el que se basó Steven Spielberg para rodar su Lincoln. Libertad, la última novela de Jonathan Franzen, causó expectación cuando se supo que le dieron a Obama un ejemplar por adelantado.

Felipe González
En los años ochenta las ventas de Memorias de Adriano se revolucionaron cuando el expresidente español citó como uno de sus libros de cabecera la novela de Marguerite Yourcenar. El segundo hito político-literario de González tuvo lugar cuando, en 1999, afirmó que había aprendido más sobre el conflicto yugoslavo leyendo Un puente sobre el Drina.

Hugo Chávez
En 2009 durante la Cumbre de las Américas celebrada en Trinidad y Tobago, el presidente venezolano Hugo Chávez regaló a su homólogo Barack Obama una traducción al inglés de Las venas abiertas de América Latina, un hito del antiimperialismo firmado por el uruguayo Eduardo Galeano. Ni que decir tiene que los pedidos se dispararon en Amazon.

George bush
las lecturas del expresidente de EEUU, George Bush, son más dispersas. En su último período presidencial leyó 186 libros en tres anos. En 2008, el año con menos lecturas, leyó 40 volúmenes. Y no eran precisamente superventas, sino obras de calado intelectual como La guerra olvidada, de David Halberstam, o La guerra civil española, de Hugh Thomas.

Fidel castro
El líder de la revolución ocupa buena parte de su tiempo en leer “La Historia del Tiempo” Stephen Hawking, y clásicos como El Origen de las Especies de Charles Darwin, y está preocupado por el "desastre ecológico" en el mundo, señaló su biógrafa Katyuska Blanco. Fidel acostumbra releer El Manifiesto Comunista de Marx.

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