Benjamín Chávez (Premio Nacional de Poesía) “sucumbe” ante una de sus debilidades, “entrelaza” la cotidianidad con la terrible analogía de la guerra y se embarca en el “imposible proyecto” de dar sentido al caos.
El resultado de esta confluencia de sentires, búsquedas y estados de ánimo -siempre en torno a la omnipotente rutina- es Historia de las invasiones perdidas (Plural), poemario que presentará hoy a las 19:00 en el salón Julio de la Vega del Círculo de Oficiales del Ejército donde se efectúa la Feria Internacional del Libro.
- ¿Qué eje temático hila Historia de las invasiones perdidas?, ¿viene el título a tono?
- Historia de las invasiones perdidas es un poemario que sucumbe ante algunas de mis debilidades. Me refiero a cierto símil, cierto modo de entender el mundo, cierta oblicua y tenue luz que ilumina los hechos cotidianos bajo la vieja y trabajada metáfora de la guerra.
Toda guerra es inútil, toda invasión contiene el germen de su pérdida, así acaso algunos días en que se observa la peculiaridad del vivir. Aunque también hay otro tema que atraviesa las páginas del libro y éste es el viaje, la partida, el desplazarse hacia un horizonte imprevisible.
- ¿Y en lo formal?
- Es un libro de 25 poemas breves de verso libre hilados en torno o a través de imágenes bélicas entrelazadas con el diario habitar del mundo, donde hasta cierto punto las cosas se confunden en una relación permeable.
Abre con un epígrafe del poeta ruso Semión Gudzenko que dice: “Quiero ser soldado raso de nuevo / por lo menos un tercio del camino; desde esas cumbres, / después podré bajar a la poesía”.
- Un crítico que leyó el texto considera que es su poemario “más sombrío”, ¿qué opina al respecto?
- Un grabado de Otto Dix ilustra la portada del libro y la elección no es gratuita. Hay, decididamente, una mirada sombría en lo referente a la guerra, como lo hay en la atmósfera que envuelve los poemas.
Se trata de un momento que comenzó, repito, cediendo a una debilidad: la literatura de tema guerrero y el insistente pulir de la similitud, la apariencia, lo hondo que encarna en situaciones como ésas y su rehabilitación en un contexto urbano tan alejado, en lo aparente, de un campo de batalla convencional.
- ¿Qué diferencia hay entre el Benjamín Chávez que concibió, escribió y publica estos poemas, con el que pasó por ese mismo proceso en anteriores libros? ¿Percibe algún cambio en intereses, búsquedas, necesidades?
- Historia de las invasiones perdidas es el libro que más veces releí. Sus poemas fueron escritos una y otra vez durante mucho tiempo.
Marca, quizá, el habitar de un tiempo personal elusivo donde el hacer y rehacer confluyen de modo casi obsesivo ante, por otro lado, un proyecto imposible: ordenar o dar sentido a la destrucción, los residuos, el caos, la dispersión dolorosa de lo conocido y amado...
Los días entendidos como un campo de batalla ya consumada, donde humea lo poco que queda.
Sin embargo, a lo largo de estas páginas se puede ver también algunas hebras de sol, para decirlo con palabras de Paul Celán.
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