viernes, 24 de agosto de 2012

Fabiola Morales irrumpió este año en el mundo literario con un primer libro de cuentos, titulado La región prohibida

Fabiola Morales Franco nació en Cochabamba en 1978. Residió en México y actualmente vive en Barcelona, España, donde está realizando el Master en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra. En 2001 ganó el primer premio en el concurso de relatos Casablanca en Cochabamba. Relatos suyos han aparecido en el periódico Opinión, el blog Ecdótica y las revistas virtuales de Eñe (España) y Otro cielo (Argentina).

- Una constante de tus cuentos es la huida, escapar de un lugar a otro o simplemente huir hacia la locura. ¿Crees que es así? Si lo es, ¿por qué escogiste este tema como hilo de tus cuentos?
- Mis personajes temen el enfrentamiento, porque de alguna manera intuyen que este significaría hacer daño a los demás. Temen también repetir los errores anteriores, suyos o extraños, por eso huyen. En realidad este hilo conductor fue saliendo, en el conjunto de los relatos, de manera natural; no fue forzado ni previamente pensado, se dio así, de pronto fueron los personajes que encontraron sus coincidencias.

- En el cuento La región prohibida uno de los personajes le hace esta pregunta a otro: “Cuando eras chico, ¿eras consciente del término familia? Cuando mirabas a tus padres, ¿no te daban ganas de ser como ellos?, quiero decir, ¿cuando crecieras?” Esta pregunta podría resumir el sentimiento de pérdida de la inocencia de tus personajes.
- Sí, yo quería hablar de cómo los padres tienen, también, un papel dicotómico: protectores y verdugos de la inocencia de sus hijos. Esta sí que es una constante premeditada en la mayoría de mis relatos. Personajes que tienen y se cuestionan constantemente su pasado, su relación con la familia.

- Tu cuento Me harás una calaca tiene un eco que recuerda a Roberto Bolaño. ¿Cuánto influyó en vos este escritor chileno?
- Me harás un calaca es bolañiano por varias razones. Descubrí a Bolaño -como muchos- después de su muerte. Me llamó la atención el tono de sus historias, el hecho de que en ellas hubiera siempre referencias a Chile, México y Barcelona, que eran los lugares en los que él había vivido y en los que se había formado y que de alguna manera lo obsesionaban. Bolaño fue un migrante en el DF y un migrante en Barcelona, tal como lo fui y lo soy yo. Para más inri Bolaño vivió durante años a menos de 100 metros de donde está ubicada hoy, mi casa en Barcelona.

- ¿De qué manera creés que afecte a tu escritura el hecho de que llevés algunos años alejada del país? Viviste un tiempo en México y ahora estás en España.
- Toda experiencia de vida afecta, para bien y para mal. Me pasa muchas veces que mezclo en mi lenguaje verbal los modismos aprendidos en las regiones donde he vivido; esto en la vida cotidiana no es un problema, pero, a la hora de escribir es un lastre, pues necesito de toda mi concentración para no transgredir ciertas fronteras.
También está el hecho de que migrar es para cualquiera un hecho traumático, se puede llevar el shock en el inconsciente o a flor de piel, pero nadie escapa de él.

- Los problemas de pareja son otro tema que abunda en tus cuentos. ¿Qué tan difícil es abordar estos temas en la literatura sin caer en clichés?
- Escribir sobre los problemas de pareja es como escribir sobre sexo, nunca sabes exactamente cómo debes hacerlo para que no suene falso, soez o demasiado visto. Escaparle al lugar común es una obsesión para cualquier autor.

- Cuando estuviste en Bolivia, planeabas dar un taller sobre literatura gonzo. ¿Qué es lo que te atrae de esta literatura?
- En el fondo creo que todos practicamos la literatura gonzo. Estamos viviendo experiencias y relatándolas constantemente. Las redes sociales son el mejor ejemplo de ello. De pronto un ciudadano común se convierte en reportero online en Twitter y la gente lo sigue, lo lee y cree a pie juntillas en la veracidad de la información que esta persona proporciona. Y esta ‘vivencia’ puede llegar a tener resultados funestos como en México donde los narcos han asesinado a más de un tuitero. Me interesa el hecho de que en la literatura y el periodismo gonzo los límites de la ficción y la no ficción se desdibujan, se plantea un panorama nuevo para aquellos que creen que la literatura o el arte están agotados.

- ¿Cómo ves la literatura boliviana actualmente?
- En Bolivia los autores están comenzando a escribir realmente lo que quieren y no solo lo que deben, o lo que se supone que deberían escribir. Existen, cada vez más, nuevas voces con registros diversos; eso ayudará a que el lector se alimente, crezca y se amplíe. Al vivir lejos me es difícil estar al día con las novedades, pero últimamente he leído a Iván Gutiérrez, a Javier Rodríguez que tiene una crónica maravillosa sobre la cumbia; a Sebasthian Antezana, Paula López o Cecilia Romero, y ahora mismo tengo en la mesita de noche un libro de Guillermo Augusto Ruiz.

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