viernes, 10 de agosto de 2012

Zamudio: “Lloradme ausente pero no perdida”

Como parte del seminario “Mujeres y construcción de la historia en Cochabamba”, ayer se presentó el libro multimedia “La ausencia de Adela Zamudio”, un excepcional trabajo de recopilación e interpretación hecho en varios años, con el guión y la dirección de Luis H. Antezana y Virginia Ayllón, la producción del CESU, la Universidad de San Simón, Carmen Rosa Murillo y Marcelo Paz Soldán.

En este DVD, además de la cronología, la biografía y la antología de los mejores poemas, cuentos y otros textos hechos por Zamudio (1854-1928), existen tres temas musicales compuestos por Juan Carlos Orihuela y Óscar García y la voz de Carla Casanova, con base en versos de la laureada escritora. También posee una serie de fotografías de Rodolfo Torrico Zamudio de principios del siglo pasado, acompañadas con la música que el maestro Alberto Villalpando compuso expresamente para esta obra.

Durante la presentación Virginia Ayllón contó que este trabajo le provocó sentimientos encontrados ya que la literatura es la pasión de su vida. Al mismo tiempo valoró el haber trabajado junto a Antezana, al ser uno de los pocos hombres con el que puede hablar sobre literatura hecha por mujeres y, además, que es uno de los pocos hombres que ha leído a mujeres. Luis H. Antezana a su turno también valoró el trabajo de Ayllón y destacó el gran trabajo de complicación de documentos que fueron recogidos de “todas partes, hasta de los archivos más secretos”.

Para Ayllón, todas las mujeres bolivianas han sido creadas por Adela Zamudio, porque es la primera en hablar de la mujer, “en fundarla”. Lamentó que la crítica haga énfasis en su soledad y cree necesario corregir esta apreciación porque si por algo fue grande es por haber escrito sobre el conflicto humano.

El nombre de este libro multimedia está inspirado en el último verso del poema “Mi epitafio” de Zamudio y que reza: “Vuelvo a morar en ignorada estrella/Libre ya del suplicio de la vida,/ Allá os espero; hasta seguir mi huella/Lloradme ausente pero no perdida”.

Amor e ideales imposibles

Sobre el romanticismo de Zamudio, Ayllón y Antezana dicen: “Como época, como cosmovisión, como manera casi cotidiana de estar en el mundo y las artes, el ‘romanticismo’ propiamente dicho, tiene, sin duda, su lugar propio en la cronología del pasado y proceso histórico. Pero, también, sobre todo, como referencia a los avatares del amor y los ideales imposibles, es ahora parte del sentido común.

Una leve mirada al entorno inmediato nos demuestra que, lejos de haberse perdido y superado, la pulsión romántica (amorosa o soñadora) es nomás parte de nuestra vida cotidiana. O sea, pese al paso del tiempo, desde Orfeo y Eurídice, es casi inevitable ser o estar, de una u otra manera, ‘romántico’.

Aunque esas esquivas formas de presencia (‘ausente’) son típicamente románticas y, en su época más intensa —segunda mitad del siglo XVIII y casi todo el siglo XIX— implicaron la posibilidad de recuperar —pese a todo— a los amores, sentidos, momentos, instantes que podrían ser eternos, lugares o tiempos perdidos; también, notablemente, esas ‘ausencias presentes’ permitieron perseguir (o esperar) ideales futuros...”.

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