lunes, 27 de agosto de 2012

Sebastián Antezana Un joven experimentado

Sebastián Antezana, es una de las jóvenes voces con peso en lo concerniente a literatura en el país. Tiene un punto de vista diferente del estándar normal “marketinero editorial” y los medios de comunicación que generan falsos debates en el pequeño mundo literario boliviano. Con la excusa de su viaje para cursar su doctorado en Cornell, Estados Unidos, logramos una pequeña entrevista en el marco del VII Encuentro Iberoamericano de Escritores hecho en la ciudad de Cochabamba.

¿Qué es lo que te dejó tu experiencia como editor de Fondo Negro en lo que respecta al periodismo cultural en Bolivia?

Una de las cosas que me parecen más importantes a la hora de hacer periodismo cultural, periodismo en general es el de adoptar una posición crítica a la hora de encarar la escritura. El periodismo, por supuesto, es una tarea informativa y de análisis pero me parece que lo que más le falta y es una de las patas básicas es el tema de la crítica. La gran mayoría de los periodistas en Bolivia no adoptan necesariamente una posición sino que simplemente describen. Entonces la actitud es descriptiva cuando debería pasar por una toma de posición. Yo he intentado hacer esto en mi trabajo, no sé hasta qué grado lo he hecho bien o mal pero sí he intentado más o menos mantener cierta sistematicidad crítica a la hora de afrontar las distintas cosas que encaraba que básicamente se resumen al análisis de literatura.

¿Piensas que en la región está sucediendo algún debate en lo que respecta a la literatura?

Yo pienso que A: la literatura está contaminada por la cultura pop. Cuando digo contaminada no lo digo por un sentido peyorativo, sino meramente descriptivo.

B: en esto de la cultura pop digo que no hay diferencias entre cultura alta y cultura pop, sino que más bien están ahí, con continuos préstamos y diálogos entre una y otra esfera que en realidad son ya la misma. Contaminada por un mundo editorial en franca desesperación que en conjunción con los medios de comunicación hace que se creen estas ideas de generaciones y autores estrellas que meten una presión equivocada a la gente que escribe y a la gente que lee. Porque los consumidores son como ovejas que van al matadero en lo que se refiere a este tema en específico.

C: es una literatura que está marcada por una atomización bastante notable, una individuación de las preocupaciones estilísticas y temáticas absolutamente notorias. Es una literatura que a diferencia de otros momentos donde consciente o inconscientemente se conformaban en pequeños grupos o líneas más o menos similares de pensamiento. Es una literatura un poco confundida quizás porque la época política y económicamente está bastante confundida también. Se caen los paradigmas y por lo tanto puede ser un momento muy rico pero creo que hay que tener la suficiente madurez y visión crítica e inteligencia para saber narrar el momento.

¿Te adscribes a esa ‘nueva generación’ de escritores bolivianos?

Yo escribo literatura en Bolivia hoy, en ese sentido sí soy parte de la literatura boliviana actual. Depende cómo lo veas, si lo ves desde un punto de vista periodístico, sí soy. Si lo ves desde un punto de vista editorial, sí soy parte de una generación relativamente joven de narradores bolivianos. Si lo ves desde un punto de vista estilístico no me creo necesariamente parte de una generación porque tengo dos novelas que son absolutamente distintas entre sí y entonces no sé si eso me hace ser parte de un grupo o de otro. Si lo veo desde un punto de vista personal me considero como un escritor boliviano que escribe hoy día. El concepto de generación es un concepto que coarta porque te encasilla e incluso uno por seguir estas cosas editoriales restringe su literatura o sus intereses o sus búsquedas y se queda encasillado en ciertas cosas.

¿Crees que hay una sobrevaloración de lo nuevo en la literatura actual?

Esto de la novedad ha dejado de ser una cuestión y se ha convertido en un conflicto que les llega mucho más a los lectores jóvenes, gente menor a 25 años. A muy groso modo sufren de muy primera mano esta confusión de prensa y de marketing editorial y valora lo nuevo simplemente porque es nuevo y esto se ha vuelto sinónimo de bueno absolutamente sin sentido.


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