viernes, 10 de agosto de 2012

El escritor Sebastián Antezana en el Palacio Portales de Cochabamba

Un vacío muy difícil de llenar en el periodismo cultural y la literatura del país deja Sebastián Antezana Quiroga, quien desde hace unos meses ya no edita el prestigioso suplemento cultural Fondo Negro, y en pocos días partirá a Estados Unidos, donde realizará un doctorado en Lenguas Romance, con especialidad en Literatura Hispanoamericana, en la Universidad de Cornell.

El Premio Nacional de Novela 2008 por “La toma del manuscrito” es uno de los invitados del VII Encuentro de Escritores Iberoamericanos, acontecimiento que, iniciado el miércoles con la discusión de “El amor, el sexo y la violencia en la literatura”, continúa hasta el sábado en el Centro Patiño (Av. Potosí No. 1450), donde el ingreso es libre.

Con el narrador de 29 años, autor de “El amor según” (Ed. El Cuervo, 2011) y quien ayer disertó en el Encuentro, dialogamos sobre diversas temáticas.

P. En una anterior entrevista nos dijo, acerca de “El amor según”, que escribió la novela “casi como una secreción”. ¿Es una forma válida de hacer literatura sobre el amor?

R. No sé si es una forma válida de hacer literatura sobre algún tema. No hay formas válidas o inválidas para hacer literatura, excepto cuando haces que la literatura sirva a un vehículo supuestamente más grande o a un mensaje más trascendental, tipo político o tesis sociológica, etc. En cuanto lo demás, si hablamos de una necesidad casi fisiológica como la que es escribir, puede ser una forma válida. Sin embargo, no sé si necesariamente es la mejor forma de hacer literatura, porque a mí no necesariamente me gusta una escritura muy pasional y solipsista. Soy, o por lo menos quiero ser, curioso por las historias ajenas, las historias de los otros.

P. ¿Establece en su ponencia, “La delgada línea roja”, algunos límites para hablar de violencia, sexo y amor en la literatura?

R. No. Hoy (miércoles) al final de las conferencias al escritor colombiano Santiago Gamboa le hicieron una pregunta y él hablaba del carácter voluble de los géneros, de la flexibilidad que cada vez se ha hecho mayor en el siglo XX y más en los primeros años del siglo XXI. “La delgada línea roja” habla de una frontera muy específica, de la frontera entre la novela como género moderno por excelencia de la literatura, en contraste con la épica, un género absolutamente fundacional. Si hacemos un paralelismo con el latín, que es una lengua muerta, la épica podría ser un discurso literario muerto. Pero lo que estoy tratando de rescatar son ciertos gestos épicos en novelas posmodernas, ciertos gestos que más bien transiten esa delgada frontera. No le he puesto “La gran muralla” o algo así a mi ponencia, pues se trata de una frontera bastante flexible y a veces porosa.

P. Acaba de dejar el periodismo cultural. ¿Le han servido para su literatura los aprendizajes de este oficio?

R. Sí, me han servido en cuestiones prácticas. En cuestiones de escritura no he tenido el chance de aplicar estos aprendizajes o el bagaje de lo aprendido en el periodismo en una obra concreta, porque no tengo una obra concreta posterior a mi etapa periodística, que ha acabado muy recientemente. Los aprendizajes me han servido en temas prácticos como la información, el ejercicio cotidiano de la escritura, tener que escribir sí o sí todos los días; y en cuanto a tener una amplitud de miras en relación a lo que hablábamos antes, el tema de los géneros. Periodismo y literatura no son instancias divorciadas de la narrativa, sino más bien son lenguajes que se tocan continuamente, que están a veces superpuestos o a veces se complejizan uno al otro.

Más que sólo información

P. ¿Qué recomienda a sus sucesores del periodismo cultural?

R. No me siento en posición de recomendar nada a nadie. Lo único que puedo decir es que el periodismo es una tarea que demanda opinión, posturas. No es simplemente una tarea reseñística ni informativa, por supuesto que también lo es, pero reclama sobre todo -y esa es una faceta no siempre practicada, quizá menos en países como Bolivia, donde tendemos mucho al “copy - paste”- el posicionamiento de quien escribe, la toma de partido, incluso no necesariamente por algún lado, sino manteniendo ciertos criterios firmes a la hora de encarar una obra o lo que sea.

PROGRAMA El VII Encuentro de Escritores continúa hoy a las 19:00 horas con la ponencia “Morirán todos los que escuchen estas palabras (José María Arguedas y las películas clase B)”, del boliviano Wilmer Urrelo; y “Triple frontera, zona de conflicto”, de la argentina Luisa Valenzuela. El sábado desde las 10:30 horas se efectuará una mesa redonda con los siete escritores invitados.



No hay comentarios:

Publicar un comentario