domingo, 26 de agosto de 2012

Quino no olvida a Bolivia

“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?/Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos'”. Así se inicia la célebre Balada para un loco, escrita por Horacio Ferrer con música del inmortal Astor Piazzolla. Y es que una tardecita de finales de julio (hace unos días) me dirigí a la Feria del Libro Infantil y Juvenil que anualmente se realiza en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado entre las avenidas Figueroa Alcorta y Pueyrredón. La oportunidad de ver a Joaquín Salvador Lavado, mundialmente conocido como Quino, era única e imperdible.

Centenares de personas recorrían los pasillos del reconocido evento literario y más de 130 stands de editoriales, librerías, distribuidoras e instituciones culturales exponían su material para niños, jóvenes y docentes.

El 17 de julio, Quino cumplió 80 años. Y para celebrar este acontecimiento, el famoso caricaturista viajó a su natal Mendoza y, específicamente, a Luján de Cuyo. En homenaje a su ocho décadas de vida, el municipio mendocino levanta una escultura, en cuya base figurarán los personajes de la tira Mafalda y otros de la página de humor del famoso dibujante.

De pronto, allí, estampando su autógrafo, rodeado por personas de todas las edades, pero particularmente de una gran cantidad de niños y adolecentes, estaba el creador de Mafalda, la reflexiva niña cuya imagen es conocida en muchos países del orbe, a juzgar por los más de 30 idiomas a los cuales ha sido traducida la tira.

La espera para arrancarle algunas palabras fue prolongada. De hecho, sabía que no le gusta hablar mucho sobre él y mucho menos sobre la niña rebelde, preocupada por los problemas del mundo, que protagonizó la popular historieta entre 1964 y 1973.

“No olvido a Bolivia”

Cuando le mencioné el deseo de conocer algunas impresiones sobre el significado que tenía para él haber cumplido 80 años y ser un referente de la caricatura mundial, pese a que hace muchos años no ha publicado nuevos trabajos, me miró fijamente y me preguntó: “¿De dónde sos vos?”; “de Bolivia”, le respondí, y le dije que la entrevista era para la revista Miradas del diario paceño Página Siete.

Entonces, Quino recordó su visita a La Paz en 2000, cuando asistió a la X Feria Internacional del Libro, y la posterior de 2001, durante julio y agosto, cuando se realizó una muestra itinerante de humor en Bolivia.

“Me sorprendió la calidad y sencillez de su gente, por ello no olvido a Bolivia”, dijo Quino, quien nunca imaginó que Mafalda, la niña irónica, preguntona y preocupada por la paz mundial se convertiría en un ícono de la caricatura y que sus aventuras serían traducidas a 30 idiomas.

“¿Es reacio a la entrevistas?”, le preguntamos. “He sido, soy y seré un caricaturista consumado. Si algo tengo que expresar prefiero decirlo a través de los dibujos y no hablando. Sin embargo, debo admitir que las entrevistas permiten que me dé a conocer mucho más”, responde y luego de un inquietante silencio agrega que eso es lo que rescata de ellas.

“Quino ya es universal, tanto como Mafalda'”, agregamos, para provocar otra respuesta. “Quino sólo fue la herramienta para crear a Mafalda con todos los personajes y hechos que la rodearon. A pesar de ser muy trabajadores, en solitario, y a pasar horas encerrados sin saber muy bien quién los lee, los dibujantes son meticulosamente observadores”, afirma.

Y luego de una corta reflexión, añade: “Si volviera a tomar el lápiz y un papel, crearía algo totalmente diferente, aunque es algo muy difícil”.

Es posible, aunque admitió que sus fuentes de inspiración son las mismas que cuando creó a Mafalda.

Los niños

Cuando le preguntamos qué le inspira, observa a su alrededor y sin vacilar un instante afirma: “Me inspira lo que me ha inspirado siempre: la naturaleza humana, el mundo que nos rodea y esas reacciones que tiene la gente frente a la política, el espectáculo, el arte, ante todo”.

Quino no oculta su emoción al encontrarse con sus admiradores más jóvenes, porque recuerda que cuando dibujó a Mafalda estaba rodeado de niños, ya que “tenía una pila de sobrinos, muy chiquititos”, y asegura que ahora no conoce a los niños.

Decenas de menores se aproximan, mientras conversamos, para saludarlo; incluso muchos padres, a su paso, no dudan en levantar la voz para decir: “¡Qué grande sos, Quino!”.

“La verdad es que me emociona mucho encontrarme con este público tan pequeñito y tan entusiasta. Sin duda los padres los trajeron, desde luego, pero tampoco se compran ellos solos los libros”, bromea, en referencia a la gran cantidad de niños que se acercaban a saludarlo y a pedirle un autógrafo.

El tiempo concedido para la entrevista concluye con la llegada de algunos familiares y amigos.

Sin embargo, Quino, antes de despedirse con un cordial saludo al pueblo boliviano mediante la revista Miradas, extrae de su portafolio un recorte del diario argentino La Nación, con una entrevista a su persona; a su juicio, tal texto retrata a la niña contestataria que su lápiz inmortalizó y solicita que se reproduzcan las partes más importantes.

Mafalda

La legendaria y crítica Mafalda apareció por primera vez en 1964 y es sabido que Quino habla con muchísima reserva sobre ella. Desde 1973 la dejó de dibujar y tan sólo la retomó en tres ocasiones para campañas de bien social.

Después de romper el hielo que rodea al tema, el artista reveló qué fue lo que lo motivó a “criarla” y no a “crearla”, pues esto último se debió a una solicitud de una agencia de publicidad para una campaña de electrodomésticos llamados Mansfield; los comerciales, sin embargo, nunca se pautaron.



-Supongo que siempre le preguntan por Mafalda'

-Sí'



-Ella refleja sólo diez años de su carrera y la dejó de dibujar hace 39, aunque sigue vigente. Entonces, ¿cómo toma esas preguntas?

-Lo considero inevitable. Me parece bien que la gente se identifique más con un personaje que tiene nombre, un núcleo familiar y un grupo de amigos, que con personajes que duran una semana y luego cambian, así como sus temáticas.

-¿Es cierto que dibujó a Mafalda siendo atropellada por un camión de sopa y ésa fue la forma en que murió?

-Eso es un invento mexicano que no sé de dónde salió, pero no pasó. Mafalda nunca murió en una historieta mía.



-¿De qué hablaría Mafalda en esta época, pues lo suyo fueron los años 60 y mediados de los 70?

-Sería de lo mismo que cuento en mis páginas de humor, pues en el fondo son lo mismo porque salen de la misma persona. Denunciaría lo mismo que en mis libros recientes.

-Pero ya no estaría tan niña'

-No, claro (ríe).

-Durante su vida ha sido testigo de muy diversos periodos históricos, y del surgimiento y despedida de íconos mundiales, ¿cuál evento o personaje considera de mayor impacto personal?

-Para mi generación, la Revolución Cubana fue una cosa impresionante y lo sigue siendo, y lo ocurrido en 1968 en la matanza de Tlatelolco (fraguada por el Gobierno mexicano en contra de un grupo de manifestantes).

Esa época fue muy intensa. Por eso, cuando me preguntan por qué no seguí dibujando a Mafalda, es porque sería irrepetible esa época. Ella nació gracias a esa convulsión y efervescencia, cuando parecía que el mundo iba a cambiar para bien y mejorar, pero luego se volcó todo para atrás y siguió igual.

-Entonces, Mafalda nació de la esperanza'

-Como esa frase de “La imaginación al poder”, qué más esperanza que eso' Pero luego se fue transformando y no cambiaba nada de lo que ella criticaba.

-¿Qué ha sido lo más absurdo que le han preguntado sobre Mafalda?

-Pues no absurdo, pero sí mucha gente se me acerca y me pregunta que qué quise decir cuando dibujé a Mafalda.

Si alguien nunca la ha leído antes, eso me parece una pregunta surrealista; o el fracaso de mi profesión, porque si aún leyéndola no se dan cuenta de lo que quiero decir, no tengo salvación.

He sido, soy y seré un caricaturista consumado. Si algo tengo que expresar prefiero decirlo a través de los dibujos y no hablando

Su personaje favorito
Lo lógico sería pensar que el personaje favorito de Quino es Mafalda. Pero, de acuerdo con lo que le dijo a La Nación de Buenos Aires, su creación favorita es la sorprendente Libertad.

¿Es cierto que su creación preferida no es la niña contestataria, famosa en todo el mundo, sino Libertad, una amiga utopista que fue incorporada tiempo después?

Libertad ofrecía más posibilidades. A Mafalda la dibujé desde que empezó hasta que terminó la tira, durante diez años. En cambio, a Libertad la dibujé al final de la tira y, claro, con ese personaje me siento mejor. Mafalda era una más entre los personajes.

Quiero por igual a todos mis dibujos de mi página de humor. Mafalda fue una etapa, pero toda mi otra producción son 50 años. Para mí, cualquier monito me gusta tanto como Mafalda, declaró.

Quino, quien también vivió durante varios años en Italia y en Buenos Aires, aseguró que ciertas limitaciones físicas le impiden dibujar. “He tenido muchas operaciones de la vista, un glaucoma muy perverso. Si hay poca luz, me cuesta ver, y si hay mucha, me encandila”, asegura el caricaturista.


En el corazón de San Telmo
Desde 2009 hay una escultura de Mafalda sentada en un banco de plaza, la cual se colocó en la esquina de las calles Chile y Defensa, en el corazón del bello barrio porteño de San Telmo. Se eligió ese lugar porque a pocos metros vivía su creador, Quino.

La escultura mide 80 centímetros y en ella puede verse a Mafalda con un vestido verde y su inconfundible cabellera.

“El edificio está igual, la verdad no ha cambiado nada, pero el barrio era muy distinto. Mucho más barrio, pasaba el tranvía, era más lindo. Mafalda era de este barrio y no sólo Mafalda, el almacén de Don Manolo lo saqué de una panadería cerca, que era del papá de un amigo”, contó Quino.



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