lunes, 19 de diciembre de 2011

Jimmy Iturri, periodista, docente, escritor e investigador de la comunicación “Los creadores de cultura son los pobres”

Pagina Siete

Con 23 libros y una carrera periodística de 26 años a cuestas, Jimmy Iturri también es docente universitario, escritor e investigador de la comunicación. Al menos en esta última faceta se le reconoce en su último libro Baile, comunicación y resistencia anticolonial, publicado por la editorial Gente Común hace un par de semanas.

La obra recupera siete ensayos sobre comunicación y cultura escritos entre los 20 y los 40 años de su ya casi cincuentagenario autor. Curioso resulta que el primero de éstos, con el que abre y subtitula el libro, es una propuesta de tesis de grado que el autor presentó en su época de estudiante universitario y que fue rechazada porque por entonces la cultura y la comunicación no se dedicaban al tipo de cuestiones que propone: el baile indígena como forma comunicacional de resistencia anticolonial.

En este sentido, la investigación -hoy actualizada- de Iturri se presenta como una precursora de este tipo de estudios hoy mucho más comunes en las ciencias sociales. Y del mismo modo lo hacen los demás trabajos de esta colección personal que demuestran desde sus mismos temas que, como afirma Iturri, “en este país en cada esquina hay un tema para investigar”: El indio y los escritores bolivianos del liberalismo, Interculturalmente cero, el inocente chavo del ocho, Capitalismo, deporte y periodismo deportico, el cine boliviano, entre la censura y la denuncia, apuntes sobre la teoría marxista de la comunicación social.

Página Siete conversó con el autor para que nos ofreciese una visión un poco más distendida del contenido de sus ensayos.

En el prólogo acusa una separación entre la cultura y la comunicación'

La comunicación siempre ha sido parte de la cultura, lo que pasa es que teníamos un concepto de investigación de la comunicación solamente desde la cultura occidental y este libro trata de ahondar más bien en la otra comunicación, la comunicación de los subalternos, de los invisibles de los indígenas.

A lo largo de sus siete ensayos el libro propone nuevas formas de relacionar estos ámbitos...

Se parte de conceptos de cultura y comunicación diferentes. Comencemos diciendo que la comunicación es un vehículo de transmisión de cultura, pero los creadores de cultura no son las elites, ni las universidades ni las bibliotecas. Los creadores de la cultura son los pobres, los que están en el arrabal, los que están en los sectores que a veces son analfabetos pero que, como los alfareros, son capaces de formar el barro y darle vida, y ése es un acto de amor que también está centrado en la capacidad que tienen de construir formas nuevas para poder contar su dolor, su vida. No hay que olvidar que el arte es una creación del dolor, sociedades satisfechas no tienen arte.

Señala asimismo formas artísticas como las danzas originarias como comunicativas...

Sin duda, en aquellas naciones ágrafas hacían comunicación a través del baile y del teatro para representar su cosmovisión, su manera de ver el mundo.

¿Cuál ha sido el rol del arte en estas nuevas forma de entender la cultura y la comunicación?

Todo depende de lo que queramos comunicar. Al tener prohibida la posibilidad de comunicarse los subalternos enmascaran su discurso, lo cubren con el ropaje de la Colonia, pero le dan otro sentido, metaforizan el orden constituido.

Por ejemplo, las grandes iglesias están construidas sobre los cementerios indígenas. Los indígenas no van a la iglesia a rendir culto al Dios judeocristiano, sino a sus antepasados y por eso el indígena ha transformado las representaciones y a la misma Iglesia Católica.

Este es el único país donde los sacerdotes bendicen a los diablos en carnaval. Los diablos -que son la representación de Supay- entran de hinojos ante la Virgen, son bendecidos y luego se van a una fiesta pagana. Es decir que la poderosísima cultura de los subalternos ha derrotado a la cultura dominante.

¿Cómo se valora esta cultura propia sin caer en pretensiones monoculturalistas?

Como en la cocina. Ramón Rocha Monrroy dice que la cocina ha sido el mestizaje menos traumático porque combina todo. Desde nuestra lectura podemos utilizar los aportes postcoloniales de la India, EEUU, Europa, podemos bailar rap y hip-hop y al mismo tiempo bailar caporales, p’ackochis, etc. Yo recuerdo que después de ver la danza de los p’ackochis en Achacachi, los hijos de los bailarines se reunieron conmigo y me hicieron escuchar Hotel California. de The Eagles. Es decir, en esta visión no hay monoculturalismo, sino multiculturalismo pero con una característica fundamental: recién estamos logrando visibilizar lo que los invisibles habían creado y reproducido durante cientos de años.

Como docente, ¿cuál es su percepción sobre la asimilación de este tipo de enfoques multiculturales en las universidades?

Desafortunadamente la academia no ha hecho mucho por sacar estas formas invisibles, recién estamos llegando a eso. La universidad pública desde ya, pero las universidades privadas todavía no. Los p’ackochis y otras manifestaciones culturales antiquísimas no pasaban por la academia que era ciega, sorda y muda frente a estas expresiones. La academia sólo veía lo que aparecía frente a sus ojos, pero no veía las manifestaciones de los subalternos.

Como decía el Subcomandante Marcos, hay personas que se echan a esperar a que llegue la mañana y hay otras personas que caminan por la noche y van a su encuentro. Yo creo que el libro tiene el mérito de haber caminado en la noche, fuimos al encuentro de esas formas invisibles.

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