viernes, 16 de septiembre de 2011

La Biblioteca del Congreso cumple 100 años de labor

Ayer se realizó una Sesión de Honor como parte de las actividades del festejo. El orador principal fue el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, quien junto a 29 profesionales bibliotecarios, archivistas y museólogos de siete países de Latinoamérica y representantes de toda Bolivia trataron temas como el rol social que juegan las bibliotecas, archivos y la trayectoria de la Biblioteca y Archivo del Congreso a lo largo de los últimos cien años.

Además, actualmente se lleva a cabo el Tercer Encuentro Latinoamericano de Bibliotecarios, Archivistas y Museólogos en el que se inscribieron 74 ponencias: 27 sobre bibliotecología, 37 sobre archivística y nueve de museología.

“La Biblioteca y Archivo del Congreso Nacional es una gran fuente documental para investigadores tanto nacionales como del exterior del país. Son cien años de servicio a la sociedad. El público en general tiene la posibilidad de recibir nuestros servicios de manera irrestricta y gratuita”, dijo Luis Oporto, director de la institución.

“Uno de los documentos más consultados es el conocido como ‘redactores del congreso’, en el que se puede acceder a los debates que se desencadenaron antes de la promulgación de cada ley desde 1825, pues sólo conocemos el producto final del debate, es decir la ley, pero no qué existió detrás de cada una”, afirmó el archivista Oporto.

Historia. A partir de 1899, cuando el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo se trasladaron a La Paz en 1900, el Congreso Nacional tuvo dificultades para documentar su acción legislativa, pues no contaba con una biblioteca que le proporcionara información. Por esta razón, en septiembre de 1911, el senador Moisés Ascarrunz presentó el proyecto para organizar una.

El Senado autorizó la compra de libros y estantería en madera fina de Estados Unidos. Con el apoyo de la clase política e intelectual del liberalismo (el expresidente Ismael Montes, Tomás O’Connor D’Arlach, Nicolás Suárez, Simón I. Patiño y Claudio Pinilla, entre otros) se adquirió libros actualizados de la corriente filosófica que sostenía ese pensamiento político: el positivismo.

Luego de un año de labor, el 14 de septiembre de 1912, Ascarrunz informó el éxito del trabajo y la Biblioteca del Congreso se inauguró con más de 5.000 títulos, entre los que se encuentran las Actas de la Primera Asamblea Constituyente de 1826, la Colección Oficial de Leyes desde 1825; la obra completa de Alcides D’Orbigny, Voyage dans l’Amerique Meridionale, que es el primer estudio científico de Bolivia (Patrimonio Documental de la Humanidad según la Unesco); el mapa de Juan López de Velasco Descripción de la Audiencia de los Charcas (1601) que muestra las cinco únicas ciudades en esa época: Santa Cruz de la Sierra, La Paz, La Plata (Sucre), Potosí y Paria; y la versión original autógrafa del conocido Himno Patriótico Nacional, compuesta por el músico Benedetto Vincenti en 1845.

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