jueves, 8 de septiembre de 2011

En la hora de Dios, novela de matiz histórico

En las páginas de En la hora de Dios, su más reciente novela, Luisa Fernanda Siles aborda “las vivencias de personajes que directa o indirectamente están involucrados con hechos históricos de Bolivia. Un pasado y un presente político borrascosos, afectan al destino”. Así plantea la autora la obra que presenta hoy, a las 20:00, en el Centro Cultural Santa Cruz.
El sello Alfaguara califica esta entrega como “la cara íntima de la historia boliviana del siglo XX”. La escritora, ganadora del Premio Nacional de Novela 2006, admite que el trabajo que da a conocer es un recuento histórico a través de vivencias de ciudadanos. Sucesos como la guerra federal, la guerra del Chaco y la revolución de 1952, “que marcaron vidas”.
El relato se sitúa entre 1899 y octubre de 2003, tiempo en que la narradora habla de soledad, de exilio y de un amor casi épico, total y absoluto que trasciende la muerte.
“Es la historia de dos personajes que vienen de mundos diferentes y que en un momento dado se encuentran por azar en los años 40. Ella es doña Sol, así apodada por su gran parecido a Rita Hayworth, tan en boga por esos años. Doña Sol es una versión boliviana de la diva norteamericana, de pómulos altos, andar garboso y modelo de un gran pintor. Y Eduardo es un dandi educado en Europa que llegó a la Guerra del Chaco por orden paterna. Ahí su vida cambia para siempre”.
Al ser una historia de amor En la hora de Dios aborda muchas facetas del amor de pareja como la amistad, el compañerismo, la lealtad, el deseo, la ternura y el compromiso.
Luego de 12 años desde que escribió su primera novela, El Diablo y la mujer que vuela, Luisa Fernanda Siles admite que siente la misma alegría de hacer lo que más ama, escribir. “Ser merecedora del premio nacional de narrativa ha sido una validación a mi trabajo, un gran incentivo y me ha abierto muchas puertas”, señala. Ese galardón lo mereció por el libro El agorero de sal.
Pero cada nueva historia que sale de su creatividad representa para la escritora la convicción de que en cada nuevo libro debe “dar un paso hacia adelante, crecer, ser más precisa, puntual y honesta, pues la literatura como el amor exige compromiso”
Su único propósito en la narrativa “es indagar, describir, entender el alma humana. Ensayar la vida buscando diferentes maneras de plantear mis relatos”.

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