La semana pasada, Wilmer Urrelo, uno de los escritores más sólidos de la literatura contemporánea boliviana, tuvo que salir de su habitual encierro literario para presentar la nueva edición de Fantasmas asesinos. La novela, agotada desde hace algún tiempo, está de nuevo entre nosotros.
Wilmer Urrelo, de la mano de editorial 3600, vuelve a la vida la novela ganadora del Premio Nacional el 2007, Fantasmas asesinos.
El autor de Hablar con los perros (2011), novela que le sirvió para ganar el premio Anna Seghers, conversó con Puño y Letra la semana que pasa sobre este libro que salió de circulación con la venta de la editorial Alfaguara en nuestro continente, con lo cual también se perdieron varios títulos del Premio Nacional, que esperan correr la misma suerte de Fantasmas asesinos con una segunda edición.
La ambiciosa obra narrativa de Urrelo, rechaza los términos de la novela corta y se lanza desde el inicio a lograr libros enormes con vocación de “novelas totales”. En Fantasmas asesinos no sólo enfrenta a su autor a una obra que, como él mismo afirma en una entrevista, la “la tenía medio olvidada”, sino que nos devuelve a las calles de La Paz y a una Bolivia complicada en términos políticos (cuando no), y a la memoria de un crimen violento que sacudió las entrañas mismas de la sociedad de ese tiempo.
PyL: Cúal fue el proceso de desaparición y reaparición de tus Fantasmas Asesinos.
W.U: Bueno, la novela se agotó en casi diez años desde que fue publicada y con la venta de Alfaguara era necesaria esta segunda edición. Hubo, además, en estos años, una especie de pedido de los colegios, sobre todo. De alguna manera la novela ingresó a ese circuito, como parte del currículum. Siempre que algún profesor a algún colegial me reconocía en la calle me preguntaba dónde podía conseguirla. Esa fue una de las razones para animarnos a hacer esta segunda edición.
Py L: Tu obra que ganó el Premio Nacional de Novela 2007. Tuvo duras reacciones entonces. Desde amenazas por celular hasta recomendaciones editoriales para cambiar nombres de colegios porque afectarían sus ventas. Ahora se ve como un clásico de la literatura contemporánea boliviana. Cuéntanos cuáles son tus recuerdos más fuertes en la concepción de Fantasmas asesinos, su escritura, su impacto en tu vida.
W.U: Mira que eso fue curioso. Lo de las reacciones fue realmente llamativo porque la intención de esta novela era solo narrar una historia (o varias dentro de una) y no de promover un escándalo, pero con todo y esas anécdotas (las llamadas, los insultos, etc.), ayudaron a que la novela se haga visible, a que no pase desapercibida. Creo que ese fue un punto clave para poder escribir después Hablar con los perros. En ese momento fue medio grave, ¿no?, porque era tu segunda novela (la apuesta más seria, digamos, que estabas haciendo) y pensabas que la estaban mirando desde un ángulo injusto. Después te das cuenta que cada novela tiene su historia antes y después de ser publicada y que eso es difícil, si no imposible, de cambiar.
PyL: De Fantasmas asesinos a la actualidad. Luego de varios premios y el reconocimiento de tus pares y la crítica: Qué camino se ha recorrido como escritor. Qué se ha escalado. Qué retos son los que todavía tienes al frente.
W.U: Pues el reto siempre es contar una historia entretenida, que no aburra, que no sea de esas que olvidas a las dos semanas. No sabes lo bien que se siente cuando alguien te dice que tal personaje de fantasmas o de Hablar le metió miedo, que le causó ternura. Eso quiere decir que se creyeron las mentiras que les dices en tus libros. Escribir una novela, un cuento, etc., es nomás, en el fondo, entretener. Ahora bien, creo que hay una madurez en el sentido de pensar mejor las cosas que quiero escribir, de retroceder las veces que sean necesarias sin importar mucho los tiempos y ese tipo de cosas. Ah, y me angustio menos. ¿Valdrá eso como un crecimiento?
PyL: Ahora que Fantasmas asesinos tiene nueva vida, otra oportunidad para muchos lectores nuevos de poder tenerla en sus manos. Tienes alguna idea de cómo hacerlo correr por el país. Cómo hace la gente que no vive en el eje central de Bolivia para acercarse a la obra de Urrelo.
W.U: Soy muy malo para esas ideas, pero como en todo, la clave es estar presente en la mayor parte de los eventos que tengan que ver con la literatura. Eso es lo importante.
PyL.- En qué trabajas. Cuál es tu último proyecto. Qué podemos esperar de Urrelo y cuándo.
W.U: Ando con una novela ya hace casi cinco años. Trata de un crimen que ocurrió en los años veinte del siglo pasado, además será una novela que tendrá que ver también con la enfermedad física, de cómo lidiar con ella y esas cosas. Quizá la termine en un par de años más. Aunque la verdad no lo sé.
FANTASMAS ASESINOS EN BREVE
El asesinato de un niño en el colegio Irlandés despierta la torcida imaginación de un estudiante, quien arma el rompecabezas de este hecho mientras descubre la literatura de Mario Vargas Llosa. Este atípico adolescente planea, además, la lenta muerte de su madre y la manera más rápida de conseguir dinero para pagar a una de sus compañeras de curso por una hora de sexo. Pero la historia del niño muerto no termina ahí: se convertirá más adelante en el fantasma asesino que atraviesa el pasado y devela el rostro sin piel de la muerte.
Con los años, la maldición del asesinato arrastra sin remedio a todos a quienes se involucraron en el crimen. Un policía que opta por el amor como redención, un grupo de fanáticos religiosos, un hombre con labio leporino, son algunos de los personajes de un viaje que no tiene final feliz.
Fantasmas asesinos es un paseo por los rincones más oscuros de La Paz con destreza narrativa y conocimiento del medio, salpicando el relato con ese sarcasmo tan propio de estas tierras.
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