miércoles, 6 de agosto de 2014

Teresa Gisbert, enamorada del arte boliviano

Nació en La Paz en 1926
"Cuando en 1952 Teresa Gisbert Carbonell se tituló como arquitecta, no tenía, paradójicamente, el derecho a votar. En ese entonces todavía no había entrado en vigencia el voto universal”, escribió en 1997 Fátima Molina, en su libro 100 personajes al desnudo, donde cuenta la historia de esta intelectual que dedicó su vida a la investigación y a preservar el patrimonio cultural boliviano.

Es que Teresa Gisbert fue una mujer adelantada para su época. A fines de los años 40, en las aulas de la carrera de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés, ella brillaba en medio de un grupo de estudiantes varones. Así iniciaba un largo camino en el que descubrió la esencia del arte boliviano y se dedicó a la defensa del patrimonio cultural boliviano, tanto tangible como intangible.

Se la reconoce como la descubridora del "barroco mestizo”, el estilo de arquitectura y pintura que nació en nuestro territorio por la influencia de la colonización española. Comenzó ese trabajo apenas terminó su carrera universitaria, en 1953, cuando partió a España para especializarse en restauración e investigación del arte, en el Instituto Velásquez de la Universidad Complutense.

Pero el gran aporte de esta mujer no puede ser reconocido sin mencionar a su esposo, el arquitecto José de Mesa, con quien estudió arquitectura y se casó en 1950. Juntos, en 1956, comenzaron a producir investigaciones de gran aporte al país. Su primera obra fue Holguín y la pintura altoperuano del Virreinato, donde, entre otros, se encuentra un repaso a lo que fue la pintura potosína del siglo XVII.

El texto presenta un trabajo que hasta entonces no se había hecho en Bolivia: los planos de los templos coloniales erigidos durante la colonia, fotografias de las obras de arte y cuadros que se encontraban en ellos. Todos acompañados de una minuciosa descripción que ayudó a entender su influencia y sentido en el arte.

"Su gran aporte fue el descubrimiento del barroco mestizo”, afirma el historiador Fernando Cajías, quien se declara un "discípulo privilegiado” de Teresa Gisbert de Mesa.

Esta intelectual regresó a las aulas universitarias para enseñar y compartir con jóvenes estudiantes todos los conocimientos que iba adquiriendo, y creó una escuela de investigadores que hasta ahora sigue sus enseñanzas: "Los barroco mestizo”, formado por destacados intelectuales como Pedro Querejazu, Norma Campos, Silvia Arce, Carlos Villagómez, Tuti Prado, Teresa Aneiba y el mismo Fernando Cajías.
Tanto en las aulas de la universidad, en el comedor de su casa, en diversas instituciones académicas transmitió sus conocimientos y formó recursos humanos para la defensa del patrimonio, hoy dispersos por el país, cumpliendo cada uno de ellos tareas patrimoniales y a los que, por su maestra, se los conoce como "los barrocos mestizos”, añade Cajías.
Teresa Gisbert es también una gestora cultural porque ejerció importantes cargos en la administración pública de la cultura, desde donde promovió numerosas medidas de salvaguarda del patrimonio cultural boliviano.

Ivone Juárez, periodista.

Fernando Cajías historiador

Entre las mucha virtudes que ha tenido y tiene "Doña Teresa” (como cariñosamente la llamamos sus discípulos) ha sido y es su labor como investigadora, formadora y gestora cultural. Como investigadora por su monumental obra, en gran parte realizada con su esposo José de Mesa, sobre el arte en Bolivia desde la época prehispánica hasta nuestros días. De todas las páginas escritas al respecto, destacan las dedicadas al Barroco Mestizo, la fusión de lo indígena y lo hispano en las bellas fachadas de muchas iglesias coloniales del siglo XVIII.

No hay comentarios:

Publicar un comentario