domingo, 31 de agosto de 2014

‘Presentación del nuevo libro de Marcelo Villena: ‘El preparado de yeso. Blanca Wiethüchter, una crítica afición’

Quisiera decir que por motivos de espacio no puedo entrar en detalles sobre El preparado de yeso: Blanca Wiethüchter, una crítica afición, nuevo libro de Marcelo Villena Alvarado, pero no es cierto porque los motivos en realidad son de tiempo. Después de una primera aproximación cualquier comentario queda corto frente a la riqueza y complejidad de su trabajo: su lectura y escritura se detienen con tanto cuidado en los detalles de aquello sobre lo que reflexionan que serían prueba suficiente para entender su empeño en comunicar que el arte es un hacer y que su apreciación, precisamente por el cuidado del detalle, requiere un acto amoroso. Además de exigir una concentración máxima en la lectura, en mi caso proclive casi siempre a frecuentes distracciones, los ensayos de Marcelo Villena obligan a tener al lado los libros de los que se ocupan; para la ocasión, al menos los dos de Blanca Wiethüchter: Pérez Alcalá, o los melancólicos senderos del tiempo (1997) y Memoria solicitada (2004). Menudo esfuerzo que, sin embargo, al final se verá recompensado con creces.
En el primero de sus libros, Blanca Wiethüchter realiza una “crítica ficción” de la obra de Ricardo Pérez Alcalá; en el segundo, una biografía de Jaime Saenz. Sobre ambos, filiados “en una tradición más larga donde las escritura es vínculo erótico y afectivo con lo que en un principio es su objeto” y que son el acercamiento de un artista hacia otros artistas, va a discurrir Marcelo Villena a lo largo de su libro. ¿Qué tipo de crítica sobre el trabajo del artista realiza alguien que es también una artista? Para responder la pregunta, Marcelo Villena opta por lo que George Didi-Huberman, uno de los autores con los que dialoga, denomina “una reflexión de carácter estético” y que consiste, según las palabras del autor francés, en “buscar, en cada obra, la articulación de singularidades formales y de paradigmas antropológicos”. Y si a esto añadimos la idea de “interlocución amorosa”, la manda que Marcelo Villena conserva de Roland Barthes y Julia Kristeva, dos de sus autores preferidos, entenderemos mejor su forma de trabajo, su “preparado de yeso” que, jugando con algo que la propia Blanca Wiethüchter dice en uno de sus libros, ha “descubierto una técnica que ilumina, tanto las obras que lee como la crítica afición que ejercita”. Marcelo Villena no solo ilumina aun más la sobras de Ricardo Pérez Alcalá, Jaime Saenz y la propia obra de Blanca Wiethüchter, sino también, y aquí viene lo que yo considero importante, nos permite palpare el espesor de su propio preparado de yeso, su particular modo de leer y entender el arte.  
El resultado del trabajo con la obra de Blanca Wiethüchter va a llevarlo a decir en un momento que el “gesto” de la poeta “atraviesa y violenta los escenarios críticos más consagrados de la modernidad”. Tal contundente afirmación será justificada a través de un análisis con minuciosidad de los detalles, un particular talento para encontrar relaciones con otras obras, en especial las clásicas, un uso de citas y paráfrasis respaldado en el conocimiento y comprensión de las fuentes a las que hace referencia. El denso preparado de yeso, que para la lectura impaciente podría parecer un acoplamiento arbitrario de ideas dispersas, con el que Marcelo Villena unge de manera amorosa los libros de Blanca Wiethüchter termina revelándose no solo en su rigurosa argumentación, sino también en su transparente coherencia. (...)
Termino reiterando una precisa cita de Roland Barthes que Marcelo Villena utiliza en su libro y que, creo, lo ilumina: si “fuera escritor, y muerto, cómo me gustaría que mi vida se redujese, gracias a un biógrafo amistoso y sin prejuicios, a algunos detalles, a algunos gustos, a algunas inflexiones: podríamos decir biografemas, cuya distinción y movilidad podrían viajar fuera de todo destino y llegar a tocar, a la manera de los átomos epicúreos. algún cuerpo futuro condenado a la misma dispersión”. Tocado así por Blanca Wiethüchter, la biógrafa amistosa y sin prejuicios, Marcelo Villena Alvarado ilumina lo hecho por los artistas y, a la vez con su libro, resultado de su extraordinario trabajo, paciente, constante y sin bullicio, este biógrafo amistoso también nos toca a nosotros, cuerpos condenados a la misma dispersión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario