jueves, 21 de octubre de 2010

Un libro pone en duda la utilidad del PowerPoint

“PowerPoint nos hace estúpidos”. Esta alarma no la lanzó este año un semiólogo en su laboratorio universitario. La soltó un general de los marines de EEUU ante un incomprensible esquema sobre el futuro de Afganistán. Y lo respaldó el mismísimo general McChrystal, que acusó a PowerPoint de ser el principal enemigo de su ejército. “Cuando hayamos entendido estas diapositivas, habremos ganado la guerra”, exclamó.

Estas frases las recuerda el periodista Franck Frommer, que acaba de publicar en Francia el libro El pensamiento PowerPoint: indagación sobre este programa que te vuelve estúpido y en el que critica las presentaciones de Microsoft.

Utilizado por 500 millones de personas, aunque la cifra es imprecisa dado que va en el paquete de Office, es una prótesis inevitable en muchas charlas donde, con fatídica frecuencia, el conferenciante se limita a repetir las frases que proyecta en la pantalla.

Desventaja. No es el primer libro que quiere prevenir sobre los efectos perversos en el discurso y en el razonamiento que tiene acostumbrarse a presentar un argumento a base de slides, diapositivas, con PowerPoint. Edward Tufte achacó al programa que los ingenieros de la NASA no hubieran advertido informaciones esenciales que podrían haber evitado la explosión del Columbia.

Frommer comenta telefónicamente que el principal impacto de PowerPoint en la retórica tradicional de las charlas es que predomina la forma sobre los contenidos. “Interesa más la exhibición que la demostración y busca hipnotizar al público y limitar su capacidad de razonamiento”.

Se usan eslóganes, verbos en infinitivo... “Muchas veces se incorporan imágenes que no tienen nada que ver con lo que se está diciendo, como adorno o anestésico. La puesta en escena pide una sala oscurecida en la que la gente está atenta a la pantalla y consume 15 diapositivas en media hora”.

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