domingo, 17 de abril de 2016

Gaby Vallejo C. fomenta la literatura infantil

Proyecto de vida

Vocación de docente

La puerta de ingreso a la Biblioteca Th’uruchapitas, que funciona en la calle Paccieri entre Lanza y Antezana, está abierta... desde allí, se puede distinguir a doña Gaby Vallejo Candia, sentada frente a una pequeña mesa de trabajo para niños de primaria, sosteniendo un libro entre las manos, como no podía ser diferente, ya que desde hace más de cuatro décadas

los textos escritos se convirtieron en sus compañeros y aliados de aventuras.

Muchos de los libros que están en los estantes de esta biblioteca fueron escritos por ella. Sus ideas fueron adquiriendo forma de libros a través de las letras que plasmaron sus dedos sobre el teclado de las máquinas. Así, logró una colección personal de más de 45 libros, muchos de los cuales están dedicados a los niños.

GABY... LA ARTISTA

Gaby nació en Cochabamba, un 24 de septiembre de 1941. Sus padres Óscar Vallejo Guevara y Carmela Canedo Arce la recibieron en su hogar como su último retoño. Su infancia estuvo acompañada y guiada por sus hermanos mayores Betty, Óscar, Ramiro y Martha, quienes jugaban con ella y la protegían en sus travesuras.

Los primeros años de primaria los cursó en la “Escuelita 27 de Mayo” y egresó como bachiller de humanidades del colegio de señoritas Adela Zamudio, en la Promoción 1959.

Desde muy pequeña, Gaby descubrió su espíritu de artista, puesto que sentía que el arte era su vocación, “sentía pasión por la pintura, actuación, literatura, poesía y música”, recuerda. En su juventud formó parte del grupo femenino “Wayra Songo”, donde cantaba y tocaba la guitarra o el charango.

Entre todas sus pasiones, pesó más su amor por las letras y por eso se inscribió en la carrera de Literatura y Lenguaje en la Normal Católica de Cochabamba, de la cual se graduó en 1963.

A partir de su logro académico comen- zó a desplegar sus alas literarias y a surcar vuelo hacia otras fronteras, siempre con el afán de descubrir y estudiar más sobre la literatura.

Etapa de formación

En 1965 obtuvo una beca completa en la Universidad de Caro y Cuervo de Colombia para cursar un “Postgrado en Literaturas Hispanoamericanas”. Cuando retornó a Cochabamba fue invitada por la Normal Católica a dictar cátedra de docencia en varias materias: literatura hispanoamericana, universal y boliviana, lenguaje, castellano, gramática y otras. Trabajó allí durante 20 años.

Posteriormente, fue convocada por el Centro Cultural Pedagógico Portales para hacerse cargo de la biblioteca y del centro de documentación de literatura infantil; cargo que desempeñó durante 18 años. En ese trabajo, Gaby Vallejo se dio cuenta de la carencia de escritores y obras para niños. “Ya era Premio Nacional de Novela “Erich Guttentag” y me di cuenta de que aún no había escrito nada para los niños. Eso me dio un sacudón”, afirma.

Después ingresó a la Universidad Mayor de San Simón para estudiar la carrera de Pedagogía o Ciencias de la Educación; luego ingresó como docente a la carrera de Lingüística, de donde se jubiló como docente e investigadora, después de 18 años de trabajo permanente.

Época de proyectos

Durante su prolífica vida profesional, Gaby Vallejo impulsó varios proyectos de literatura, desde diferentes organizaciones, los mismos que tuvieron una gran acogida en la región, como por ejemplo, la conocida revista “Chasky”, que alcanzó las 100 publicaciones y cuya edicición fue super-visada por Vallejo hasta la décimo

tercera edición.

En 1990 creó el “Taller de Experiencias Pedagógicas para Docentes”, donde se generaron proyectos educacionales alternativos, con gran acogida, como el proyecto de Th’uruchapitas.

El rol de madre

Al igual de muchas mujeres profesionales, Gaby Vallejo también tuvo que combinar su rol de madre e hija con su faceta literaria.

Durante su vida conyugal, Gaby dio vida a Huáscar, Grisel y Américo

Bolívar Vallejo.

“Fui una madre sui géneris (risas), yo no me acoplé al rol de madre; ellos se moldearon a mi trabajo y mi forma de ser; pero estoy segura que les brindé tiempo de calidad y cuando ellos me necesitaron siempre estuve a su lado”, dice la autora.

Lamentablemente, el destino le arrebató a su hijo, Huáscar. Ella volcaría su dolor en un libro escribiendo “Cartas a un ángel muerto”, que no fue publicado pero que suele obsequiar

a las personas que lo necesitan.

El hogar de Gaby Vallejo está pleno con la presencia de sus dos hijos

y sus nietos: Rafaela, Isabela, Fabio, Mateo y Natalia.


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