lunes, 10 de septiembre de 2012

La ausencia de Adela Zamudio



Escribió algunos de los poemas más recordados y repetidos de la literatura boliviana —Nacer hombre y ¿Quo vadis?, por ejemplo— y una novela que en su tiempo fue ignorada pero que ahora está considerada oficialmente una de las diez obras fundamentales de la literatura boliviana: Íntimas.

Fue una maestra de pensamiento liberal que impulsó la educación de las mujeres a principios del siglo XX. En 1913 protagonizó una polémica que marcó época con un representante de la Iglesia Católica —monseñor Francisco Pierini— en torno justamente al conflicto entre la educación religiosa y la educación laica.

En 1926 —sólo un año después de las celebraciones del centenario de la creación de Bolivia— fue reconocida oficialmente por el Estado boliviano y “coronada” por el presidente Hernando Siles en un acto público y popular inédito. Pero poco después se sabe que ofreció su corona de oro a los bancos de Cochabamba para poder sobrevivir con su menguada pensión de profesora jubilada.

Es la precursora del feminismo en Bolivia. En homenaje a ella, precisamente, la primera mujer en la Presidencia de Bolivia, Lidya Gueiler Tejada, decretó que el 11 de septiembre —fecha del nacimiento de la escritora— se celebre el Día de la Mujer Boliviana.

Se llamaba Adela Zamudio. Nació en Cochabamba en 1854 y murió en la misma ciudad en 1928. Bajo el título de La ausencia de Adela Zamudio, Luis H. Antezana J. —doctor en filología y reconocido estudioso de la literatura boliviana— y Virginia Ayllón —escritora y estudiosa de la literatura escrita por mujeres— han elaborado un libro multimedia sobre su vida y obra. FIGURA. “Adela Zamudio —dicen los autores en la presentación de la obra— es seguramente la figura literaria femenina más importante de la literatura boliviana. Decimos ‘figura literaria femenina’ y no simplemente ‘escritora’ porque, en su tiempo y con el tiempo, su presencia e impacto en la sociedad boliviana fueron —son— mucho más amplios que únicamente literarios”. El libro toma su título del último verso del poema de Zamudio titulado Epitafio: “Vuelvo a morar en ignorada estrella / libre ya del suplicio de la vida, / allá os espero; hasta seguir mi huella / lloradme ausente pero no perdida”. Así ha estado Adela Zamudio para la cultura boliviana durante casi un siglo: ausente pero no perdida.

La investigación de Antezana y Ayllón y el modo que han elegido para hacerla pública —el libro multimedia— están orientados a reinsertar los alcances de su vida y de su obra en el presente.

“Aunque es cierto que su obra necesita ser reactivada —dice a propósito Antezana—, porque nuestros hábitos de lectura son caóticos y temporarios (a veces se muere un autor y no lo lee nadie más), si se reactiva la obra de doña Adela Zamudio no es para volver al pasado sino más bien para ver hasta dónde ha llegado en el presente”.

Esa voluntad de “reactivación” de la obra de Zamudio para los lectores del presente está evidenciada, ya se lo dijo, en el propio formato del libro: un artefacto multimedia en soporte DVD para ser “leído” en la pantalla de una computadora. Este recurso permite, aprovechando las ventajas tecnológicas, incorporar en torno a un guión escrito otros recursos, como la fotografía, el video, entrevistas grabadas y música. Así se puede ofrecer una imagen más completa de la vida y la obra de la escritora boliviana.

No es la primera experiencia de Antezana con esta modalidad de libro. Bajo la misma idea ha editado anteriormente, con la colaboración de Marcelo Paz Soldán, La bodega de Jaime Saenz en torno a la obra y la vida del escritor paceño y La pascana de Gladys Moreno sobre la gran intérprete cruceña de la música folklórica boliviana.

Esta forma de libro tiene ciertamente alcances distintos a los del libro convencional. “Supone otra forma de leer —dice Antezana—, una forma de leer acompañada por una diversidad de códigos que convergen en torno a un hilo conductor. A diferencia del viaje muy aleatorio que es el internet, el libro multimedia tiene un guión básico. Entonces, mal que bien, la escritura es (todavía) la que guía. Esa idea le gustaría a Derrida, por supuesto; también le gustaría a Deleuze. Pero la escritura no es la que domina, es sólo la que guía”.RECURSOS. En La ausencia de Adela Zamudio los recursos del libro multimedia permitieron resolver problemas propios de todo libro dedicado a la vida y obra de un determinado personaje de manera original y efectiva.

Por ejemplo, se sabe que la guerra del Pacífico tuvo un impacto determinante en Adela Zamudio. Ella tenía 25 años cuando estalló el conflicto. No sólo, como a toda su generación, le marcó el desenlace histórico de la conflagración; también tuvo una consecuencia personal: su prometido partió a la guerra y no regresó. (La soltería, dicho sea de paso, fue uno de los tópicos de su identidad y un argumento de sus detractores, como el cura Pierini, para restarle comprensión de la vida.)

En el lugar pertinente del texto biográfico, cuando el lector llega a la guerra del Pacífico, un enlace le permite “entrar” a un video documental sobre este episodio histórico realizado por Carlos Mesa.

Con la misma lógica, el libro también incorpora la notable colección de fotografías de Cochabamba de principios del siglo XX de Rodolfo Torrico Zamudio, sobrino de la escritora, conocido en su época como el Turista Torrico, tanto por su pasión viajera como por su labor fotográfica.

Así, las fotos del Turista Torrico ilustran la ciudad en la que transcurrió la vida y en la que escribió su obra Adela Zamudio. El paseo fotográfico por la Cochabamba de doña Adela está acompañado, además, por música compuesta por Alberto Villalpando especialmente para el libro.

Otros recursos que incorpora La ausencia de Adela Zamudio son, por ejemplo, escenas de la película de Raquel Romero sobre Zamudio. O las canciones de Juan Carlos Orihuela y Óscar García compuestas sobre versos de la escritora. O, en la misma veta musical, el testimonio de Yayo Joffré sobre El cisne, el célebre yaraví sobre un poema de Zamudio que Los Jairas hicieron famoso. O un recorrido filmado por la casa en la que pasó la mayor parte de su vida en el centro cochabambino.

Estos elementos contextuales ayudan, sin duda, a una mejor comprensión de la obra de Zamudio. Pero es en este orden, en el de la comprensión de la obra, en el que el libro de Antezana y Ayllón realizan sus aportes más notables. Sobre la novela Íntimas, por ejemplo, el “lector” puede acceder a una conferencia de Leonardo García Pabón —a la versión reducida de 5 minutos o la completa de 25— sobre la importancia de esta obra para la literatura boliviana. O también puede escuchar los muy pertinentes apuntes de Virginia Ayllón sobre la poesía y los cuentos breves de Zamudio.

No menos importante es la reinscripción de la poesía de Zamudio en el ámbito del Romanticismo, la corriente literaria que dominó gran parte del siglo XIX. La relación que Antezana y Ayllón establecen, por ejemplo, entre su poesía y el Romanticismo inglés echa insospechadas luces sobre el estilo y los contenidos de los versos de la escritora. (Zamudio, también informa el libro, fue educada por una institutriz inglesa, leyó todo Shakespeare en su idioma original y tradujo algunos de sus poemas.)

Adela Zamudio —para seguir la sugerencia del título de este libro dedicado a su vida y obra— estuvo ausente pero no perdida. Su obra y su figura vuelven a cobrar relevancia para los lectores del presente. Libros para los sentidosEl guión del libro multimedia La ausencia de Adela Zamudio fue escrito por Luis H. Antezana J. y Virginia Ayllón, quienes también son autores del concepto gráfico, visual y sonoro de la obra. El diseño y la programación, aspectos determinantes para el logro del libro, son obra de Gabriel Arauco Torrico.

Antezana, con la colaboración de Marcelo Paz Soldán, ha realizado anteriormente dos libros multimedia, uno sobre el escritor paceño Jaime Saenz y otro sobre la cantante cruceña Gladys Moreno. En el primer caso, el formato le ha permitido incluir, por ejemplo, amplios fragmentos de la obras teatrales que David Mondacca ha montado sobre textos de Saenz. En el segundo caso, la obra de doña Gladys Moreno está “ilustrada” por videoclips expresamente realizados para el libro y por una antología de sus discos.

En La ausencia de Adela Zamudio es notable la incorporación de las fotografías de Cochabamba de principios del siglo XX de Rodolfo Torrico Zamudio. El archivo de este fotógrafo —conocido en su época como el Turista Torrico— constituye uno de los grandes hallazgos para una historia y una sociología de la imagen en Bolivia. En esta página se reproduce una toma de la plaza 14 de Septiembre del Turista Torrico. No menos notable es la presencia del compositor Alberto Villalpando en La ausencia de Adela Zamudio con composiciones expresamente encargadas para el libro.

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