martes, 18 de marzo de 2014

El linotipista que retrata la conciencia social boliviana a través de 128 textos

Néstor Taboada Terán

Escritor

Dinámico, afable, de brillantes pupilas y siempre con una sonrisa, ese es Néstor Taboada Terán, uno de los representantes vivos más importantes de las letras bolivianas y latinoamericanas.

El autor de casi 130 textos a lo largo de su vida conversó con Cambio sobre su quehacer literario, sus motivaciones, personajes y obras que deben ser revalorizados, además de la importancia de los movimientos sociales, tanto para los libros como para la historia boliviana. Recordó su juventud, la que fue definida por el oficio de linotipista.

El autor paceño de 84 años de edad vive viajando entre La Paz y Cochabamba, departamento en el que radica actualmente y donde está preparando un documento que enriquecerá el canon histórico nacional, una historia social boliviana de más de 400 páginas.

¿Cuándo empezó a escribir?

Escribo desde los seis años, desde que mi madre, Victoria Terán, me enseñó las primeras letras. Ya mayor, entré a la escuela leyendo y escribiendo. Después de acabar primaria, ingresé a la Academia de Bellas Artes, posteriormente dejé la academia para trabajar de día en la imprenta y estudiar en la noche en el colegio Ballivián, y posteriormente en el colegio Ayacucho nocturno. Trabajé en el diario La República, de Bautista Saavedra, y pasé a los talleres gráficos de la imprenta Trabajo, de Fernando Siñani y Waldo Álvarez, donde aprendí a manejar la máquina linotipo.

¿Qué personajes influyeron o lo inspiraron para llevar adelante su labor literaria?

Fueron tres personas. Primero el periodista peruano Gamaliel Churata, cuyo verdadero nombre era Arturo Pablo Peralta Miranda, autor de El Pez de Oro, Retablos del laykakuj y La resurrección de los muertos. Trabajamos mucho tiempo en La Paz, vivíamos en el barrio San Pedro, al lado de la cancha del Olympic. La labor más importante la realizamos casi 10 años en el vespertino Última Hora, Churata como jefe de redacción y yo como linotipista en talleres. El segundo personaje de mi aprecio personal fue Waldo Álvarez España, quien me enseñó el oficio de obrero gráfico. Y por último, el profesor y sacerdote, Dr. Nicolás Fernández Naranjo, de destacado valor intelectual, quien estudió en Francia. Cuando retornó al país dejó los hábitos sacerdotales para integrarse a la vida civil, él fue mi profesor de literatura.

¿Cuál fue su primera publicación?

En 1948, en el colegio Bolívar nocturno, gané el primer premio de un concurso con el cuento Claroscuro, con lo que me inicié en la literatura. Se editó el cuento en la editorial Artística con el prólogo del Dr. Nicolás Fernández Naranjo, que decía: “He ahí el valor excepcional de este joven escritor, socialista inquieto y rebelde, que, desde sus primeras armas, se alista en las filas de la literatura social y constructiva”.

¿Qué tipos de lectura disfruta? ¿Qué lee para distraerse?

Leo y releo a los grandes, no para distraerme, sino para estudiar. El hombre nunca deja de aprender. Tengo una biblioteca con más de tres mil volúmenes de cultura general, especialmente de libros bolivianos. Me interesa la historia.

¿Qué lo lleva a escribir?

Ser leal con mi pueblo. Pueblo de trabajadores. La columna vertebral de la nación. Ahí está el testimonio de mis cuentos, novelas y crónicas de viaje. Testimonio de 128 libros publicados desde 1948 que mi madre calificaba de ladrillos y a mí de ladrillero. Me he aferrado a la realidad patria para mostrar mi verdadera conciencia social.

¿Por qué escribir acerca de las luchas sociales?

Yo escribo por un imperativo social. Soy socialista, la filosofía de los pobres. Mi país sufre la tiranía del capitalismo explotador. Hay que estudiar y enseñar un socialismo profundo y democrático para las mayorías, especialmente los humillados y ofendidos de las minas y el campo de todos los tiempos. Las clases medias tienen apego por los dictadores racistas de coroneles y generales. Yo me siento orgulloso de ser un escritor mestizo creador de los bienes espirituales de la nación.

¿Cómo ve la coyuntura social alrededor de la figura de Evo Morales?

Hombres como Evo Morales han decidido jugar su destino por la etnia y la clase social a la que pertenecen. En Bolivia han resucitado los hombres de otrora que tuvieron una posición en favor de las mayorías nacionales. Salvaron a la patria de su desaparición. Ya Paz Estenssoro anunció la muerte de Bolivia. Hoy el país se ha recuperado y un tiempo más estaremos a la cabeza de los países que viven su resurgimiento. A los bolivianos nos alienta lo que dijera Albert Camus: “La rebeldía es una de las dimensiones esenciales del hombre. Es nuestra realidad histórica. A menos que huyamos de la realidad, es necesario que encontremos en ella nuestros valores”. Nuestro país ya no es una patria vestida de harapos.

¿Qué personajes históricos bolivianos deberían ser valorizados?

Estimo que con Franz Tamayo se ha cometido una injusticia. El magisterio boliviano ahora es cuando debe considerar reivindicar la pedagogía que alentaba Tamayo. Y luego otra figura destacada con quien Bolivia fue ingrata: el escritor cochabambino Augusto Guzmán, de gran trayectoria, que publicó la biografía de Tupac Katari, que la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica publicó. El mejor libro publicado en el exterior sobre la figura de nuestro caudillo indígena.

¿Qué proyectos literarios tiene por delante?

En primer lugar completar para su edición La historia social de Bolivia. Es la historia esencial del país, cuyos trabajadores indios y mestizos han hecho su verdadera narración. Luego, como segundo proyecto de edición, vendría la antología completa de la poesía boliviana y así conocer en su verdadera esencia lo que ha sido creado en el país. Es una de las mejores poesías de América Latina. En tercer lugar estaría la biografía completa del gran comandante de la guerrilla boliviana, Ernesto Che Guevara. La historia de Ñancahuazú, donde perdí a varios amigos míos, de mi generación, como Coco Peredo, Inti Peredo, Lorgio Vaca y otros que estuvieron junto al Che. En cuarto lugar, la confrontación de las dos figuras de la historia americana: Arzans de Orsúa y Vela y Guamán Poma de Ayala. Y la nueva edición, actualizada de Tierra Mártir, del socialismo de David Toro al socialismo de Evo Morales.

Su último trabajo se centra en la figura de Juan Wallparrimachi. ¿Qué lo llevó a escribir sobre él?

Ser la figura clave de la cultura nacional de Bolivia. No hubo en el país un personaje indio tan abusivamente víctima del chapetonismo colonial como el poeta Juan Wallparrimachi, todo por haber sido un destacado combatiente de la guerrilla chuquisaqueña de los esposos Padilla. Era Teniente ondero. Los blancos no querían creer que un indio podía ser poeta. Se lo creían hijo natural de los españoles con sangre española de contrabando en sus venas. Nada más falso, Wallparrimachi era un indio y poeta auténtico. La educación que le dio su tutor, el caudillo Ascencio Padilla, fue decisiva para hacer de este indio el hombre de nuevo tipo. Se expresaba solamente en idioma quechua. Sabía el castellano pero él no quería expresarse en el idioma de los esclavizadores españoles. La única vez que escribió en castellano, fue cuando tradujo del español al quechua la proclama del Titicaca del comandante Juan José Castelli.


PROYECTOS

El autor paceño prepara una obra de más de 400 páginas que condensará la historia social de Bolivia, posteriormente desea realizar una antología completa de la poesía nacional.


“Me he aferrado a la realidad de la patria para mostrar mi verdadera conciencia social.

Néstor Taboada

Escritor


“Leo y releo a los grandes, no para distraerme, sino para estudiar. El hombre nunca deja de aprender. Tengo una biblioteca con más de tres mil volúmenes.

Nestor Taboada

Escritor

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