martes, 26 de noviembre de 2013

El libro de la naturaleza

En el lejano mundo de la ilusión, brotó un día la primera palabra, la palabra primordial: Nana. Los seres humanos todavía no sabían deletrear la palabra “mamá”, y así surgió la Madre FundamentaL, la más anciana y la más tierna a la vez, que cuida de los niños (y también la inocencia humana) independientemente sean sus hijos o no, y dulcemente les enseña a deletrear el encanto de la poesía.

Nana, entre otras cosas, creó el Libro de la Naturaleza, un libro abierto en el que se podían leer los cielos y nubecillas, altas montañas coronadas de nieve, húmedas y cálidas madreselvas, peregrinos ríos y espejos de tranquilas aguas. Era un bellísimo, silente y apacible mundo al que solamente le faltaba una pizquita de no-sé-que y no-sé-cuándo. Entonces Nana les pidió a los más pequeños lo poblaran con los animalitos de sus afectos.

Y los niños, como jamás resisten el encanto de la poesía ni de los lápices de color, fueron plasmando una delicada fauna de avecillas, tigrecitos, delfines, libélulas y mariposas de los más bellas tonalidades. Como por arte de magia, con tan sólo nombrarlos, surgían de entre las palabras esos bichitos coloridos, cada uno con sus nombres y características tan propias y particulares...

De ahí que no tendría nada de extraño que, si abres las hojas de este Libro, encuentres algunos de esos animalillos rondando por sus páginas. Y si tienes un poquito de suerte, al abrirlo, tal vez salen zumbando abejitas en pos de la miel que esconden delicadas y perfumadas flores; o, lo mismo, escuchas trinos, balidos o el cri-cri-crí de un diminuto grillo, y tal vez hasta al atardecer distingas lucecitas que se encienden y apagan en medio de su floresta.

…Estos son dones que solamente a la inocencia y al candor de la infancia, Nana les ha conferido. El mundo que ahora tienes entre tus manos, en realidad habita en lo más hondo de tus sueños y, por tanto, únicamente de ti depende que se conserve y sobreviva. Si lo destruyes, todos tus amiguitos desaparecerán y con ello sus chirridos, zumbidos, balidos o trinos que pueblan la tierra, los aires y las aguas.

Tampoco permitas que esos animalitos sean perseguidos, cazados, enjaulados, maltratados para ser despojados de sus plumas, escamas y pieles o finalmente destruidos en la vida real, porque de esa manera morirán parte de tus más íntimos sueños...

Nana, que es un viejecita adorable, en su inmenso cariño a veces confunde y toma a la gente mayor como si se tratase de uno más de sus hijos. Así, entregó al poeta estas coloridas páginas con el encargo muy especial que los haga llegar a los más pequeños, para que niños y animalitos jueguen y rían en el orbe del ensueño azul…

POSDATA.-

El libro “Poemas animados”, que reune los dibujos realizados por Arduz durante su infancia, inició una nueva corriente de poesía visual para niños que en 1998 alcanzó el Primer Premio en el concurso Nacional de Literatura Infantil convocado por la Reforma Educativa, recibiendo el premio en solemne ceremonia cumplida en el Palacio de Gobierno. Entonces, el Ministerio de Educación le hizo firmar un contrato de exclusividad para la primera edición de 50.000 ejemplares, sin que hasta la fecha se haya cumplido el con-trato.

Arduz, además es autor de la expo-mágica para niños “El País de Nunca Jamás” y de las ilustraciones del libro de Hugo Molina Viaña “El duende y la ma-rioneta” que figuran en la Lista de Honor del Premio Hans Christian Andersen, una especie de Nobel en el campo de la lite-ratura infantil. También sus pinturas fueron seleccionadas por la UNESCO para integrar la “1ra. Exposición Itinerante La-tinoamericana de Ilustradores para Ni-ños” que en 1982 recorrió diversos paí-ses del mundo.

Por tratarse de una deuda pendiente para con los niños de todo el país, desde estas páginas nos permitimos recomen-dar la edición de tan valiosa y novedosa obra.

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