El terror tiene una presencia casi constante en diversas ferias y encuentros literarios del país. Esto se debe no sólo al creciente interés del público por este género, sino por el esfuerzo de escritores como Miguel Sequeiros Cardozo, quienes de forma autónoma difunden su trabajo e instan a la lectura en el país.
Tu presentación
Tengo 40 años, nací en Colquiri, provincia Inquisivi de La Paz; mi familia se trasladó a Potosí cuando yo era muy pequeño, así que realicé mis estudios de primaria y secundaria en el Colegio Franciscano de Potosí, soy administrador de empresas, titulado en la Universidad Tomás Frías. Comencé a escribir hace unos 10 años, no obstante desde niño cultivé mi afición por la lectura, mi hermano Marco fue quien me impulsó y fomentó mi hábito. He escrito y publicado tres libros: Sombras siniestras (cuentos de terror), en conjunto con Vanessa Giacoman; La eternidad del último abrazo (cuento basado en una historia real ocurrida en Colquiri) y Sanguinum (cuentos de terror); por otra parte he compilado una antología de cuentos clásicos de terror llamada In memoriam; tengo muchos proyectos en los cuales estoy trabajando, entre ellos los tres tomos siguientes de Sanguinum.
¿Cómo incursionas en este género?
Desde niño era lector, por otra parte, mi abuelita me contaba innumerables historias del sur de Potosí, más precisamente de la zona de Tupiza, Siete Suyos, Atocha, etc. Además, la innumerable cantidad de historias en cada recoveco de la ciudad de Potosí siempre me cautivó, de hecho, la casa en la cual viví parte de mi infancia y juventud se encontraba frente a la Casa de Moneda, así que también tenía su dosis de historias y fantasmas, esa casa me sirvió como inspiración de manera recurrente para varios relatos como: El círculo, Effugit tenebris y otros. Poco a poco una cosa llevó a otra, comencé a leer a otros autores a nivel nacional e internacional y con el tiempo nació mi primer cuento.
¿Crees que existen preconcepciones y estereotipos sobre la literatura de terror, sus temáticas y sus autores?
Desde siempre. Creo que es necesario en primer lugar diferenciar el terror y el horror, el terror está relacionado con todo aquello que asusta, pero tiene una explicación racional, por ejemplo la aracnofobia, un asesino, etc. Mientras que el horror implica lo paranormal, cosas que no tienen una explicación lógica, como los fantasmas o los duendes.
Creo que últimamente se ha abusado demasiado de lo grotesco dentro de la literatura de terror, lo sangriento y visceral ha tomado una importancia desmedida y en parte es el motivo por el cual mucha gente rechaza este género, no obstante si se leen los cuentos de terror clásicos asustaban sin necesidad de recurrir a cuatro litros de sangre y dos kilos de tripas.
En este sentido, considero que un tema escabroso puede ser enfocado sin necesidad de recurrir a lo vulgar o a lo grotesco e igualmente puede provocar miedo. Creo que provocar miedo en un lector es algo bastante complicado, especialmente ahora que la gente se enfrenta diariamente al contenido explícito de manera libre mediante medios de comunicación e internet.
Lo que más me molesta es la doble moral en nuestro medio; se critica y prejuzga un libro sólo por el hecho de que tenga la palabra terror en su tapa, o por un título sugestivo, sin embargo son esas mismas personas las que permiten el acceso irrestricto a sus hijos a internet y programas de televisión pensados para adultos, ¿Alguna vez vieron el contenido de muchos programas de los canales catalogados como infantiles? ¿Los padres ponen filtros de violencia o contenido para adultos en internet? ¿Saben qué videos o películas ven sus hijos?
¿Cómo se puede terminar con estas preconcepciones y “sanear” el género? ¿Cómo acercar a más lectores?
En otros países, la fantasía, la ciencia ficción y más específicamente el género de terror no son mal vistos, es más, personajes tales como Drácula o Frankstein están presentes en libros infantiles para niños de tres o cuatro años en adelante, ¿Por qué? Porque son personajes inofensivos que llaman la atención de los niños.
En general, la literatura de terror es tan inofensiva como cualquier otro género, obviamente no es para todos, y debe tener restricciones al igual que la literatura erótica u otro género. Considero que un lector que se inició leyendo cuentos o novelas de terror no se limitará simplemente a leer este género, quizás sí lo haga por un tiempo, pero con el tiempo ampliará su horizonte. Padres y madres, no le teman a la literatura de terror, teman al hecho de que sus hijos no lean nada, eso sería catastrófico, déjenlos leer un libro de cuentos que son sólo eso, cuentos, no tienen pociones mágicas ni invocarán espíritus leyéndolos, he conocido chicos que no leyeron nada hasta que encontraron el libro adecuado para ellos, déjenlos escoger, y si no es un libro de terror, no importa, aquí lo que importa es que lean.
El terror está presente en las narraciones orales de nuestros abuelos y ancestros, tanto en la ciudad como en el campo, ¿de qué forma se puede revalorizar estas tradiciones? Y ¿este tipo de oralidades y leyendas han ejercido alguna influencia en ti y tus obras?
Nuestra cultura oral es hermosa, variada, misteriosa y cautivadora, lamentablemente se va perdiendo cada día porque no le damos el valor que merece. ¿Cómo surgió Drácula y en general los vampiros? Eran una antigua leyenda perdida en alguna región de los Cárpatos, a John Pollidori se le ocurrió darles ese aire distinguido y misterioso, ahora son seres mundialmente conocidos, temidos y principalmente leídos.
En nuestro medio tenemos al kharisiri o kari kari, al lari lari, al anchanchu y otros, ¿por qué no usarlos como personajes para cómics, cuentos y novelas de terror y darles vida a través de la narrativa? En países vecinos llevan a cabo esfuerzos similares, se fomenta la lectura de autores nacionales y más aún si éstos tocan temas relacionados con su cultura. Hace poco llegó a nuestro país una colección de historias cortas de terror de Perú, basadas en leyendas de ese país, las mismas estaban incluidas en el Plan Lector del Ministerio de Educación de Perú.
Mis cuentos están impregnados de esa esencia nacional, en general están ambientados en escenarios conocidos y personajes místicos con características vernáculas. Sin embargo, me tomé la libertad de darles ciertas características personales y originales.
¿Cómo ves el desarrollo y aceptación del terror en la actualidad literaria boliviana?
Creo que aún es considerado como un género menor, sin embargo esto va cambiando paulatinamente, por ejemplo el año pasado en el concurso de cuento Adela Zamudio, un cuento de terror psicológico de Vanessa Giacoman obtuvo una mención. He notado que la literatura de terror es bastante aceptada en nuestro medio, y no sólo por jóvenes, puedo afirmar esto porque he tenido la oportunidad de viajar con ferias del libro organizadas en cada departamento y la gente que compra mis libros no se limita a un grupo etario.
¿De qué formas distribuyes tus publicaciones? ¿Cómo evalúas la cultura y hábito de la lectura a partir de tu experiencia particular con el género del terror?
Éste es el tercer año que recorro Bolivia con mis libros en las distintas Ferias del Libro, es una aventura arriesgada que emprendimos con Vanessa Giacoman, quien es mi novia. También visitamos colegios, organizamos pequeñas ferias y encuentros y tratamos de participar en cualquier evento al cual nos inviten; afortunadamente nos ha ido bien hasta ahora, a pesar del elevado costo de los estands en muchas ferias.
He podido percibir que cada departamento es bastante diferente del resto, las preferencias de lectura en cada lugar varían mucho, pero considero que en nuestro país no se lee mucho. El hábito de lectura viene desde el hogar y no en la escuela, como muchos piensan, si los padres no leen ni el periódico, no esperen que sus hijos lean libros enteros, la lectura tiene que ser un hábito que toda la familia debe disfrutar, para esto es necesario que se dé la libertad a cada miembro de la familia de elegir lo que prefiere leer, comenzar con 10 minutos al día como regla e ir aumentando gradualmente el tiempo de lectura es algo que se debería implementar en cada hogar.
¿Qué escritores nacionales que han cultivado este género consideras como lecturas pertinentes para cualquier persona que se interese por el terror?
Existen muchas referencias para mencionar, pero podría comenzar con Las crónicas potosinas, de Modesto Omiste; Brujerías, tradiciones y leyendas, de Antonio Paredes Candia; existe una antología de autores bolivianos llamada Miedo, susto y pavor, de César Verduguez; las antologías Gritos demenciales, de Daniel Averanga; El sonido de la sangre y Antología de las sombras, de Vanessa Giacoman. Existen muchos otros autores, lastimosamente muchos de ellos no tienen los recursos para publicar sus obras.
Alguna reflexión que desees realizar sobre el género del terror o la literatura nacional en este campo.
Afortunadamente, la literatura nacional está en buenas manos, cada día aparecen nuevos autores jóvenes bastante talentosos, creo que aún existe mucho celo entre autores, quizás debido al reducido mercado de lectores, sin embargo creo que el panorama puede mejorar. Últimamente se han organizado muchas actividades, encuentros, charlas, etc., en las cuales me he podido contactar con autores de otros departamentos.
Mi último consejo especialmente dedicado a los jóvenes es que si les gusta leer terror pues léanlo, si no les gusta no importa, lean otras cosas, pero lean, lean y lean, ésa es la verdadera revolución cultural, una persona instruida es una persona libre.
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