lunes, 29 de abril de 2013

La sociedad necesita más cuenta cuentos

El contar cuentos se ha convertido en todo un arte, en la antigüedad los cuentos infantiles eran historias que ayudaban a los infantes en su transición de la niñez a la adolescencia y luego hacia la adultez, pero hoy por hoy no cualquiera sabe relatar historias de fantasía u otras.

Para algunas personas es más fácil escribir lo que piensa, lo que siente o lo que imagina, pero contar oralmente la historia ya se complica, ya que debe traducir todo eso en gestos, diferentes entonaciones de voz, ademanes y otros para que la historia sea interesante.

En la experiencia personal de quien escribe el presente artículo, cuando le preguntó a su pequeña hija qué le había parecido el libro que le dieron a leer en la escuela, la niña contestó que era una historia muy aburrida, entonces la madre comenzó a leer el libro que trataba sobre una ratona de biblioteca, hacía muecas, ademanes con las manos y le daba a cada personaje una voz característica. La pequeña comenzó a reír con cada ocurrencia de los distintos personajes y cuando la madre le preguntó ¿no dijiste que era una historia aburrida? La niña contestó, "es que tú la haces divertida".

De lo que se deduce que además del contenido de la historia, la misma se hace más llamativa o más aburrida según cómo la cuente la persona que la lee o la recuerda.

Sin embargo, los cuenta cuentos van más allá, con más o con menos recursos, actúan la historia, la viven o se valen de títeres u otros para hacer más atractiva la historia.



PROMOVER

LA LECTURA

Los cuenta cuentos son una parte esencial en la promoción de la lectura, en el Manual del Promotor de Lectura de Gaby Vallejo de Bolívar, editados por el Centro Pedagógico y Cultural Portales, auspiciado por las fundaciones "Simón I. Patiño" y Pro Bolivia, señala que el promotor de lectura debe ser una persona que se haya preparado tanto en bibliotecología como en otras áreas de la educación como ser el teatro, la realización de títeres, psicología y otras especialidades, de modo que hagan que a los niños les guste leer.

En los libros se puede hallar un mundo de información de todo tipo y su valor es que por lo general se trata de obras que no están hechas al azar sino que son el producto final de sesudas investigaciones, por lo tanto difícilmente brindarán datos erróneos, a diferencia del Internet, medio a través del cual se difunden cantidades de información que no siempre tiene el debido respaldo ni es muy confiable.

Para promover la lectura entre los jóvenes y niños es importante que existan cuenta cuentos que amenicen las historias, haciéndolas más atractivas de tal manera que se despierte la curiosidad de los noveles lectores para que éstos quieran agarrar un libro para saber de qué se trata determinado cuento.



LA TRADICIÓN ORAL

Según el psicólogo Bruno Bettelheim, los cuentos clásicos fueron inventados para ayudar a los niños en su crecimiento y su paso de la infancia a la adolescencia y luego a la adultez, y por lo general eran las mujeres las encargadas de transmitir esas historias mientras realizaban las labores del hogar.

Esas mujeres eran unas cuenta cuentos por excelencia, aunque no se tiene constancia de cómo lo hacían o si se valían de algún recurso como la gesticulación, ademanes, movimientos y otros.

Bolivia es un país rico en tradiciones orales, ya que al no existir una escritura que todos pudieran dominar la forma de transmitir las costumbres, valores y otras enseñanzas era de manera oral.

En el mundo actual en que vivimos deberíamos dar el máximo valor a los cuenta cuentos y apoyarlos para que se extienda su actividad a todos los niveles, porque no sólo se trata de un pasatiempo, sino que es un verdadero arte que va dirigido a ayudar a los niños a interesarse por los libros, donde siempre encontrarán la información más fidedigna, por lo tanto su formación será de mayor calidad.

Con todo esto nos atrevemos a decir que la sociedad necesita más cuenta cuentos para que mejore la calidad de la educación en general, para que nuestros niños se interesen en ser ávidos lectores y más cultivados.

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