lunes, 4 de abril de 2011

Teresa Laredo Música, salud y felicidad

La vida se sintetiza en la armonía de la creación, la vida en todas sus formas responde a la perfección,

del mismo modo, el medio que la rodea en sus cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego, ninguno, solo o combinado escapa a las leyes de la física o química, de donde se desprende la geometría y la estética.

En la especialización, el hombre rescata el sonido, lo perfecciona y le da belleza, armonía que le da bienestar y mejor calidad de vida, ya Pitágoras le había dado número a la música. En la plenitud suprema de la exaltación, se prescinde del origen de la composición, sea música elaborada o al oído la música, consigue el mismo objetivo y destino: la expansión espiritual. La música de sosiego, de diversión o de apabullamiento cerebral, tiene su propio público, tiempo y gusto.

La profesora Teresa Laredo eximia en la rama musical, se armó de instrumentos musicales y salió a predicar su arte a los escenarios más importantes del mundo, su pasión por lo bello y excelso del pentagrama, la emparentó con los necesitados de paz interior y enfermos. No hubo puerta que no fuera franqueada ni país que no haya visitado portando sus sencillos o sofisticados instrumentos musicales, que la artista colectó con fines específicos y curativos.

Teresa Laredo nació en la ciudad de Cochabamba, el 11 de febrero de 1939, desde muy pequeña sintió inclinación por la música, sus prácticas eran rigurosas, impuestas por sí misma, bailaba flamenco, con castañuelas, tocaba el xilófono, pero también practicaba danzas autóctonas bolivianas. A los once años de edad, la encontramos practicando con el piano de su tío Luis Laredo; a sus trece años, había leído el diario de Clara Schumann y las cartas de la joven Clara a Robert Schumann y Brahams. A los quince años, ofrece su primer recital en su tierra natal,

poco tiempo después, se hace acreedora a una beca en Europa, viaja sola en un barco, de esta manera toca las playas de Italia siendo muy joven aún, pero aquellas tierras en adelante la acogerán con la ternura que bien se merecía, porque luego, Teresa Laredo, se lanzará a la conquista de aquellas tierras y posteriormente conseguirá su consagración bajo el cielo del viejo mundo. Actúa en los más renombrados teatros de arte de los cinco continentes, como en el “Conservatorio de música de Sidney (Australia, 1992) el Beethoven House (Alemania, 1996); concierto en el “Royal Festival Hall” (Inglaterra, 2002), así como en sencillos salones que le ofrecen ciudades y castillos. Esta actividad, le dio el placer de viajar, conocer y disfrutar de los aplausos, pero también supo del sabor de las lágrimas al perder a sus hijos o de la impotencia de su divorcio de cuatro años de matrimonio: cada nota musical sabe de sus dolencias, enfermedad y su lucha amparada en el placer, la bondad y pureza de la música, su curación es el milagro de la musicoterapia.

Los antepasados de Teresa Laredo, provienen de España, Granada y del país vasco, su bisabuelo Rafael Moreno fue escritor y periodista, era amigo personal de Emilio Castelar, quien fuera presidente de la Primera República española. Su madre, doña Alicia Aguayo, falleció en París (2003), su padre, don Humberto Laredo fallece en Cochabamba (1999), ambos descansan en su tierra natal. La artista es sentimental y amante de su entorno, apegada en sumo grado a sus seres queridos, abuelos, hermanos, primos, su nana, amigos e, increíblemente, vive en comunión con sus mascotas animales.

Ha sido galardonada en Italia con la medalla Ministerio delle pari opportunita (1997), asimismo, la UNESCO, le confirió la distinción “Cerro Rico de Potosí (1999), fue también declarada hija predilecta de Cochabamba (2000) y, otras tantas distinciones en Bolivia y el exterior. Teresa Laredo es amiga personal de grandes artistas de corte internacional y personalidades del mundo político y humanístico.

Dotada de altos conocimientos musicales y de una vasta cultura, lo que nos permite catalogarla como una versada en diversos campos de la historia, geografía y musicología, se desenvuelve como maestra de infantes o instructora de personas de la tercera edad, ha sido maestra de eminentes concertistas, como de la boliviana Ana María del Carpio, no obstante, jamás dejó de estudiar, participó de cursos completos sobre la música, autores e instrumentos musicales, estudios realizados en Francia; Austria; Italia, Bolivia y Suiza, versada en piano, clavecín, compositora, investigadora, concertista y, eminente músico-terapeuta.

Teresa Laredo ha logrado alcanzar con su arte la cúspide, gracias a que supo escalar el pedestal que le dejaron los gigantes de las letras y artes. Desde la cuna, aprendió el español y el quechua, aprendió a recitar poemas en su habla natal, luego, por traducción propia, puede decirlos en francés u otros idiomas.

Las campanitas tibetanas, unidas por una cuerda de cuero, izadas, a

manera de platillos de una balanza,

son manejados con la concentración de una médium, las campanitas impactan suavemente entre sí provocando un sonido cristalino, profundo, penetrante y único, sus vibraciones se extienden y se expanden más allá del espíritu, congelando el tiempo y reteniendo el espacio para una elevación suprema e infinita, entre sonido y sonido, la vida es solo pensamiento y pureza. El retorno a la realidad, es la dimensión del ser a la pasividad y equilibrio interior. Lo propio ocurre con el palo de lluvia, instrumento rustico, labrado con ingenio y amor; es una melodía que recuerda a una cascada mágica, secreto que desprenden los semillas secas que se deslizan en su interior entre los obstáculos de espinas, el efecto que provocan estos sonidos, dan la sensación de tranquilidad, éxtasis y equilibrio emocional. Esta práctica, en manos de Teresa Laredo, permite aventar el calendario para que el ser humano se encuentre a sí mismo, en esa eterna búsqueda de salud y felicidad.

Estos eventos circunstanciales, tienen plena validez en la vida cotidiana, puesto que la felicidad esta circunscrita a la paz interior y alegría de vivir. La artista, ha conseguido atrapar la belleza rutinaria y recrearla ante los ojos, oídos y sentidos de sus ocasionales pacientes con quienes interactúa, la capacidad seductora de la artista, los lleva “a un acto de conciencia armoniosa y, de salud”. En su libro “El sonido, fuente de vida”, nos dice “que las ondas vibratorias hacen su trabajo simultáneamente en varios niveles, el sonido actúa de manera multidimensional en lo físico, emocional, mental y espiritual, por tanto, su potencial de regeneración es ilimitado; debido a que la música es hermana de la alegría”.

La propia autora está convencida de su vocación por despertar el respeto a la escucha, hasta llegar al silencio, silencio habitado, donde las vibraciones cesan, para elevarse junto al espíritu hasta el ámbito divino, donde existe un apaciguamiento y paz total.

SU OBRA

Ha escrito: Encuentros y Resonancias; El Sonido, Fuente de vida; Más allá de mi misma y Poemas de Vida; todos estos libros han sido traducidos al francés e inglés. Cada uno , esencialmente, es una conducción a la vida plena, organizada por notas musicales. Ha grabado “Impresiones de los Andes en Clavecín”; “Herencia Musical de Clara Schumann”; “Vibraciones y resonancias en Clavinova”; “Concierto para piano y orquesta”; “Del amor, del miedo y del silencio (Orquesta Sinfónica de La Paz-Bolivia)”; “Obra de Imelda Bungo en Forte piano”.

Sus discos con música clásica de compositores bolivianos, contienen a Palmero, Caba, Roncal, Ginastera, Sandi, Vizcarra Monje, Iporre Salinas, Sánchez Málaga, Gutiérrez Illanez y de la propia Teresa Laredo; entre otros.

El

lenguaje

de los

sonidos

MATILDE CASAZOLA

Su mundo es la música, el lenguaje de los osnidos, el poder cautivar, liberar a las almas, el lograr curar cuerpos sufridos, la búsqueda del Bien Sumo a través del arte.

Eligió dos caminos: el de la virtuosa, intérprete de los grandes maestros y el ejercer una terapia a través de la música, de los sonidos, para todos aquellos seres castigados en su morada corpórea. Ambos caminos llevan a una misma meta: la de elevar al ser humano, hacerle descubrir sus potencias dormidas lograr éxtasis.

Ha recorrido muchos caminos Teresa Laredo. Ha desafiado racas de obscuridad; ha vivido intensamente y ha llegado a la comprensión de que su destino es la maravillosa envoltura de los sonidos que llevan a la armonía universal.

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