domingo, 10 de abril de 2011

Sariri, una historia de caminantes y caminos

Este libro, Sariri, los llameros y la construcción de la sociedad colonial, trata sobre caminantes y caminos. Ximena Medinaceli encuentra un punto de vista diferente a los enfoques tradicionales que sobrevaloran el sedentarismo y el urbanismo como estructuradores de la sociedad y hace un seguimiento al papel que tienen en este sentido los hombres que perciben la existencia a través de desplazamientos, conectando las montañas con el Pacífico, la puna con los valles y los centros poblados con la inmensidad de parajes deshabitados, pero cargados de contenidos simbólicos.

A lo largo de la historia, estos caminantes y sus llamas fueron enlazando puntos distantes, dibujando rutas de líneas entrecruzadas sobre la tierra árida del altiplano y los salares, que se proyectaron míticamente hacia las estrellas que protectoras de los rebaños formando constelaciones entre el cielo y la tierra y sacralizando los territorios recorridos.

Pero las huellas de su paso no quedaron solamente en el suelo, sino en la creación de sociedades que se fueron forjando constantemente, con el aporte de actores diversos. La autora investiga las múltiples formas en que los llameros insertan sus actividades en contextos cambiantes, recordándonos que el atiplado boliviano fue, desde siempre, tierra de pastores, lo que implicaba una economía basada en el aprovechamiento del ganado y una forma de vida profundamente diferente a la de los agricultores. El aprovechamiento de los recursos de un medio ambiente inhóspito, la ocupación dispersa del espacio y una constante movilidad muestra las soluciones que encontraron las sociedades de pastores andinos creando una identidad propia y logrando una participación activa en diferentes contextos sociales a lo largo del tiempo.

Identidad. El libro de Ximena Medinaceli parte de un análisis sobre lo que significó la actividad pastoril, ganadera y específicamente llamera dentro de diferentes sociedades andinas, haciendo un seguimiento a los estudios etnográficos e históricos sobre estos llameros, identificados por su actividad frente a otras identidades, como la de los agricultores. La autora remarca que la característica más importante de sociedades pastoriles no estuvo solamente ligada a la actividad económica, sino a los procesos de interacción de estos pastores con lo que Anatoly Khazanov, estudioso de las sociedades nómadas, llama “el mundo de afuera”. El trabajo de Medinaceli muestra la acción de los llameros con ese mundo “externo” y su manera de incidir creativamente en la transformación de ese mundo.

El espacio elegido para el estudio es el sector occidental al sur del Titicaca y las ciudades mineras de Potosí y Oruro. El momento histórico es la Colonia temprana, cuando se estaban forjando nuevas estructuras, nuevos imaginarios colectivos y nuevas reglas del juego entre los actores sociales que participaron en la creación de ese cosmos colonial que —a pesar de tener condiciones políticas y sociales establecidas que implicaban una situación de subalternidad para las poblaciones locales— se vio desbordado por la acción de sectores que, como los llameros, marcaron allí su presencia y su identidad de manera creativa.

El estudio está centrado en la forma en que cuatro diferentes sectores de llameros, de Carangas, Quillacas, Lupacas y de una de las parcialidades de los Soras, los Casayas, se insertaron e interactuaron en el espacio colonial minero de las ciudades de Potosí y de Oruro. Medinaceli resalta dos aspectos: la movilidad y la calidad de mediadores de estos llameros entre culturas y sus acciones como parte protagónica de la construcción de la sociedad colonial.

El eje de este trabajo es la movilidad de los pueblos andinos, inherente a su condición de pueblos pastores, y su rol como conectores de espacios, incorporando necesariamente el papel primordial de la ciudad, la Marka globalizadora.

“La experiencia de las ciudades coloniales fue fundamental porque se construyó a partir de dos visiones de espacio muy diferentes y porque la vida urbana no fue una imposición del sistema colonial, sino una creación colectiva… no solamente una respuesta ante el estímulo de la coacción colonial”, dice Medinaceli, que nos recuerda que una de las construcciones emblemáticas de esta cosmopolita urbe colonial fue (y es) la iglesia de San Lorenzo, construida precisamente por los Carangas, una etnia predominantemente ganadera y llamera que plasmó de esta manera tangible y visual su presencia y la importancia de sus caciques en Potosí, que iban más allá del trabajo en la mita minera.

Huellas. En el propio territorio de los Carangas existen asombrosas construcciones prehispánicas, las chullpas polícromas del Sajama estudiadas por Teresa Gisbert y otras edificaciones posteriores, como la iglesia de Curahuara de Carangas, llamada “la Capilla Sixtina del altiplano” por la excepcional belleza de la pintura mural en su interior.

Pero también la cultura inmaterial de esta sociedad quedó marcada en su inmenso paisaje a través de mitos relacionados con las montañas, los cerros y diversos parajes, espacios que durante miles de años fueron recorridos, pensados, imaginados y cargados de símbolos por los sariri, los caminantes llameros.

El libro de Ximena Medinaceli Sariri, los llameros y la construcción de la sociedad colonial está basado en su tesis doctoral, una investigación que parte de una sólida revisión bibliográfica y que se fue construyendo con fuentes primarias de documentos de archivos históricos como el Archivo de Indias de Sevilla, el Archivo General de la Nación de Buenos Aires, el Archivo Nacional de Bolivia, archivos históricos departamentales y locales y el largo viaje por las zonas pastoriles. El trabajo tiene solidez académica; no obstante, muestra también lo que podríamos llamar una mirada poética al espacio y a sus caminantes, que, sin duda, tiene Ximena Medinaceli gracias a su herencia familiar, por doble línea paterna recibida de Gustavo Medinaceli y de Julio de la Vega, que añaden color y profundidad y que hacen que este libro no esté destinado solamente al mundo académico, sino a todos quienes quieren acercarse de manera más integral a la percepción de este país.

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