sábado, 11 de abril de 2015

Rita Cortez regala la picardía y costumbres chapacas en un libro



La tradición de los Chunchos promesantes, leyendas propias del universo chaqueño e historias picarescas componen el libro “Tradiciones y Anécdotas Chapacas” de Rita Mónica Cortez Jurado que fue presentado ayer en el Salón Auditorio de la Casa de la Cultura como parte de las actividades del festival de festivales, Abril en Tarija 2015.

“La madre de mi padre contaba cuentos con doble sentido, con la chispa característica del chapaco, acompañada con las bromas de mi padre, en cambio mi abuela materna relataba leyendas, mitologías, cuentos de terror y yo quise, con el libro, hacer un homenaje tanto a mis padres como a mis abuelitos”, explicó la autora.
Procedente del barrio San Roque, Cortez, en una primera parte del libro, detalla la Fiesta Grande, desde la vida del santo que da nombre a la zona y a la celebración, los ritos de los promesantes chunchos, del alférez, quenilleros y cañeros, hasta los detalles de la procesión, desde el inicio hasta el día final del encierro.
Si bien no deja de ser interesante esa parte del libro, lo sabroso viene después, con los cuentos de la abuela; por ejemplo, el relato del viborón, ambientado en Itikaguazú, en la zona del Chaco, lugar en el que vivía un Capitán Grande y que tenía un hijo mayor llamado Ivón.
Por ese tiempo era costumbre que los patrones, los hacendados y ganaderos abusasen de las mujeres y niñas indígenas y un día le tocó a la esposa de Ivón. Esta sintió inmensa vergüenza por lo sucedido y se tiró al río suicidándose.

Las historias
Enojado, Ivón le pide a la diosa guaraní Víbora Panza Blanca que le dé poderes para consumar su venganza, esta le hace tomar su sangre y así el hijo mayor del Capitán Grande se convierte en el viborón y, desde entonces, se aparece a la gente blanca para comérselos. La leyenda cuenta que vive junto a la diosa en una ciudad que existe bajo las aguas cristalinas de una cascada que aún existe en el lugar.
En el texto, “El zapallito diabólico”, Cortez brinda cuentos con doble sentido como el de una mujer que hace un pacto con el diablo en la temporada del Carnaval para lucir más hermosa y con ropa costosa, el príncipe de las tinieblas accede al deseo, pero con una condición, acabada la fiesta, se la llevaría al averno.
Llegado el momento, la mujer se arrepiente, pero ya es tarde, el cura del pueblo la excomulga y entonces pide ayuda a la curandera del lugar. “Hija, cómo le vas a tener miedo, si nosotras las mujeres somos la pierna del diablo”, le dice y le aconseja: “Mira, esta noche vas a comer mucho poroto y después vas a ver el “alboroto” y como tienes el cabello largo, despéinate y ponte peladita de cabeza abajo”.
La mujer hizo caso, y en la noche apareció el diablo con la intención de cobrar la deuda y de pronto sintió el “alboroto” y dijo: “Que bicho fiero es este, jediondo, chaska arriba chaska abajo, boca arriba y boca abajo”, a tiempo que escapaba del lugar sin llevarse a la mujer.
Otro cuento versa sobre un chapaquito, que por curioso recibió un hondazo que le sacó un ojo y, por tal razón, se fue a un oculista que le da un ojo de vidrio para tapar el hueco que quedó y le aconsejó que por las noches lo deje en un vaso de agua para lubricarlo, pero que tenga cuidado de no tomárselo.
Sin embargo, al día siguiente de un viernes de soltero, el chapaquito se tomó el vaso de agua con el ojo de vidrio y, al darse cuenta, se fue a consultar al oculista, quien lo derivó a un proctólogo. Este le pide que se baje los pantalones y al estar haciendo la revisión se asusta y exclama: “Dios mío, que barbaridad, hace 40 años que yo veo traseros y esta es la primera vez que un trasero me mira”.



Las facetas del chapaco durante el año

Según la autora, el libro muestra las facetas del chapaco. Una que es respetuoso, temeroso de Dios y la lucha constante entre el bien y el mal y otra la del tarijeño con chispa, su tradición, picardía, bromista, además de sus celebraciones durante todo el año, con las fiestas propias de cada época. “Quiero mostrar que el tarijeño ríe con sus propias bromas y sus propias desgracias tratando de superar los malos momentos que tiene”, agregó.

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